domingo, 13 de junio de 2021

Madrid: tablero de batalla

 No debería ser así, pero estas elecciones regionales han calado profundamente en todos los medios de comunicación. Vale que Madrid es la región más rica de España y que contiene a la capital y su peso e importancia no es desdeñable pero es raro que opaque al resto de noticias, incluso de otras autonomías bien alejadas. Ojalá (quitando a Cataluña) se siguiese de manera tan apasionada toda elección autonómica.

Todo esto ha sido como un efecto mariposa: algún político caradura se saltó el orden de vacunación en Murcia, que generó un escándalo en el Gobierno murciano y fue aprovechado por Ciudadanos para dar un golpe de efecto y descabezar algunas autonomías donde participaban del gobierno para consolidarse o gobernar ellos. Madrid era un caso de este tipo y Ayuso movió las piezas rápido para evitar el trampolín de Ciudadanos con Aguado. Hubo lío desde el principio porque casi a la vez que se convocaban elecciones la Asamblea pedía una moción de censura. Todos atentos a ver qué declaración tenía prelación sobre la otra. Y no era baladí, ya que en una moción de censura el PP no tenía oportunidad de aguantar en el poder tras varias décadas ejerciéndolo. Yo, sinceramente, cuando un partido gobierna un lugar décadas prefiero que llegue otro que rompa las tendencias, airee las instituciones y consolide la alternancia política (ya me conformo con la alternancia, no con la alternativa). Que sí, que quizás el nuevo partido quiera hacer más de lo mismo o barrer para su casa pero al menos durante una legislatura como mínimo rompe la tendencia de enquiste de un partido en las instituciones, tal y como pasó en Andalucía o la Comunidad Valenciana.

La campaña ha sido muy bronca, Pablo Iglesias hizo un movimiento sorpresivo y se presentó como candidato por Unidas Podemos. Yo sé que este hombre no da nunca puntada sin hilo y que vería algo que el mortal común no veía. Y no, no era un pacto con un Gabilondo que ni su partido lo tenía en estima, sino que se iría dignamente de la política a surcar una nueva aventura laboral. Ciudadanos quiso también dar un golpe de efecto con Edmundo Bal pero desde la salida de Rivera y su deriva previa el partido va de capa caída y no creo que pueda remontar. Ya se sabe, quien a hierro mata a hierro muere.

El éxito de Ayuso (ha sacado más de un millón de votos de ventaja al segundo) ha sido que se articuló como oposición al presidente Sánchez. Generó la diatriba de socialismo o libertad, vinculando libertad a que haya bares abiertos y poca cosa más. Recordemos que en lo que iba de legislatura apenas el PP aprobó leyes. Quien puede salir escaldado es Casado, ya que si Ayuso se confirma como «baronesa» y mayor enemiga al Gobierno central, queda su postura muy en entredicho. Otro punto a favor es que, a mi juicio, ha roto el tablero de los que muchos llaman jocosamente la «PSOE state of mind»: la política se plantea según el ideario del PSOE, o lo apoyas o no, pero siempre siguiendo su marco ideológico como punto de encuentro para el acuerdo o el desacuerdo. O sea, entrar en el juego del contrincante. Por ejemplo, la tildaron de facha y siguiendo esta «PSOE state of mind» debería decir que no y demostrarlo para intentar congraciarse con unos votantes que nunca la votarán. Sin embargo, ella aceptó el adjetivo tomándolo de insulto sin sentido porque se lo ponen a todo el mundo. ¿Resultado? Sus votantes llenos de orgullo y los votantes que nunca la votarán hiperventilados. Al romper el tablero su victoria se allanó al máximo. Eso sí, no creo que esta táctica de Ayuso sea extrapolable a todas las comunidades autónomas. O sea, con el mismo discurso vacuo y contestatario no creo que llegue a Moncloa.

Gabilondo, una voz mesurada y dialogante, no ha tenido espacio en esta campaña bronca y plagada de falacias. No supo afortunadamente entrar en el barro y esto unido a que el PSOE en la campaña lo hicieron ver como un reflejo del Gobierno nacional ha recibido mucho castigo, perdiendo lugares como el cinturón sur de Madrid, foco de las grandes ciudades dormitorio de fuerte tradición socialista. Han llegado a ser tercera fuerza y ahora solo espero una larga época de reflexión y saneamiento. Quien a tomado la posta ha sido Más Madrid, el partido que Carmena y Errejón fundaron hace unos años. Un partido más joven, con nuevas caras, con una ideología ecologista y planteamientos de izquierda renovados (o atractivos para el votante de izquierdas urbano) han dado el «sorpasso». Mónica García, a pesar de descubrirle que había inventado títulos para su CV, pudo sortear las críticas y plantear una alternativa y se han ganado el primer puesto de la oposición. Pero su razón de éxito también es su mayor lastre y espero que no caigan en los cantos de sirena de darle un salto a la política nacional. Como ejemplo, en el Congreso solo hay 3 diputados de Más País y creo que uno de ellos es de Compromís. Sea lo que fuere, incluso se está viendo como alternativa a Podemos, que ha quedado muy quemado de su travesía por el Gobierno de coalición.

Pablo Iglesias, muy bronco siempre, ha terminado por frenar la progresión de Podemos. Muchos votantes entusiastas han quedado desencantados con el tiempo porque muchos lo que querían era un sillón y el partido parecía que era una agencia de promoción de tus aliados. Muchos votantes se han decantado por la competencia, Más Madrid. Además, la campaña también se ha visto desde un punto de vista nacional y mucha participación quizás ha sido para castigo. Podemos creo que ya le cuesta mucho conectar con el electorado que lo llevó al éxito. Si bien al principio fue receptor del voto bronca su mensaje de transparencia, renovación, del 15-M en la política, de los de abajo contra los de arriba, fue transmutando poco a poco hacia una versión renovada de Izquierda Unida. Y creo que es por la base de IU que Podemos va a poder aguantar más tiempo porque ha quedado desvinculado en autonomías fuertes como alternativa de izquierdas o como partido de aspiración confederal.

Vox ha jugado como siempre y ha recogido los frutos esperados. No propusieron nada, no articularon nada, sino que jugó sucio atacando sentimientos: carteles capciosos contra los menas, promesas irrealizables, falacias, ataques personales. Buscan lo de siempre, soltar una burrada para que prensa y partidos hablen de eso, marcando por tanto la agenda política de la semana. Los sucesos de Vallecas son buen ejemplo: se les deja hablar pero con 0 cobertura mediática y le pasa como con el resto de barrios madrileños a los que fue, o sea, tuvieron una escasísima audiencia de cuatro fanáticos. El problema que nadie quiso ver es que Vox ahora es el receptor del voto bronca y ha salido con numerosos apoyos en muchos lados. Muchos creían que eran fuerza mayoritaria en barrios de alto poder adquisitivo. Al contrario, ha sacado resultados espectaculares en zonas empobrecidas, en barrios obreros y en grandes ciudades dormitorio. Toque de atención a la izquierda, que le están comiendo la tostada y ganándose a los que tradicionalmente eran sus votantes.

¿Y C's? Nada, su jugada de asaltar los cielos les ha salido rana. Querían poder y solo les queda ver dónde van a saltar para seguir chupando de la política.

Menudos dos añitos nos esperan...

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