jueves, 19 de junio de 2014

La proclamación de Felipe VI

Y es que en España nunca se coronó a ningún rey como tal (Carlos I lo fue, pero del Sacro Imperio Romano-Germánico y Carlos III como Rey de Nápoles y Sicilia). Esta mañana el flamante Rey ha sido proclamado por las Cortes Generales y ha dado un excelente discurso. Muy a mi gusto, la verdad. Directo, tocando los puntos clave y una coletilla con las lenguas cooficiales. Quiere volver a ganar el respeto y la aprobación del pueblo español y por ello postula una Monarquía renovada.

Es necesario todo esto, pero además tiene que ir acompañado de acciones concretas y verídicas. Y tiene que ejercer su papel moderador para lograr regenerar la política y democracia españolas. Que no es poco. Con la consabida preparación que tiene, seguro que puede hacer muchos guiños a favor de ello. Pero esto ha de ser rápido, ya que la sombra de la secesión catalana sigue pululando sin miedos. España estaba necesitando urgentemente esta renovación para iniciar reformas de calado, recordemos que el más reciente sondeo de Metroscopia hablaba de que un 83 % de la población encuestada deseaba la abdicación y que un 62 % quiere un referéndum para dilucidar la forma de Estado. De estos que deseaban votar, un 49 % elegía que permaneciese la Corona y un 36 % votaría a favor de la III República. En mi fuero interno no estoy muy de acuerdo con realizar un referéndum, tanto por las tensiones políticas que resucitaría pero más porque si se quiere cambiar la forma de Estado ha de ser mediante los cauces democráticos existentes. Una ley hay que acatarla siempre que siga siendo ley. Si ahora decidimos saltarnos la Constitución de 1978, como ya dije, no hay nada que indique que no se hará lo mismo con la nueva. No vale decir que la nueva República estará basada en los Derechos Humanos al contrario que las dos anteriores (no fueron promulgados hasta 1948, después claro está de 1873 y 1931), la vigente Monarquía Parlamentaria también se basa en ellos. Tampoco funciona eso de que la Transición fue idealizada y un engaño en general, puesto que si está bien quitar idealismos y sopesar la violencia franquista y separatista, aún sigue siendo un modelo de consenso exaltado por países extranjeros (y por tanto, sin vicios); ¿o el nuevo régimen no va a ser de consenso? Pues cosa mala entonces. Aparte, ya no sirve eso de que el Jefe de Estado fue impuesto por el dictador Franco, a pesar que obviaba varios sucesos y pasos constitucionales esta declaración.

No me queda otra cosa que explicitar el artículo 168 por si algún día la Monarquía Parlamentaria deja de ser útil y pragmática a los españoles. Es bastante claro el mencionado artículo: para reformar el Título II o toda la Constitución (una nueva, vamos) hace falta que estén en mayoría los partidos que quieren esos cambios y con consenso obtengan a favor la mayoría de 2/3 con los votos; tras esto le siguen nuevas elecciones para que las nuevas Cortes Generales ratifiquen otra vez por mayoría de 2/3; tras esto sí vendría el referéndum para validar todo el proceso.

No hay nada que impida la vuelta de la República, pero que se acaten las normas mientras tanto. Ya predije allá por 2010 que Juan Carlos I debía abdicar muy pronto, quizás durante 2012. Y que el proceso no debía tener muchas demoras para evitar suspicacias y trampas por ciertos sectores exaltados. Acerté de nuevo. Si la sucesión tradicional es por fallecimiento y entonces la proclamación es rápida, en una abdicación ha de ser lo mismo. En estas dos semanas y pico se ha notado como un vacío y provisionalidad, por lo que alargar los procesos de abdicación sospecho que es algo contraproducente. El mismo día 2 de junio ya hubo manifestaciones republicanas por todos lados y numerosas. Y peticiones de referéndum, aunque con clara tendencia a sospechar el resultado que más convenía. Pero hay aún inconstancia. Al día siguiente solo reunió unos cientos. ¿Que fue más que la monárquica del viernes? Por supuesto. Pragmáticos hay muchos, monárquicos menos. Y de inspiraciones ultracatólicas y nostálgicas del franquismo, muchísimos menos, como los que fueron a las plazas (aunque no está bien generalizar y pediría perdón). También el famoso y promovido Jaque al Rey de 2013 no reunió ni a medio millar en la Plaza de Oriente. Tal y como pasó con su padre, los que han ido a ver el desfile militar, el paseo de los Reyes y el saludo en el Palacio son los que han querido o han podido (esta vez ha estado muy exigente el aforo máximo en ciertos lugares). Festivo el día, pero juzgar qué quiere el país o qué no por cuántos hay o cuánto ruido se haga es algo muy simplón.

Por fin en la España constitucional se ha dado un proceso sucesorio con normalidad. Ha habido dudas y nervios. Incluso protestas y reniegos. Todo normal en una democracia. Pero yo creía que cuando Juan Carlos I anunciase la abdicación el revuelo y las protestas serían más fuertes, dando inestabilidad durante el lapso. Pero no, ha estado todo sobre unos límites tolerables y tranquilos para una democracia. Y eso es un buen signo. Si Felipe VI hace las cosas bien junto con que España salga de la crisis las instituciones se fortalecerán de nuevo. Por ahora, la sucesión ha sido normal y ajustada a la Constitución, jurando la propia Constitución, que tampoco es poco esto. Y eso da estabilidad. La misma de la que ha carecido España durante tanto tiempo en estos últimos 200 años.

¡Viva el Rey!

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