domingo, 8 de marzo de 2015

Poco a poco remonta la Familia Real

Ya en los últimos meses del reinado de Juan Carlos I había un poco de recuperación de la imagen de la institución. No mucho, pero lo había. La cosa era que aunque se hicieran mejor las tareas y con mejor comunicación y ansias de transparencia el titular de la Corona ya estaba quemado como figura pública y política. Ya incluso los hijos habidos fuera de matrimonio guerreaban por ser reconocidos (y hoy en día ya la cosa está en tribunales).

Quedaron muy atrás sus días de apuesta por la democracia y su cintura para que la Transición llegase a buen puerto. Lo veían más como campechano, un anciano de gustos raros que lo único que se dedicaba era a operarse y a encubrir desfalcos por un lado y otro (hija, empresarios, funcionarios propios). Ya en Andalucía las últimas encuestas a los jóvenes indicaban que preferían más la República que la Monarquía, pero por pocas décimas para disgusto de los republicanos más acérrimos. Sin embargo, de manera general en España un 40,8 % se declaraba monárquico. Porcentaje muy bajo sí, quizás el mínimo. En cambio, solo el 34,1 % se declaraba republicano.

Pero fuera de sentimientos, la tendencia siempre era la misma. ¿Qué sistema la conviene más a España? Ahí gana la Monarquía con un 48,4 %, frente a la República con un 33,7 %. Ya he dicho por activa y por pasiva que si bien hay una mayoría ciudadana republicana por pragmatismo y accidentalidad, y unas gotas de sentimiento posibilista, no me lo pueden negar, se prefiere la neutralidad de la Corona en España que la parcialidad de una Presidencia.

Por otro lado, todos pensaban que era momento ya de darle paso al Príncipe: un 60,7% frente a un 29,7 % que indicaba que el Rey debía morir en el cargo. La franja etaria de 25 a 34 años clamaba por este cambio, mientras que la franja de 65 años para arriba indicaba que se respetase la tradición sucesoria.

Pues bien, en junio nos enteramos casi por sorpresa que Juan Carlos I abdicaba de manera escueta. Y siguiendo todos los pronósticos las manifestaciones no duraron mucho, mientras se preparaba contrarreloj la Ley de Abdicación. Casi dos semanas después, era proclamado Felipe VI ante las Cortes Generales. No hubo aclamaciones masivas. Las calles no estuvieron abarrotadas, pero lo mismo pasó con su padre. Solo los convencidos y los curiosos quisieron acudir. En el recorrido a veces se llegaba a una quinta o sexta fila de espectadores y la acotación de la Plaza de Oriente hizo sonreír a algunos que llenaban incluso más espacio en cualquier convocatoria hecha de la noche a la mañana.

Digo que me decepcionó un poco la asistencia. La expectación pedía más presencia. Pero bien es cierto que si hubiese estado todo abarrotado sonaría a fanatismo. Es bueno dar parabienes y felices augurios a los nuevos jefes de Estado, pero en su justa medida, vaya que se lo crean desde el primer día y se olviden de cuáles son sus funciones. Sinceros fueron los agradecimientos en el balcón de Felipe VI, con nuevo estandarte real y todo, y pronto se desmarcó de la política de su predecesor incluyendo a más colectivos (como el LGTB) en sus recepciones, más transparencia, una política laicista y códigos éticos ante los problemas que puedan venir. Incluso el proceso de abdicación había automáticamente desplazado el problema de la infanta Cristina y su imputación: ya no era parte de la Familia Real, así que el trauma se convertía en menor. Eso y que ya no participase en actos de la agenda.

Al mes del nuevo Rey las encuestas daban aumentos vertiginosos. De los encuestados, un 15 % le daba un sobresaliente, un 25 % le daba un notable, un 30 % lo aprobaba sin más y solo un 20,6 % lo suspendía. La Corona volvía a cobrar confianza en los ciudadanos. Pero bien esto podría ser por el cambio de cara, una flor de un día. El mismo perro pero con diferente y joven collar. Bueno, estos pensamientos tuvieron que disiparse cuando al siguiente mes la valoración del Rey subía hasta un 72,3 %, muy por encima de los otros actores políticos. Si bien de casi siempre la Corona había sido una de las instituciones mejor valoradas, lo era por debajo del 50 %. Y el Rey anterior también estaba por debajo del aprobado. Así que una subida espectacular en dos meses. Los consejos de su padre y las nuevas tácticas implementadas por la nueva Reina parece que están dando sus frutos. Veremos cómo van los derroteros cuando se cumpla un año de reinado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Diario de Viaje: Peñafiel (Febrero de 2023)

 Pues casi sin reponernos del viaje navideño a Portugal tocó otro gran viaje. Mi mujer tuvo que ir a un curso a Santander y yo hacía décadas...