domingo, 18 de mayo de 2014

Jesuísmo y Cristianismo

Suponía yo que las dos cosas eran lo mismo, o incluso que la primera es otra manera de decir lo segundo. Pues no, menuda sorpresa. Incluso en algunos aspectos pueden considerarse antagónicas. Es verdad, ambas parten de la figura de Jesús de Nazaret como Mesías y Salvador, pero los objetivos son totalmente diferentes.

El jesuísmo en más una corriente filosófica, una manera de vida. Una misión personal. Se podría decir que es lo que el cristianismo debería haber sido pero que pronto fue descartado. Un jesuísta sería aquel que sigue al pie de la letra los cuatro Evangelios pero nada más. Desde Hechos de los Apóstoles hasta el Apocalipsis consideran un añadido que desvirtúa las enseñanzas de Jesús, con crítica especial para San Pablo y su visión cerrada y misógina del cristianismo. Fue él quien articuló el germen de la Iglesia y le dio jerarquía a la vez que empezaba a imponer sus creencias y le adhería ideas foráneas para hacerla más atractiva para los politeístas. Le dio además naturaleza divina a Jesús (aunque se creía un nacimiento mítico y que tenía dones especiales solo se le consideraba enviado o el elegido de la divinidad, no que era parte de ella... con lo que vino después con el tema de la Santísima Trinidad a la imagen de la Triada Capitolina) y dio por sentado que la Última Cena instituyó que el pan y el vino se convertían mágicamente en carne y sangre: que los creyentes se comían a su propio dios. O que se sacrificó por la Humanidad. Leyendo los Evangelios no queda tan claro.

Muchos dicen que creen pero que no se fían de la Iglesia. Quizás si alguien le dijese que eso es jesuísmo quizás tendría más adeptos. Incluso lo predicado por el fundador de la religión no tiene nada que ver con lo que hoy en día es la doctrina. En vez de indicar el modo de vida a seguir se le da más pie a difundir nada más, pero el interpretar solo está en manos de una casta sacerdotal selecta, con poderes especiales. Con discusiones que no llevan a ningún lado (como si subió a los Cielos o no el prepucio de Jesús) o con darle o no poderes (y un entorno familiar) al mismo estilo que las deidades egipcias. ¿Su mensaje pierde fuerza si fue concebido por dos humanos? Ahí es donde falla la Iglesia, se le olvida lo que dijo su fundador y se encargan en justificar que habló una deidad, como si lo que ya dijo no fuese lo suficientemente bueno e interesante. ¿Su madre fue virgen y solo lo parió a él, incluso fue concebida inmaculadamente? Irrelevante con las Bienaventuranzas, que es el código ético por el que los cristianos deberían conducirse.

Soy ateo, sí. Elegí serlo, y es una creencia. Lo más normal en una mente científica sería ser agnóstico, pero decidí creer a rajatabla que no existen deidades. Y si existiesen, serían limitadas por las leyes de la física... o incluso ajenas a nosotros y a los trucos y plegarias para exigirles que nos den cosas que les planteamos. San Pablo creó el dogmatismo que tiempo después hundió a Alejandría y su biblioteca y a la larga dio origen a la Inquisición, pasando por los siglos de herejías y conminaciones a creer lo que ellos establecían. Y aún tienen la cara de hablar de rebaño, como si hiciera falta regodearse y humillar a los feligreses. ¿No sería mejor dar el mensaje y que cada uno lo interpretase y decidiese acercar su vida o no a esos postulados? No hablo del cristianismo gnóstico, sino de enseñar el mensaje pero no darlo interpretado. Hacerlo una filosofía y no haber portavoces para dar a entender qué quiere decir esa filosofía, que la entienda cada uno. El mensaje es bastante bueno (como en varias grandes religiones), pero el encono de interpretarlo y obligar a aceptarlo tal cual (y ni respetar que cada uno piense como le dé la gana) ha hecho que fracase. Morir por defender unas ideas revolucionarias para la época en que fueron dichas es ya loable, no hace falta inventar magias y resurrecciones para decir que vale la pena ese código de conducta.

Sí, de joven creía, no fui coaccionado ni sobornado con regalos para llevar a cabo la Primera Comunión. Es otro punto en que fallan muchos ateos. Justificarse en retrospectiva y negar hechos. Lo bueno es apechugar con las cosas de cada uno. No me arrepiento de ello, ni de mi época católica. Pero aprender filosofía y dedicarme a la ciencia han hecho que abriera mi mente a otras interpretaciones, que me han convencido más y me han dado puntos a seguir. Y a apechugar con mis propias elecciones, no echando todas las esperanzas en algo ajeno para librarme de mi incompetencia o quitarme méritos al lograr algo. No es fácil vivir solo y sin guías o postulados para ver qué hacer y qué no, qué es bueno y qué es malo. Prefiero equivocarme y aprender por el camino. Si alguien necesita otra cosa, no se la niego, pero pido a cambio que se me respete en la elección. No hace falta exigirle a la ciencia que sea una fuente de ética y moral, con ser una fuente que aumenta el conocimiento está bien. Los códigos podemos crearlos nosotros, o tomarlos de otros puntos. Yo no los prefiero religiosos, sino laicos, creados por humanos con imperfecciones y con posibilidad de reforma y mejora. Y eso es lo que me encanta, progresar, paso a paso progresar.

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