martes, 17 de marzo de 2020

Coronavirus en el Reino de España

Me hice un poco de arqueología bloguera y descubrí que cuando hubo casos de ébola en España hice una entrada crítica con el Gobierno. Evidentemente, ahora toca hacer crítica al Gobierno, aunque sea de otro color.

Bien es cierto que a día de hoy estoy sigue subiendo y subiendo y que se conoce poco o nada de este virus. Su fulgurante aparición en China y su rápida expansión por Irán, Corea del Sur, Italia y España están poniendo a jaque los sistemas sanitarios de los Estados. Las predicciones indican que entre un 60 y un 80% de la población se va a infectar y, por suerte, la tasa de mortalidad es bastante baja, más que la de la gripe común. Es más, la mayoría de afectados tienen síntomas similares a una neumonía aunque en algunos casos puede complicarse y afectar a los pulmones o sistema digestivo, según me han contado. Por desgracia, los afectados de elevada edad o con problemas respiratorios o circulatorios están en la población de riesgo. Es por eso que este actual estado de alarma es más para cuidarlos a ellos y no saturar los sistemas de salud que, como siempre, recaen en exclusiva en la impresionante (pero siempre severamente recortada) sanidad pública.

Un compañero de trabajo mostró los síntomas y por precaución he estado estos días recluido. Hay suerte que las pruebas le dieran negativo pero nunca sabes cuándo te vas a infectar. Impresionantemente, parece que algunos que han pasado por la enfermedad pueden volver a tenerla o algunos infectados dan varias veces negativo antes de dar positivo.

Son momentos complicados, momentos en los que tenemos que apelar a nuestra responsabilidad y aislarnos e higienizarnos lo más que se pueda. Porque la OMS ya la declaró pandemia mundial y creo que esto va para largo. Temo por países con peores sistemas de salud o que ya tienen otras pandemias. En Argentina, por ejemplo, hay ahora una de dengue. Si se suma el coronavirus, la cosa se va a poner muy mal. Ojalá que haya fuertes medidas de prevención.

¿Prevención? Eso me recuerda a la ineptitud y falta de respuesta del Gobierno. Si bien muchos estábamos confiados por la lejanía de la infección y las pocas complicaciones al paso de los días se veía que la cosa iba in crescendo. Que aunque siendo poco mortífera iba a colapsar todos los sistemas. Es que se veía. Los portavoces y especialistas gubernamentales casi se mofaban de los alarmistas y quitaban hierro al asunto. Mira que China avisaba que la cosa no era tan fácil y que Italia nos llevaba unos días de ventaja y que podíamos mirarla como espejo. Pero no. Incluso se permitieron manifestaciones masivas el 8-M con el riesgo de aumentos de contagio que podría conllevar. Pero claro, eran marchas que eran afines al Gobierno actual, por lo que el espaldarazo político que les daba parece que compensaba el aumento de casos. Mal, mal asunto cuando la salud y la política se oponen. Evidentemente, el lunes siguiente empezaron las caras largas y preocupadas. No porque ya se veía el aumento por las marchas (el periodo de incubación va entre 5 y 6 días) sino porque lo marcaba el guion.

Tengo que repetirlo más porque a veces lo puedo dar por sobreentendido. Soy un defensor del Estado autonómico. Es mejorable, sí, pero la distribución de competencias, si se ejercen de buena fe, hace más bien que mal. En este caso ayudó mucho porque las comunidades autónomas pudieron tomar medidas adelantándose a un Gobierno inactivo. Madrid, Andalucía, Valencia, Euskadi y un largo etcétera empezaron a tomar medidas regulando las aglomeraciones, implementando protocolos de actuación, tomando medidas sobre el transporte y viendo cómo fomentar el teletrabajo y evitar ir a un lugar. Si bien muchos actuaban mal y con contradicciones, estaban quedando como referentes de seriedad y cordura en comparación con el Presidente. Ministras y diputados infectados dieron mucho desasosiego y ya los bulos comenzaban a circular (junto a los idiotas que arrasaban con todo lo que pillaban en los supermercados, en especial papel higiénico).

Pero por fin tomaron cartas sobre el asunto. Una declaración de Sánchez el viernes y una aplicación fuerte del estado de alarma, a pesar de las disensiones en el Consejo de Ministros. Creo que es más estricto de lo necesario pero creo que lo hacen así sabiendo que la gente lo va a acatar a la mitad: si lo hubiesen hecho razonable la gente seguiría haciendo vida normal y eso no podía ser. Un poco más arriba apelé a la responsabilidad de cada uno, pero todos sabemos que muchos pasan del tema y que deben ser persuadidos a que se comporten de manera adecuada. Y tras la toma de las riendas el Estado autonómico tuvo que cambiar, para mí acertadamente, de paradigma. Ahora había que unificarse, tener políticas comunes y seguir un mando único. Patéticas las pataletas de los presidentes vasco y catalán, aduciendo que se les comía las competencias propias y que eso no podía ser. ¡Pero gente, que es un estado de alarma, que es una situación excepcional y si vamos por libre esto no se reconduce ni de coña! A veces más que preocupación por la conculcación de autogobierno es preocupación porque se les toca su chiringuito.

Por sorpresa, la Unión Europea ni está ni se le espera. Cada país europeo está yendo por su cuenta, con cierre de fronteras incluido. Cuando la Unión debía funcionar mejor y dar un rendimiento óptimo ha demostrado estar dando traspiés. Cuando salgamos de la crisis habrá que evaluar seriamente si la Unión tiene futuro o no, si solo sirve para cuando las cosas van bien o puede actuar cuando las cartas vienen mal dadas.

Ya estuve de cuarentena en 2010 en Argentina por la gripe aviar. Los rigores al paso de la semana se van aliviando, pero hay que poner mucho de uno mismo para aguantar el aislamiento. Es el momento de cambiar algunos paradigmas, empezando por fomentar la cooperación e ir olvidando el culto al individualismo. Mimar la sanidad pública y reforzarla. Apelar a la responsabilidad y el voluntariado. Quitar la idea de que muchas horas en el trabajo significa producir mucho. Hay que salir mejorados tras este tumulto porque la crisis económica por la inactividad va a darnos bastante batalla.

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