domingo, 6 de abril de 2014

Anécdotas de Alfonso XII: el medievalista

Luis Carandell en su libro nos da otra curiosa anécdota del reinado de Alfonso XII. Es de sobra conocido que el andaluz Antonio Cánovas del Castillo era el sostén ideológico de la Restauración. Adalid de la causa alfonsina se había atraído a multitud de antiguos políticos y como tutor del Príncipe desterrado tenía sobre él una inmensa estrella que poco a poco, como siempre, se fue desgastando.

No solo fue un importante político de impresionante oratoria que llegó a ser Presidente del Consejo numerosas veces. Era un afamado historiador y conocedor de las casas reales anteriores en España, y sobre todo, apasionado del siglo XVII español, del que creía que aún no se había recuperado el país de tal época. Alfonso XII no era muy culto en Historia, con notable excepción del mundo griego clásico, por lo que para intentar ser un buen monarca constitucional se empecinó en aprender de todos los saberes. Esta vez le tocó a una obra sobre las monarquías medievales de lo que llegará a ser España, escritas por un clérigo que gozaba de alta estima en los círculos intelectuales. El Rey quiso comentar esta obra con su Presidente, pues conocía su sabiduría en este tema, pues deseaba empaparse en este tema y no sabía si empezar por este volumen o por el de otro. Para abrir boca le comentó:

—Me han dicho que el libro es extraordinario.

Cánovas hizo como si no escuchase y no pronunció palabra alguna para quizás no ofender al Rey. Pero este ni corto ni perezoso quiso seguir tirando de la lengua para conocer la opinión de su antiguo mentor. Así que le preguntó directamente:

 —A usted, ¿qué le parece?

Don Antonio ya no se pudo morder más la lengua y replicó de la siguiente manera para demostrar que le parecía un panfleto:

—Yo lo tenía por sabio, pero desde que el buen señor ha tenido la debilidad de escribir he rectificado por completo mi juicio.

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