lunes, 12 de octubre de 2020

Diario de Viaje: La Guardia/A Guarda (Agosto de 2019)

Atravesando varios lugares en coche llegamos hasta la misma desembocadura del río Miño. Intentando aparcar llegamos justo hasta el paseo marítimo. Menos mal que era temprano y aún había sitio. A Guarda tiene una pinta espectacular, el océano Atlántico por un lado y el verde monte Santa Trega con lo que supongo que son los restos de un castro (no subimos, ya quedé sin energía y queda como cosa a hacer para el futuro) dejan una localidad con edificios altos y muy estrechos y que vive de cara al mar, como no podía ser de otra manera.

Caminamos por el paseo marítimo en un día algo nublado aunque después se despejó y llegamos hasta unas rocas gigantes y nos paramos a recargar las baterías con la brisa salada, el sonido del oleaje y un caliente mate. Tras esto paseamos por el museo del Mar que parece un antiguo fuerte reacondicionado para cosas menos bélicas. Había bastantes murales y parques de juegos infantiles, o sea, es un pueblo animado que se mueve para todos sus habitantes. Estaban las típicas casonas gigantes con jardín y todo y algunos restaurantes con los menús típicos de la zona. Y el embarcadero atesoraba naves de distintas banderas.

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