sábado, 11 de mayo de 2013

Diario de Viaje: Vertou (Marzo de 2013)

Un día soleado y con buena temperatura en Nantes no se ha de desaprovechar, por lo que decidí atravesar la ciudad hacia el arroyo Sèvre nantés. Lo bueno de esta ciudad es que tiene sitios verdes amplios y muy bien cuidados y la gente los aprovecha para caminatas.

Tras encontrar la desembocadura me dirigí hacia el camino arbolado de la ribera, con su enorme vegetación, altos árboles que configuran bosquecillos y hiedras que se suben a cualquier lado. Al principio este paseo se conecta con parques de varias edificaciones pero mientras más profundizaba y pasaba campos deportivos el aspecto era más agreste y cuál fue mi sorpresa de que se señalizaba el Camino de Santiago. Llegué a caminar hasta que el sendero se convirtió de asfalto, llegando a un parque del pueblo colindante de Vertou. Lleno de gente y niños jugando por doquier. Seguí adelante en un intento de llegar al castillo de la Frémoire (enclavado en viñedos), pero subestimé las escalas del mapa y tras hora y media de caminata solo llegué a la mitad del recorrido, por lo que descansé y retomé el camino a casa.

Pero cuando volví al jardín no me pude resistir callejear por Vertou. Pueblo muy tranquilo, quizás ciudad dormitorio. No encontré (iba sin mapas detallados) sitios de interés, pero callejeé para ver edificios típicos modernos y una pequeña urbanización con jardines. Cansado ya intenté volver al río, pero me fue imposible: no había ningún camino que se dirigiese hacia él. Tuve que seguir una carretera supuestamente paralela al Sèvre nantés pero por más que caminaba no encontraba nada que acortase. Pensé en dar media vuelta y desandar pero un cartel que indicaba que estaba entrando a Nantes me relajó. Solo era cuestión de terminar. Y cuando andaba decidido de seguir dicha ruta encontré un desvío hacia el riachuelo, por lo que pude volver más cómodo hacia el punto de partida.

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