jueves, 1 de octubre de 2020

Diario de Viaje: A Acea de Meire en Allariz (Agosto de 2019)

Cerrando el círculo para llegar al coche. Una vez atravesado el río Arnoia tocaba seguir el sendero pero la sorpresa fue que muchas partes del sendero (marcado, por supuesto) tenían echados alambrados para contener al ganado. Es muy loco que ignoren por completo que los pasos de senderismo están ahí por algo, incluso hay algunas triquiñuelas para que valles todo y dejes una especie de puerta que solo puedan cruzarlo las personas. Pero para más complicación, ¡el alambrado estaba electrificado!

Dar media vuelta no era opción, así que me llevé algún que otro chispazo. No era muy fuerte pero la sensación era poco agradable. Por suerte pudimos atravesar todo sin apenas problemas y nos metimos a callejear. Son casas más modernas, de un piso o dos, todo muy tranquilo y con ese aire arquitectónico que no puedo definir pero creo que es esencial en Galicia. Cuando llegamos cerca de la carretera nos internamos en otro sendero que estaba poco cuidado, lleno de malas hierbas, pero que te dejaba de nuevo en Valverde, al lado del coche. Cruzar entre muros de piedras para ver a lo lejos el coche. Muy buena sensación.

De vuelta en Allariz había que encontrar un restaurante con la cocina abierta a esas horas. Lo logramos in extremis, incluso nos dejaron entrar al interior con la perra. Comimos como si no hubiese un mañana y los platos, típico de Galicia, eran más que generosos.

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