viernes, 15 de febrero de 2019

La nueva era andaluza

Pues casi cuatro décadas después se rompe la anomalía democrática que estaba instalada en Andalucía. Contra todo pronóstico, la ruptura entre PSOE y C's, la cual provocó adelanto electoral, dejó un parlamento andaluz muy fragmentado, cosa que aprovechó el ansioso PP para aliarse con el oportunista C's e invitar al novedoso (pero a la vez rancio) Vox.

Desde el comienzo estaba todo bastante cantado. Los juicios sobre los ERE han marcado mucho la opinión pública y las proclamas de nueva política (o ahora sí lo haremos bien o ya encontramos la receta) por parte del PSOE no han calado. La desarticulación de Podemos y la travesía por el desierto del andalucismo en la era post-PA no ayudaron mucho a Adelante Andalucía y dio la sensación de que pronto se bajó de la pugna la formación. Había una esperanza de alianza PSOE-AA (recordemos la alianza socialista con IU cuando el PP ganó en votos) pero generaba muchas quinielas sobre qué debía hacer el resto de partidos. Todo apuntó desde un primer momento a que el PP de Juanma Moreno tocaría por fin el palacio de San Telmo, tan ansiado por los herederos de los señoritos de antaño.

El escollo principal que se había creado era Vox. Pactar con un partido a la derecha del PP hacía poner incómodos a muchos, por lo que pronto Ciudadanos se convirtió en el fulcro de la balanza. Para ser presidente se necesitaba su apoyo y la abstención de otro gran partido (PP para mantener al PSOE, escenario poco probable a los pocos días de las elecciones, o PSOE para encumbrar a su histórico rival). Pero no, esa piel no la iban a vender tan barata. ¿Y qué pasó? Pues que pronto se pusieron unos y otros a blanquear a Vox, comparándolo con otras formaciones de dudoso espíritu democrático pero (y ahí el matiz que aprovechaban) que estaban escorados a la izquierda de la izquierda tradicional. Si los de izquierda pactaban con la extrema izquierda, ¿por qué no (según su interpretación) puede pactar la derecha con la extrema derecha? Con ese argumento terminó de echar el lazo a los indecisos y C's, siempre ávido de poder, le importa poco cambiar de camiseta según sople qué viento.

Por un lado ya sabemos cómo son las políticas del PP y cómo de prepotentes son sus cargos. No van a mejorar Andalucía, de eso ando seguro. Se recortarán algunas libertades, se intentará desprestigiar todo servicio público y se implementarán políticas neoliberales. Por ahí no es la solución a la secular problemática andaluza. Pero hay otro lado que lo considero, esta vez, positivo. Durante cuarenta años el PSOE ha tejido una red institucional casi perfecta, tanto que partido y Junta era indistinguibles. Agencias de colocación y caladeros de votos estaban a la orden del día en la tierra andaluza. Con este cambio de gobierno por fin se arrojará algo de luz sobre las cloacas y empezará una lenta desinfección. Ojo, no es que el PP quiera desbaratar todo eso, no son tan tontos. Lo que intentarán es ordenar algo las cosas para ver cómo funciona y ahí empezar a aprovecharse de ese gigantesco tinglado. La desinfección se dará cuando se levante de la manta y empiecen a estudiar cómo aprovecharse se todo: va a ver un tiempo de dudas, líos e inseguridades. Ahí se resentirá algo el mecanismo. ¿Miedo que el PP haga el clásico 'quítate tú que me ponga yo'? Bueno, es que no veo al PP más de cuatro años en el gobierno, la verdad.

Con cuatro años de coalición y otros nuevos cuatro años los de Ciudadanos van a tener una idea mejor formada de cómo funciona la política andaluza de la Junta. Anque no hayan ocupado cargos importantes ya saben dónde cojea y dónde no el mecanismo. Son ellos los que juegan a largo plazo. Y todo apunta que su próximo movimiento en Andalucía será para quedarse con el sillón de la Junta varias décadas. Y en ese juego da igual crear monstruos (como Vox) o construir improvisadas alianzas. Es lo típico de un partido que su programa electoral solo contiene un punto: gobernar a toda costa.

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