jueves, 5 de junio de 2014

Diario de Viaje: Pedrera (Enero de 2014)

Nada como una buena comida con los amigos antes de terminar las vacaciones. Y menudo almuerzo. El plan fue ir a Pedrera, un pueblecito sevillano al lado de Estepa. Recomiendo el viaje en coche para ver la enorme extensión de lomas verdes, repletas de olivos. Había algo de nubes esparcidas en el cielo y daban un efecto de contraste impresionante. Me imaginé cabalgar por allí ante tal fantástico panorama. No es el verde feraz del norte de Europa, pero que me aspen si esto no tiene también un encanto de igual magnitud.

El pueblo pequeño y con las típicas casas blancas y las calles atestadas de tractores que iban y venían. No pudimos ver mucho, pues la intención era ir a un restaurante pizzería que tiene una ambientación romana: fuentes, plantas, columnas, paredes de piedra, decorados y pinturas romanas, estatuas. Muy buena presentación. Y el comer y el reír vino solo, tanto hasta hartarnos y creer que la comida saldría por el ombligo. Sí, exagero, pero eso viene en el carnet de andaluz. Hubo un rato bastante bueno entre todos, pero no daba la cosa para más.

De vuelta, como siempre corriendo por la falta de tiempo para ir a Córdoba, pasamos de nuevo por el pueblo de Gilena, viendo la cabalgata de los Reyes Magos, que acababa de salir. Recorrer la carretera hasta el pueblo para coger las maletas y en un suspiro irse para Córdoba para un largo viaje al día siguiente. Gustan estas vacaciones de culillo de mal asiento.

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