viernes, 29 de abril de 2016

Diario de Viaje: Puente Genil (Mayo de 2008)

Un pueblo al sur de la provincia cordobesa que antaño tuvo sus momentos álgidos y hoy poco a poco intenta levantar cabeza. Hoy en día, empieza a ser conocido por sus empresas de iluminación y la gran producción en membrillo, amén de su estrambótica Semana Santa, llena de alegorías a pasajes bíblicos personificados en personas enmascaradas que hacen las veces de los protagonistas del libro más vendido en la Historia de la humanidad.

Enclavado entre el Genil y las estribaciones de la Cordillera Subbética tiene un clima algo más seco que la capital de la provincia cordobesa. El castillo Anzur domina toda la zona y, afortunadamente, ha sido parcialmente restaurado, ya que es uno de los símbolos más importantes del pueblo, aunque está a algunos kilómetros del casco urbano. Hay muchos enclaves en la zona pontanesa que nos remonta a épocas antiguas, como la villa romana de Fuente Álamo y el emplazamiento de Los Castellares (donde se supone hubo una localidad íbera). Sin embargo, es el puente diseñado por Lemoniez, discípulo de Eiffel, el símbolo más fuerte del pueblo, tanto que le da nombre. Este puente pudo unir y consolidar a las dos poblaciones previas.

Miragenil está algo aislada hoy en día, con largas calles y casas antiguas que atestiguan mejores momentos. Ya en lo que era La Puente de don Gonzalo tenemos antiguas iglesias y conventos (incluso con los restos de mártires). La Plaza Nacional al lado del Liceo y del Ayuntamiento tiene ahora más vitalidad y han hecho un camino para recorrer la ribera del Genil, cosa que dinamiza y mejora la calidad de vida pontanesa. Varias casas señoriales dejan paso a la loma donde está el castillo del Cerro de los Poetas, algo derruido y abadonado. Ya está cercado el pueblo de cuestas hacia la zona más moderna, la que posee más población y orbita alrededor de la Matallana. Las iglesias no cejan en este pueblo, destacando la de Jesús Nazareno, que corona una lomita llamada del Calvario donde durante los sábados de Cuaresma está a rebosar de penitentes y borrachines, todo aplaudido por los afamados cuarteles mananteros. El parque de Los Pinos engloba la nueva y completa biblioteca y la Casa Ciudadana, así como un polideportivo que fomenta el deporte (el hockey ha tenido grandes representantes, así como el balonmano).

El pueblo ha crecido bastante últimamente y la crisis poco a poco se supera y la gente vuelve a salir. La actividad de ocio y comercial está en la zona nueva, flanqueada por barrios que solo poseen casas y pocos bares o comercios. Ya al fondo está la estación (sin mencionar la alejadísima estación del AVE).

La oferta cultural y de ocio están aseguradas en el pueblo, aunque la juventud aún se siente algo asfixiada y con ganas de expandirse más. Incluso en las nuevas barriadas hay una nueva piscina para llevar a cabo la natación. Es más, el nuevo estadio de fútbol ahora está viendo a un revitalizado Salerm, aunque creo que es imposible que haga como sus ancestros y llegue a la 2ª División. Ay, los botellones y los retales que mueven, por diferentes motivos, a la gente de manera masiva. Tapeos y senderismo, combinación algo rara, pueden ser posibles en este pueblo.

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