miércoles, 28 de marzo de 2012

Obama mantiene el Imperio

El presidente estadounidense Barack Obama, hace pocos meses, anunció que las tropas de su país abandonarían el país de Irak, ya que veían cumplida su misión de pacificación del lugar y habían asegurado las instituciones gubernamentales del país. La verdad es que me gustó que se vayan de los lugares que no los llamó nadie y más si entraron inventándose amenazas de armas químicas que no existían. Obama al menos cumplió su palabra, pero de una manera un poco torticera. Aún Irak está inestable, hay inseguridad y atentados cada pocos días, pero han podido consolidar en los puestos de poder a títeres estadounidenses y seguro que han asegurado casi todos los pozos petrolíferos irakíes para mantener un suministro elevado, constante y barato, que es lo que querían desde el principio.

Por principios ando en contra de la guerra, otra cosa son las películas y los libros, que no hacen daño a nadie. Solo si es en legítima defensa y no hay medios para evitarla hay que tomar las armas. Como último y bochornoso recurso. Lo malo que en este mundo irse a la guerra es sencillo... porque lo deciden los que nunca irán al frente. Obama, galardonado injustamente con el permio Nobel de la Paz por crear un clima de esperanza en el mundo (es decir, se lo dan por nada, solo porque parece que podría hacer algo bueno un día futuro) intentó retirar las tropas de Irak, pero sin parecer que se iban dejando al Estado de Oriente Medio patas arriba y de manera deshonrosa. Pero Obama planeó el asesinato de Bin Laden en vez de capturarlo y juzgarlo. Mintió al decir que para no crear rencores tiraron el cadáver al mar, cuando lo transportaron a Estados Unidos para hacerle la autopsia y después cremarlo. Obama desde el principio fue criticado, más por la gente que lo tenía endiosado y se dio cuenta que era un humano y que iba arreglando cosas poco a poco. La culpa no es de Barack en este caso, sino de los ilusos. Ha tenido buenas actuaciones y algunos intentos encomiables como lo de la seguridad social, dificultada por la Cámara de Representantes y el Senado. Ahora tiene el país muy endeudado y con la gasolina por las nubes, de ahí que tenga que retirar tropas para que ese agujero de despilfarro desaparezca.

Pero no termina de reivindicarse como Nobel de la Paz. No lo devuelve, como tampoco termina de retirar sus tropas de Afganistán. Cierto que de a poco se van yendo, pero queda mucho y más que derrocar al régimen del emirato talibán, controlar las plantaciones de amapola (y opio por extensión) y colocar a un gobierno títere que permitirá finalmente construir un gasoducto que lleve hidrocarburos del Mar Caspio al Océano Índico, poco ha hecho. El país sigue inestable y con multitud de atentados a dos pasos de comenzar una guerra civil. Sus amigos de la guerra, la Alianza del Norte, se han demostrado casi tan fanáticos y retrógrados como los talibán. Sus soldados queman Coranes para humillar a los enemigos y son acribillados como venganza, momento en que los soldados llenos de ira arremeten contra mujeres y niños, provocando masacres sin fin. Otros soldados, obligados o liberados a hacer lo que deseasen vuelven con depresiones y problemas mentales, subiendo los suicidios y los tratamientos psiquiátricos. Que te hagan ver la guerra los generales como un vídeojuego a la larga tiene que pasar factura.

¿Quitando Afganistán está ya todo normal? ¡No! Ahora amenazan con atacar a Irán si sigue su proyecto militar nuclear e Israel se ve amenazada. Irán en principio quiere reactores nucleares para suministros de energía civil. No se puede negar a nadie eso. Sí se puede plantear algún reparo si quieren crear armas atómicas, pero no convence que las críticas vengan de alguien con el mayor arsenal del mundo. Es como si no les gustase la competencia de dominio mundial, abocado a su fin en las próximas décadas. Pero creo que harán como con Corea del Norte, se enfadarán y criticarán pero nunca se atreverán a tomar represalias, porque saben que tanto los norcoreanos como los iraníes van a tomarse las cosas en serio y a responder a cualquier ataque de la manera más destructiva posible.

Tras la saga creada por el abominable Henry Kissinger (sorpresa, otro premio Nobel de la Paz), que planeó, financió y apoyó todos los golpes militares de Latinoamérica y promovió el asesinato del presidente español Carrero Blanco (no por franquista, sino porque no era afín a entrar en la OTAN ni a renovar la permanencia de las bases militares de EEUU en suelo español) a través de ETA, sigue la política de meter las narices para controlar todo en vez de vivir y dejar vivir. Ahora crea una alianza militar con los países del sudeste asiático, para tener el océano bajo su control y poder presionar a su directo competidor: China. Amenazando su zona sur de influencia evita así que se fijen en el norte y no muven ficha para invadir Rusia y quedarse con los ricos recursos naturales que no han sido explotados en Siberia. Critican con razón que no aplican los Derechos Humanos, pero nunca han hecho nada serio por impedirlo (y que comulgue con su política de permitir torturas invasivas, o no, para obtener información). También desean una Unión Europea sumisa y en crisis, aparte de un control de los países de África, que vuelve a tener revueltas y se mezcla la persecución de asesinos en masa (como el tal Kony) con la proclama que solo una intervención militar de Estados Unidos puede detener a estos criminales.

En fin, no todo es de color de rosas en este mundo y por mucho que se abarque todos los imperios terminaron por caer, ya se llamen Acadia, Egipto, Asiria, Babilonia, Persia, Grecia, Roma, Bizancio, al-Andalus, Imperios Carolingio, Mongol, Inca, Azteca, Romano-Germánico y Otomano, España, Francia, Reino Unido, Alemania, Rusia o Estados Unidos...

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