domingo, 3 de noviembre de 2019

Diario de Viaje: Pelayos de la Presa (Octubre de 2018)

Un lugar en la comunidad de Madrid que está cerca y que merece la pena visitar. El pueblo está bien, se nota que fue una localidad originada ante la construcción del inmenso embalse de San Juan y que ahora se llena o se vacía en función del turismo de sol y agua. Sin embargo, el pueblo en sí está bien cuidado, con grandes plazas y jardines junto a la iglesia de la Asunción en perfecto estado. Hay varias rotondas con temas alegóricos a la vida tradicional (una era de un arriero con su burro, bastante curiosa). El cementerio tiene una arquitectura muy singular, con ventanas redondeadas, como si estuviese influido por el estilo de Gaudí. Y al lado hay una cruz con unas tallas que evocan épocas medievales.

El resto son unos pinares extensos, muy grandes, y muchas calles de urbanizaciones con caserones bastente grande y gente que parece que se queda los fines de semana para huir del bullicio de la ciudad. Los bosques estás enclavados por grandes rocas graníticas, típicas de la sierra madrileña y de a poco te vas acercando al embalse, con numerosos ramales y algunas playas donde puedes descansar sin problemas mientras te das un chapuzón. Eso sí, cerca de la presa en sí los bares están atestados y las lanchas y los jóvenes abarrotan el lugar. En cambio, se come bastante bien, es un lugar que merece la pena y que está siempre cerca.

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