domingo, 7 de febrero de 2021

Diario de Viaje: Badajoz (Enero de 2020)

 Lo bueno de no beber mucho en Nochevieja es que no tienes resaca en la mañana de Año Nuevo. Ya relaté el buen paseo de dimos antes de abandonar Portugal y tirar de nuevo por autopistas de peaje hasta cruzar la frontera. El camino también es hermoso y ves algunos pueblos en lo que te da gana parar y recorrer. Otra vez será. Antes de cruzar la frontera intentamos llegar a una gasolinera para repostar gas natural pero aún estaba en obras y nos quedamos con la miel en los labios.

Satura que tras la frontera al entrar en España por el puente sobre el río Caya y te indique todo y casi al instante el desvío que tienes que tomar para entrar en Badajoz. Entramos por la zona del hospital, todo bastante reciente y amplio y llegamos a cruzar el gigantesco río Guadiana y aparcamos en un lugar tranquilo, justo para ponernos a pasear en una ciudad que estaba bien tranquila.

Lo primero de todo era encontrar algún restaurante abierto para almorzar porque cruzar la frontera pierdes una hora. Hubo suerte y pudimos comer en la terraza una buena sepia y una copiosa ensalada. Con esa energía ya nos pudimos poner a recorrer el centro de Badajoz llegando al Real Convento de Santa Ana y al edifico de La Giralda, con una recreación bastante bonita de la joya sevillana en el edificio con tintes árabes.

Los paseos nos llevaron hasta la Plaza Alta, con uno de sus lados mirando hermosamente a la Alcazaba, que domina el paisaje de la ciudad. Al pronto seguimos callejeando hasta ver la muralla de la ciudad y el Baluarte de la Trinidad. Más pasos hasta llegar a la pequeña catedral y al ayuntamiento, donde ya se podía ver más gente paseando y merendando en el primer día del año.

En la vuelta llegamos hasta la coqueta Puerta de Palmas y caminamos en la ribera del río. Ya el sol estaba bajo y había que moverse hasta la siguiente parada, donde habíamos reservado el hotel.

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