lunes, 15 de julio de 2013

Diario de Viaje: París (Abril de 2013)

Pues decidiéndome en última instancia y cruzando los dedos para que no lloviese en ese fin de semana decidí visitar a Lucio y Cintia, que estaba unos meses en la capital de Francia. Pero no hay problema que no resuelva la alta velocidad ferroviaria y, aunque daban mil pitidos a cada partida, pude llegar por la noche a la fría y populosa París. Enorme la estación de Montparnasse, en serio, más de cinco minutos hasta llegar a la zona de espera. Tras eso y conocer el lío de metros y tranvías logré llegar a las residencias universitarias, enormes y fascinantes y descansar hasta la mañana para hacer paseos titánicos, como de costumbre.

Por la mañana ya temprano fuimos en primer lugar al imponente Arco del Triunfo, descomunal, es como el trozo de una catedral. No me lo esperaba tan enorme, la verdad. Sus grandes esculturas y las batallas ganadas te dejan sin aliento. Tras eso un paseo por los Campos Elíseos y ver cómo está de caro todo y la cantidad de coches deportivos por metro cuadrado. En un momento vimos un museo y cruzamos por allí para llegar cerca de Los Inválidos y callejear un tiempo hasta llegar al Campo de Marte y pararnos a comer un rato ante la enorme Torre Eiffel, custodiada hasta la histeria por jóvenes militares armados hasta los dientes. Miles de personas y unas bases imponentes. Por supuesto, hicimos el camino por las escaleras llegando cada vez a un punto más frío y más alto. Claro, no faltaban los restaurantes y cines elitistas a esa altura. Y en la cumbre hay unas figuras realistas de cera de una entrevista entre Eiffel, su hija y Edison. No tiene precio.

Una vez bajados recorrimos el Sena y una parte de dentro de la ciudad con su característica arquitectura de techos inclinados y fachadas repletas de balcones de una ventana. Finalmente, llegamos a la Plaza de la Concordia con el enorme obelisco y los edificios de inspiración griega de la zona y visitamos la Madeleine que parecía un templo romano y con decoración excesiva. Cruzamos con rapidez los fríos y ventosos Jardines de las Tullerías y fuimos viendo la enormidad del Louvre roto por esa pirámide que aporta poco o nada. Tras atravesarlo, no daba tiempo a echar un ojo a las pinturas, llegamos a la plaza del Ayuntamiento y pudimos ver un poco la torre de Santiago y la próxima Conserjería para pasar a la antiquísima catedral de Notre Dame y descansar un poco ante su gran fachada y sus decenas de gárgolas. Tras un descanso rodeamos la catedral y salimos de la islita para comer un poco por el Barrio Latino y volver a la residencia para ver una película y descansar.

Temprano nos fuimos a la zona del Molino Rojo (Moulin Rouge) y subimos poco a poco al Sagrado Corazón (Sacré-Coeur) y pudimos ver lo coqueta y blanca que es mientras se observa la panorámica de la ciudad. Un paseo por Montmartre, que ya hace tiempo dejó de ser un centro de bohemios para ser una zona muy cara, y nos decidimos bajar al centro de la ciudad bordeando el canal de San Martín, con sus esclusas y puentes movedizos para dejar paso a los barcos turísticos. Al llegar al punto donde se soterra fuimos hasta la plaza de la República atestada de obras y de allí nos orientamos hasta llegar a la plaza de la Bastilla, con su pilar enorme lleno de dorados y banderas tricolores. Y como estábamos cerca, volvimos a pasar cerca de Notre Dame y dar una vuelta por el Barrio Latino hasta el Panteón (que no entramos porque estaba de restauración y el péndulo lo desinstalaron) y nos movimos cerca de la fachada de la mítica Sorbona.

De ahí caminamos un rato más hasta los enormes y cuidados jardines de la plaza de Luxemburgo, ante la mirada del rascacielos del Montparnasse y descansamos con el poco de sol que asomó y mirando a los niños que jugaban con sus barcos en una fuente. Espectacular y que te obliga a recrear la vista ante tanto árbol y palacete. Ya solo me dio tiempo de dar unas vueltas más y comer en un restaurante japonés antes de volver a la residencia por la maleta y llegar a la estación de Montparnasse y hacer un cansador viaje de vuelta hacia Nantes.

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