sábado, 25 de mayo de 2013

¿Por qué se llama Andalucía así?

Pues muy sencillo, en principio, claro. La palabra Andalucía proviene del español del barroco (o por fechas próximas): Andaluzías. Es decir, la zona de España que englobaba los cuatro reinos, antecedentes de las provincias decimonónicas: Sevilla (con Sevilla, Cádiz y Huelva), Córdoba, Jaén y Granada (con Granada, Málaga y Almería). Es más, en los tiempos tras la Reconquista se distinguía claramente entre Andaluzías (zonas del valle del Guadalquivir) y Granada (la zona montañosa, último bastión de los nazaríes).

Yendo un poco más atrás se sabe de dónde viene el término Andaluzías. Sí, del árabe al-Ándalus. Era la zona de la península ibérica dominada por los musulmanes, aunque en un principio se usó para denominar toda la región (como los musulmanes casi la ocuparon toda se confundían con normalidad términos) al sur de los Pirineos. Los andalusíes vivieron en el emirato, califato o taifas, incluso con almorávides y almohades, donde existían tres religiones que más o menos se llevaban (un logro de aquella época, que aunque hoy haya sido superado siempre pecamos de comparar las cosas con lo que pasa hoy).

Pero yendo un poco más atrás, ¿de dónde proviene el término al-Ándalus? Ahí la cuestión es más difícil de resolver, incluso hay varias teorías que con el tiempo han ido ganando más o menos peso, o han sido descartadas. Los historiadores musulmanes de la época inciden que andalusí sería un término para un pueblo penínsular muy antiguo, anterior incluso al bíblico Diluvio Universal. Los historiadores cristianos del momento, cuyas ideas llegaron hasta bien entrado el siglo XX, indican que es una deformación del término vándalo, puesto que estableció este pueblo un reino en el sur peninsular en el siglo V, aunque de tan corta duración que se hace difícil creer que quedó grabado a fuego en los hechos del momento y que pasaron con fuerza a la posteridad.

Otra opinión que tiene en la actualidad mucho peso es que los cronistas árabes supusieron que las tierras ibéricas eran en realidad la Atlántida que popularizó Platón. Los árabes usaron el término en el contexto geográfico, o sea, Atlántico, por lo que hacían referencias a estas tierras como la Isla del Atlántico (Yazirat al-Ándalus) con su mar circundante. No hay que olvidar que este mítico continente estaba situado en el norte y rodeado de mares, por lo que los beréberes y musulmanes, al llegar al sur y desconocer (o considerar que estaba muy lejos) el paso de tierra hacia el continente europeo, lo consideraron como una isla norteña. Los restos arqueológicos romanos y anteriores pudieron confirmar a algunos que era la auténtica Atlántida. Sin embargo, siempre hubieron otras posturas que ponían a la Atlántida aún más al oeste, puesto que la península ya era conocida en el pasado por fenicios, griegos, cartagineses y romanos. Es más, en el año 716 ya se emitían monedas árabes donde a la par del nombre al-Ándalus aparecía el término visigodo Spania, por lo que era muy inverosímil que aceptasen a pies juntillas que ese era el continente destruido por las aguas del mar.

También existe una hipótesis un tanto inocente, basada en que al-Ándalus viene de una deformación de Bética, es decir, la romana provincia de la Baetica que podría coincidir con la Andalucía actual, más zonas de Extremadura, Murcia y Castilla-La Mancha. En tal deformación se llega al sonido Vandalucía o Vandalia, aprovechado por los vándalos y de ahí retomando una explicación explicada más arriba.

Pero la teoría más actual y con visos sólidos y creíbles es otra. Juega con el concepto de que los árabes tienen como vocales cortas la a, la i y la u, por lo que la presencia de la e y la o podrían quedar ocultadas por la pronunciación árabe. Y esto y la adición sistemática del artículo determinado al son puntos fuertes. Pero ¿y el núcleo? Según etimologías de lenguas germánicas y ciertas crónicas antiguas, los visigodos llegaron a Hispania (su Spania) y sus altos cargos nobiliarios, eclesiásticos y militares se dedicaron a controlar las tierras. Como eran nuevos y con la venia de los romanos por ser federados se hizo un sorteo en que los godos determinaba qué persona era dueña de qué tierra y sus productos. En gótico este hecho se dice landa-hlauts y significa tierra de sorteo, tierra de suertes, lotes o repartimientos. Un árabe debería escuchar esta denominación quizás como landalós, que quedaría entonces como Landalús, más su artículo al inicial. O sea, al-Landalús o al-Andalús. Quizás el tiempo y los nuevos dialectos hicieron que la palabra aguda pasase a ser esdrújula, obteniendo el término tan famoso y estudiado.

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