sábado, 22 de febrero de 2020

Ideas sobre la España vaciada

De unos cuantos meses a esta parte el tema de la España vaciada ha crecido como la espuma y el debate ha llegado para instalarse. Quizás no sea solo un tema español, sino humano, ya que históricamente la migración siempre se ha dado, con escasas excepciones, del campo a la ciudad. Y hoy este problema está compartido por varios países. Es más, las previsiones de los organismos mundiales dan por hecho que el porcentaje de la humanidad en ciudades será mucho mayor que el de humanidad en el campo.

En el caso de España esto parece que da con fuerza desde la década del '60 del siglo XX, con la industrialización y complejización de las ciudades y el área metropolitana. Hoy incluso las antiguas ciudades dormitorio colindantes con la gran ciudad se han convertido en núcleos de población autónomos y, por ejemplo, en el cinturón sur de Madrid hay municipios mucho mayores que varias capitales de provincia.

El ministro Castells llega con una idea novedosa en España, que no fuera: repoblar el interior (mejor decir la España vacía porque, por mucho que pese, Madrid está en el interior) con nuevas universidades o campus de estas, obligar a mover sector servicios e inmobiliario en zonas con despoblamiento con jóvenes. Por un lado, la descentralización es un buen paso a dar, deslocalizar e ir ignorando el concepto de hipercentro para repartir población por muchos lugares, los cuales se reactivarán y renovarán. Muchos jóvenes valorarán donde están y se involucrarán; otros tendrán el efecto contrario.

Lo que es importante es el tema infraestructura. Hay que intentar evitar e sistema radial donde siempre hay que pasar por Madrid para ir de norte a sur o de este a oeste. Generar una tela de araña tanto en carreteras, vías, comunicaciones portuarias, sistemas de energía, telecomunicaciones, etc. Un campo con un buen Internet puede convencer a gente para quedarse allí para montar y gestionar on line su emprendimiento. Unas buenas comunicaciones, con transporte privado y público entre comarcas puede ayudar a decantarse por una capital de provincia y no por una gran urbe. ¡Y generar la costumbre de que una teleconferencia puede tener igual o más valor que las tradicionales reuniones cara a cara!

También me parece importate desmitificar la vida en el campo y atender realmente sus necesidades. Desde la ciudad puede que se desdeñe la cultura de campo, pensando que el urbanita es más sensible, más inteligente, más estudioso y más avanzado que uno de campo. Eso, evidentemente, no es así. Hay que derribar mitos, quizás por ambos lados (no olvidemos que muchos pueblos tienen pavor a ver foráneos instalándose en la casa de al lado). Hay que atender a los que viven en pueblos lo que necesitan realmente: no vale un despotismo ilustrado desde la ciudad. Hay que revalorizar el mundo agropecuario, agicultura y ganadería son trabajos que necesitan mucho esfuerzo y son de gran importancia en nuestra sociedad. Discriminar a esta gente y remunerarlos de manera patética no va a incentivar a muchos jóvenes que pueden acercarse a este mundo.

Ya que estamos, los hipercentros se forman por la acumulación de industria, la gente se acerca a esta y esos núcleos terminan llevándose buena infraestructura aeroportuaria. ¿Por qué no desincentivar la gran acumulación industrial en unos pocos polos? Quizás, con una buena infraestructura de transporte y comunicación no es necesario que toda industria deba estar, a la fuerza, a unos pocos minutos de Barajas o El Prat. Quizás unas leyes que obliguen a una provincia a no acumular no más de X industrias (o empresas, no sé) o que no puedan sumar un determinado valor de PIB... No sé, puede ser buen punto ponerse a pensar eso, ¿no? E intentar evitar que se queden siempre en la frontera provincial para estar fuera pero estar prácticamente dentro. Para el caso de Madrid puede ser interesante, al acumular todas las estructuras estatales, que se convierta en ciudad autónoma y el resto de la comunidad de Madrid podría incorporarse como provincia a Castilla-La Mancha (con Castilla la Nueva esto era así pero las peticiones de trato especial de la capital iba a descompensar mucho la nueva autonomía y entonces se decidió el reparto actual). O repartir las instituciones estatales por todo el país (parto de la idea de un Senado de España en Barcelona). O que la capital de la autonomía madrileña no sea Madrid, al estilo de Mérida o Santiago de Compostela, que no son capitales provinciales pero sí autonómicas...

¿O apuntar directamente a los beneficios fiscales? Si las grandes capitales no pudiesen tener ventajas fiscales quizás una industria le daría completamente igual poner su sede aquí o allí. Ya que hoy en día el tema está sobre la mesa es importante empezar a generar ideas y ver su viabilidad. Mejor ahora y no dentro de unas pocas décadas cuando todo esté más descompensado. Mejor prevenir que curar.

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