miércoles, 29 de febrero de 2012

Un pueblo indignado

Siempre han dicho que las maneras de dominio del sistema son fuertes y que te van amodorrando las ideas y convirtiéndote en un borrego, pero cuando la presión es demasiado fuerte y la gente se desespera no puede haber otra solución que salir a la calle a protestar. Si somos la generación mejor preparada de la historia de España y a la vez con el futuro más incierto no es para quedarse quieto. La Generación X de los '80 pasó y ahora nos tachan a todos de Generación Ni-Ni. Puede ser que haya muchos adeptos a este grupo, pero la mayoría lo que quiere es independizarse y trabajar, vivir con buen sueldo evitando el trabajo en negro explotador y con pisos fuera de la burbuja inmobiliaria que infla todo más allá de lo que realmente cuestan las cosas.

El 15 de mayo de 2011 se vio una explosión de protestas en España, que pronto se extendió a varios puntos de Europa y América, sobre todo en Londres y Nueva York. Los ecos de las revoluciones árabes cruzaron el Mediterráneo y mucha gente joven y no tan joven iniciaron una revolución a su manera. Abanderados por el librito ¡Indignaos! de Stéphane Hessel, un franco-alemán que luchó en la Segunda Guerra Mundial contra el fascismo y que participó en la redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, donde envalentonaba a la juventud a no conformarse con la vida opresiva que tenían y que protestasen (junto a su nuevo libro ¡Comprometeos! que aboga por vincularse a causas y actuar), la gente ocupó la Plaza del Sol de Madrid, así como muchos puntos estratégicos de la geografía del Reino. Colectivos se forjaron al clamor, como Democracia Real Ya o Plataforma 15-M que a día de hoy siguen moviéndose.

Los planteamientos no eran nada raros, se podían encontrar en antiguos programas electorales de Izquierda Unida o de Unión, Progreso y Democracia. Los indignados pedían un sistema electoral más representativo (la ley D'Hont es súmamente injusta) que el de 1977, que las listas a los partidos políticos sean abiertas, que se luche contra la corrupción, que haya un referendum sobre la permanencia o no de la Monarquía, que los sindicatos se subvencionasen por cuotas de afiliados, que el Estado sea laico y se desvincule de la Iglesia, que haya reformas constitucionales que garanticen igualdad, que se consulte más al pueblo y que los políticos no se olviden durante cuatro años de lo que prometieron, que la Justicia ha de ser independiente, rápida y sin vericuetos, que el bipartidismo no sea la norma imperante, que se revise la labor del Senado, que desaparezcan duplicidades entre organismos estatales y autonómicos, que las cuentas sean públicas, limitación de mandatos y enjuiciamiento de los que incumplan o mientan, que se federalice el Estado, reducción de fondos al Ejército, ayuda a los países desfavorecidos, que se aplique totalmente la Memoria Histórica y se homenajeen a todas las víctimas que faltan, reducción del paro, eliminación de los fondos de ayuda a los bancos que no revierten eso en sus usuarios o en la sociedad que los necesita...

Hasta hoy llegan los efectos de ese día, que muchos juzgaron de politizado o de ilegal. La visita del Papa, las diferentes elecciones, las protestas del 15 de octubre, las manifestaciones en apoyo a Garzón, las protestas en Barcelona frente al parlamento autonómico, los estudiantes en Valencia, las protestas frente al Congreso de los Diputados, etc. han sido sucesores de ese 15-M y de los proclamados "indignados". Verdad que con el tiempo se desvirtúan muchos puntos iniciales, donde se toma como imagen del movimiento a algunos reventadores antisistema o gente variopinta. Que partidos políticos hayan intentado sabotear con más o menos éxito estas manifestaciones, como el Partido Popular diciendo que eran terroristas sucios o Izquierda Unida diciendo que ellos pensaban igual y que debían sí o sí abanderarlos, o cuelgamedallas estrambóticos como Willy Toledo han hecho mella en el desarrollo de este movimiento. Adeptos al New Age ridiculizando las bases (con su hora de odio a la canciller alemana Merkel o el "probado y eficiente" ataque psíquico a la Bolsa) no son de ayuda, puesto que ciertos medios conservadores van a explotar eso. Que digan que solo se manifiestan cuando gobierna la derecha y que esta reprime es en parte mentira, reprime sí, pero el 15-M fue bajo administración socialista (cosa que olvida Intereconomía) y también hubo represiones con la visita de Benedicto XVI (cosa que olvida La Sexta). La gente salta cuando no puede más, no cuando los sindicatos vean cuándo pueden hacerlo para que no peligren sus subvenciones. Movimiento popular: los mayores que se quejaban que ellos en la Transición se movían y la juventud de ahora no, dicen que moverse ahora no es bueno y es cosa de perroflautas y antisistema.

A esa manifestación fue gente de toda edad, predominando jóvenes, gente de izquierda y derecha, gente que cree en el sistema o que no cree en él, monárquicos y republicanos, acomodados o en paro, del norte y del sur, nacidos aquí o emigrantes que residen aquí... No se puede decir que solo representa un sector, no se puede decir que un partido manejaba todo eso. Que unos se comprometan entrando en política u ONG o que sigan acampando depende de la misma persona.

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