Pues cuando nos adentramos en el castañar de Santa María del Tiétar empezamos a subir y atravesar riachuelos y algunos pinares. Cosa complicada porque habían talado (o alguna tormenta) y nos bloquearon ciertas partes del sendero. Pero bueno, logramos llegar hasta Casillas, pequeño pueblecito más tranquilo si cabe.
Retomamos fuerzas con unas buenas tapas en un bar cercano a una fuente y de ahí callejeamos un poco, acercándonos a la zona polideportiva para caminar un poco más entre castañares. La vuelta nos introdujo aún más y la experiencia siempre es muy agradable.
Cuando íbamos a retornar a casa volvimos a pasar por Casillas para iniciar el ascenso hasta el puerto, donde tienes una vista impresionante de la sierra, con algunos restos de viejos pozos de nieve, indicando que en el pasado, antes de que este calentamiento global cambiase las reglas del juego, estos parajes recibían abundante cantidad de nieve. A lo lejos veías el gran embalse de Burguillo y quién nos iba a decir que en futuro lo veríamos desde el otro extremo. Curiosa vida.
El ascenso fue zigzagueante, dejábamos senderos principales y nos metíamos en zonas rocosas con bastante pino. Gastamos bastante energía hasta llegar al camino forestal donde tuvimos que convivir con algunos coches. Lógico si quieres iniciar caminatas ya en la parte superior de la sierra.
Retornamos con una fuerte bajada de pendiente hasta el coche y de ahí para casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario