martes, 13 de mayo de 2014

Un Regente para que no sea inútil

Tantos vaivenes con el tema de la imputación de la Infanta ha dejado muy trastocada la Corona. Era de esperar que en sus declaraciones primara el desconocimiento y el echarle la culpa al marido y quien pensara que iba a entrar compungida y entonar el mea culpa pecaba de infantilismo brutal. Puso sonrisa de piedra para hacer picar a muchos periodistas y ciudadanos y a la hora de declarar se amilanó y tomó las de Villadiego, como cualquier hija de vecina.

Aparte de la resolución del caso, la Monarquía española está muy tocada y aunque las encuestas hablen de una lenta recuperación, no van a recuperar el apoyo y el respeto casi sagrado que tenían hace unas décadas.

En 1996, ante la pregunta '¿Qué sistema preferiría para España hoy?' un 66% indicaba que Monarquía, un 13% República y un 20% les daba igual uno u otro. Eran los mejores tiempos, donde la Corona parecía totalmente intocable: la opción Monarquía seguiría estando en la elección mayoritaria de los encuestados (65% en 1997, 72% en 1998 y 69% en 2007) en detrimento de República (15% en 1997, 11% en 1998 y 22% en 2007). El número de los que le daba igual antes era alto, pero en una década parece que intentó decantarse por la República, descendiendo a un 9% en 2007.

Tras la crisis y todo lo que ha manchado a la Corona las tendencias comenzaron a cambiar, y de manera brusca. Por ejemplo, Monarquía 56% en 2010, 54% en 2011 y 53% en 2012, ante República 34% en 2010, 37% en 2011 y 37% en 2012. Ligeramente aumenta tras un marcado descenso a los que le da igual (5%) señal de que un sector ve que el problema es sistémico y que no importa qué haya, sino que se va a repetir el mundo de la corrupción. Y es que, como todo ser reflexivo puede ver, no con un cambio de régimen se va a asegurar Educación pública y gratuita a todos y sanidad eficiente. Que la calaña de políticos no se van a ir de un día para otro. En mi humilde opinión, si con una hipotética república las cosas no van a cambiar y necesitan ser trabajadas para cambiar, ¿por qué no hacemos todo el trabajo ahora, con este régimen?

Pero el problema que hace a la gente replantearse sus lealtades quizás no sea dónde va el dinero (ahora las cuentas andan muy transparentes y van a estar controladas por una ley, cosa loable). En cualquier sitio cuecen habas y hay despilfarros (con unos cuantos asegurados sin importar quién sea el -o la- Jefe de Estado). El problema parece que es que el Rey está como ausente: su larga y tortuosa recuperación tras pasar por varias operaciones lo han dejado muy apartado y por mucho que ahora esté recuperado y mostrándose no creo que tenga agilidad y aguante como hace tres o cuatro años. Pero para más inri está obsesionado en no abdicar, como si quisiera superar con creces a Felipe V. Por mucho que la institución lo necesite y el clamor popular lo pida, no quiere bajarse de sus trece.

Algunos periodistas puede que hayan dado en el clavo. Que siga siendo Rey todo el tiempo que quiera, que siga apareciendo en las monedas y los títulos, pero que su desempeño lo haga otra persona. O sea, que es momento de nombrar un Regente. Tal y como plantea la Constitución este puesto lo ocuparía el Príncipe de Asturias. Como Regente sería más visible y tendría entrenamiento continuo para adaptarse a su futuro cargo (sin presiones de la Princesa o sin romper lealtades, solo es necesario que las Cortes Generales reconozcan alguna incapacidad en Juan Carlos I). En las encuestas, el 74% indica que la Corona está asentada en España  y que el proceso sucesorio se dará con normalidad, por eso no hay miedo de fantasmas para el Rey dando paso al Regente y actuando en su nombre, puesto que ya va siendo hora que gane peso entre los Estados árabes y algunas potencias americanas y europeas. Es más, el 79% da por seguro que Felipe de Borbón tiene ya la suficiente preparación para ejercer las funciones regias, así que si no lo puede hacer ahora, pues su padre quiere ser Rey hasta la muerte, puede llevarlas a cabo en su nombre. Con el regente Felipe la institución va a renovarse y rejuvenecerse, dando por descontado la pronta resolución de la imputación de su hermana. Su mensaje ya cala en círculos políticos y empresariales, dejemos que se visibilice aún más al Regente para que sea más sencilla su transición al cargo que hereda, muchos en el exterior estarían encantados y él llegaría a tener más experiencia, siempre aconsejado por su padre, recomendando a los jeques y a mandatarios que su hijo tiene su mismo potencial y que confíen en él como lo hicieron con su persona. Pero lo importante es que no conviertan a la institución de la Corona en algo inútil por culpa de cambios que no cambien nada, justo como tienen hoy en día algunos en mente.

Porque si no queda lastrada por parches, la institución seguirá siendo útil. Es por ello que sin tener poder efectivo goza de la auctoritas para acercar posturas, aconsejar y advertir. Si ya no fuese útil estas posturas y declaraciones no serían tomadas en cuenta, ni analizadas al detalle como hoy en día. Si la Corona fuese inútil no habría estos grandes contratos tras sus visitas internacionales: la petrolera mexicana no contrataría astilleros españoles para crear numerosos barcos por más de un lustro, o las ciudades saudíes no se plantearían que una empresa española con mano de obra nacional construyese un metro o líneas de alta velocidad entre ricas ciudades emiratíes metidas de lleno en el desierto. Incluso estos acuerdos sobre instrucción de temas de defensa o manejo de bases de datos en bibliotecas no serían posible en Omán, que otorgan prestigio al país y puestos de trabajo remunerados fronteras afuera como en Kuwait. Es más, incluso marcas de zapatos de Estados Unidos deciden poner toda su producción en España y no en otros países más convenientes (desgraciadamente por sus malas condiciones laborales). La palanca y la facilidad de conseguir estos acuerdos está. Y mientras esté eso de la inutilidad es pura patraña.

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