jueves, 24 de marzo de 2016

Los otros 11-M

Doce años ya del cruel atentado en España. Si bien los ataques terroristas no son un invento del siglo XXI, hoy en día son más truculentos, más perversos, más crueles y más frecuentes. Vaya mierda de mundo.

Si bien año a año se va aplacando el estruendo de las detonaciones y los políticos lo ven más como un ritual, el mundo se ve azotado por los que quieren imponer su cultura. Una cultura de corte medieval pero con ideas que fueron revolucionarias en la ya lejana Edad de Bronce. Quieren devolver a la humanidad al pensamiento único y a un estado tecnológico comparable con el de hace más de mil años. Pues no, señores, no comparto su concepto de civilización.

Hace poco París fue devastada, al igual que Turquía y más recientemente Bruselas. No olvidemos tampoco Egipto, Nigeria, Siria, Chad, Túnez, Irak y Costa de Marfil, amén de otros países. Los muertos no le vienen bien al espíritu progresista. Ni al espíritu pacifista.

El ideólogo de París, Abdeslam, fue capturado y como represalia han quebrado (o intentado quebrar) los cimientos de la Unión Europea, golpeando en su capital. Sí, los vendedores de armas no se preguntan para qué las quieres, solo que pagues. Sí, incluso los políticos europeos han hecho la vista gorda para ganar una paz frágil y relativa, pero útil para sus votos. Solo el depravado de Aznar quiso hacer la guerra por aumentar el 'honor' de España en el concierto internacional. Nada de apoyo militar, nada de retener atacantes o misiones humanitarias, sino su ego era el que obligaba a avanzar a las tropas.

Ahora saltan las alarmas. El Grupo Islámico Combatiente de Marruecos asesoró a los terroristas que atentaron en Atocha. ¿Dónde residían? En Bélgica. Sharia4Belgium fue un grupo de opiniones radicales que dio el paso al terrorismo y apenas hoy puede ser frenado. Sí, en Bélgica. El 25 % de los terroristas que atacan zonas europeas provienen de Bélgica. Muchos se refugiaban en barrios marginales de la capital y desaparecían bajo el radar de las autoridades. Incluso los expertos indicaron una y otra vez que Bélgica era como una especie de santuario para los terroristas. Ceguera provocada para crear una ilusión de paz. Mientras ataquen fronteras afuera... Incluso las policías, valonas y flamencas, tienen tirria de colaborar entre sí. ¡Cuánta información trascendental perdida por una tontería!

Ya no vienen de fuera, ya no buscan venganza por la devastación de su casa. Son jóvenes, descendientes de migrantes, que sienten discriminación y una falta de trabajo brutal. Son jóvenes captados por imanes radicales que les llenan la cabeza sobre alguien o algo que sí los ama. Y entonces se atreven a rezar por sus pérfidas metas, a atentar contra inocentes, se atreven a suicidarse, y, lo peor de todo, se atreven a sonreír mientras lo hacen.

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