martes, 25 de abril de 2017

Marchemos por la Ciencia

Está caliente aún la movilización a nivel mundial de científicos y ciudadanos en general marchando por la Ciencia, por una inversión digna y por su inclusión en la política. Y es que estamos atravesando tiempos oscuros donde las tesis religiosas y el ufanarse de no tener idea sobre Ciencia (recordemos ese antiguo jugador de baloncesto todo seguro diciendo que la Tierra es plana) están de nuevo de moda. Y más con el nuevo presidente de la primera potencia mundial poniendo en entredicho todo avance científico que asegure la existencia del cambio climático. ¿Ingenuidad o intereses económico petroleros? Todo puede ser.

Y esta vez me ha pillado con pensamientos funestos sobre esta rama del saber. Investigar cada vez es más difícil, pues las modas y los intereses económicos te proponen unos caminos que, si no los sigues, encontrar financiamiento se hace imposible. Y también el tema de la meritocracia, que debería ser el motor de este campo, está siendo relegada al nepotismo y a la endogamia académica. Si no te promociona hoy en día un buen padrino no vas a llegar lejos, por mucho que valgas. Es una realidad muy dura y triste a la vez.

Cada vez más el mundo académico se está convirtiendo en un negocio estrafalario. Publica varias veces al año. Algo endeble si puede ser, porque estar años para crear una publicación impactante ya no se estila. Junta regalitos, como los que tienen empleados de algunos restaurantes de comida rápida, para creerte mejor que los demás; aunque lo sigas llamando índice-h es más una zanahoria atada a un palo para que sigas corriendo. Fuera de ese mundo nadie sabe si lo que haces es espectacular o mediocre, así que no te creas la deidad o el desecho de tu campo, por favor. Existen trucos para desvirtuar esas clasificaciones luego no es un indicador de que eres bueno o malo, nadie es bueno o malo en términos absolutos. Lo que sí existen son desalmados que su único afán es ganarse un hueco pero no por investigación, sino destruyendo a sus compañeros, trepando sobre sus cabezas y adulando a algún superior para conseguir unas migajas de éxito por el abuso de los demás, con plagios o deshonestidad incluidos.

Yo creía que lo importante era crear conocimiento y difundirlo. Y usar las investigaciones que te ayudan a avanzar. Ahora resulta que existe un protocolo para crear referencias que hunden a las publicaciones que están empezando y resaltan a los gigantes del negocio que, sin apenas hacer nada (los que escriben no cobran y los que evalúan tampoco), ganan millones íntegros al mes por vender conocimiento. Y si se plantea difundirlo gratis, como esa web rusa, intenta destruir a su creadora con todas sus fuerzas.

Publique en tal o cual cuartil. Publique en tal o cual factor de impacto. Quizás tuvo sentido cuando las publicaciones venían en números impresos: si no publicabas en algo que comprase la gente, difícilmente te van a citar. Pero ahora, con los poderosos motores de búsqueda, escribiendo las palabras clave que necesitas ya es suficiente para encontrar artículos vinculados a tu campo. El factor de impacto y toda la parafernalia adosada ha muerto, pero muchos se niegan a reconocer que el cadáver hace tiempo que huele.

Si te gusta la Ciencia, si te quieres dedicar a ella, piensa que su definición no es su aplicación. Muchos intereses la están desvirtuando y solo voluntades férreas pueden revertir esta situación. La Ciencia básica no es la vaga que siempre relatan y la Ciencia aplicada no es la solución a todo mal. No hay extremos, por favor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Diario de Viaje: Peñafiel (Febrero de 2023)

 Pues casi sin reponernos del viaje navideño a Portugal tocó otro gran viaje. Mi mujer tuvo que ir a un curso a Santander y yo hacía décadas...