miércoles, 18 de junio de 2014

Rajoy y su intento de hundir el barco del PP

Lo malo no es eso, los partidos vienen y van. Lo que hay que temer es que de paso hunda a toda España. Y es que en el PP son acérrimos defensores de la imprevisión y de cambiar todo lo que ponía en su programa electoral. Lo último es la escueta ley de abdicación que no contiene nada de interés y parece un telegrama más que un ordenamiento y control de los pasos que hay que llevarse en el supuesto de abdicación y la subsiguiente proclamación. Tampoco que durase meses la cosa, los tiempos no andan mal, quiero decir, no está mal que sea corto el lapso entre petición y proclamación, pero se podía haber dado más ensañamiento a la ley.

Pero esto en realidad es una mota de polvo. Entre sus peleas internas y la progresiva pérdida de votos hacia la derecha purista de Vox (y esperemos que sigan siendo siempre marginales los de la extrema derecha tales como E2000 y DN, por ejemplo) y al centro de UPyD y C's cada vez están más a la deriva. Y Rajoy se empeña en no ver lo que tiene delante de los ojos. No es que sigan siendo la opción más confiable, es que caen más lento que su clásico rival. Pero bueno, ya les dieron un susto en las elecciones europeas al perder diputados por un tubo y no sumar junto con el PSOE ni el 50 % de los votos válidos. La era del bipartidismo toca a su fin. Y espero que no vuelva con otras siglas.

Está bien, unas elecciones europeas no son unas generales. Incluso yo cambié mi voto para esta ocasión. Pero controlando con mayoría absoluta ambas cámaras, además de gobernar en muchas Comunidades Autónomas, Diputaciones y municipios no han intentado hacer una política de recuperación sólida. La democracia le había dado una luz verde que nadie tuvo, pero se han encargado de resucitar al siempre presente neoliberalismo y en llevar a cabo políticas erráticas. No solo eso, sino que siguen amparando y desconociendo de cara al público la galopante corrupción del Reino. El Presidente se escuda con que otros tienen, pero así nunca llegamos lejos. Mejor empezar con barrer la casa de cada uno. Y esas palabras huecas de defensa que terminan en contra de lo que decían apoyar: exilio de científicos, cooptación de los poderes públicos que deberían ser independientes (sobre todo el Judicial), sueldos miseria e indefensión del trabajador de cortísimo contrato (rebajándonos como economías tercermundistas para lograr inversión extranjera), consideración a los inmigrantes como delincuentes, privatizaciones de lo que da réditos y nacionalizaciones de lo que da pérdidas. Algo tan loable y que despertaba sana envidia como era la Sanidad (Seguridad Social como sombrero) a punto de ser vendido y aniquilado en el Estado del Bienestar. Una Educación cada vez más cercana al adoctrinamiento e inspirada en los consejos de la Conferencia Episcopal (no solo en Educación, sino en que quieren aniquilar la ley del aborto, en vez de subsanar sus graves fallos de cuando fue publicada) y a favor de la escuela privada retirará la opción de conocimiento, progreso y formación de las nuevas generaciones. Y no digamos con la opción de crítica y manifestación, que hoy por hoy está a dos pasos de ser considerado traición a España. ¡Cómo está el patio, señores!

Ministros como Fernández Díaz, Mato y Wert están postulando sus preceptos, importantes, pero evadiendo el consenso. Rajoy los tiene como escudos protectores y querrá aguantar hasta 2015. No creo que se atreva a pedir elecciones anticipadas ni a dimitir (y más cuando perdió dos veces contra el nefasto Zapatero, que, por cierto, fuera de la política se le está viendo más hombre de Estado que cuando era funcionario público) porque sabe que el palo que recibiría de los votantes sería escandaloso. Menos tras los resultados europeos, aunque el PSOE ahora esté en una etapa de descuartización propia. Menos tras la abdicación de Juan Carlos I y mucho menos ante la amenaza de referéndum hecha por Mas, aunque haya sido fagocitado por su huida hacia adelante y ahora tengan las riendas sus socios más extremistas. Rajoy hará como siempre: evitará hablar con claridad, evitará que le pregunten, evitará dar promesas, porque todo ello es papel mojado, siempre cambia de postura cuando menos te lo esperes.

UCD ya tuvo una deriva que terminó con su autodestrucción. Alianza Popular, que era un partido marginal, se supo ganar las simpatías de muchos votantes de derecha, democristianos y centristas moderados y se convirtió finalmente en el Partido Popular. En cierto aspecto, el PP heredó la derecha de UCD y parece ahora que el germen de la autodestrucción está brotando. Pero no será esta vez por la ausencia del líder fuerte y la enemistad de las facciones internas. Esta vez será porque Rajoy no estuvo nunca preparado para el cargo y con palos de ciego solo quiere llegar hasta la orilla donde cree que nada ni nadie le echará en cara sus actos. Espero que no sea así y que la debacle a la que está llevando a España (aunque haya una nimia recuperación, pero son las medidas de siempre, turismo, algo de ladrillo y empobrecimiento) no sea un viaje solo de ida, irrecuperable.

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