jueves, 25 de septiembre de 2014

Diario de Viaje: Périgueux/Periguers (Enero de 2014)

Desde siempre quise visitar el sur de Francia. Los paisajes y la historia de la Occitania siempre me han llamado la atención: pinturas rupestres, guerras santas, la tradición cátara... Por eso, tras estropearse nuestro primer plan de visitar Italia nos decidimos por el departamento de Dordoña, verde y montañoso. Fue así cómo fuimos primero en un tren hacia Burdeos y de ahí hacia Périgueux, con anécdota de Geo tranquilizando a uno que tomaba el tren tarde y no sabía si era el bueno o el niño-niña cargando con aparatos más grandes que su persona. Pero el traqueteo nos dejó un paisaje verde, pero de otra vegetación algo diferente y menos oscura que allá por la zona norte. Evidentemente, llovía en esta parte de Francia, no es para menos en ese país, no sé cómo hacen. Bien orientados llegamos al hotel y de allí a visitar algo de la ciudad. Lo que resalta es la catedral de St.-Front, enorme y de un estilo que yo identifico con renacimiento italiano. Es enorme y con varias cúpulas y de tonos muy claros. Pero el interior es solo y lúgubre, aunque pudimos encontrar algún regalo para mi suegra.

Incluso en la región de Aquitania hay aún casas con vigas de madera y esparcidas por la ciudad. La más pintoresca es la que está situada sobre un muro, como evitando la amenaza de roedores, ¿sería un granero? Un paseo por el río y vuelta a la ciudad para investigar todos los rincones, incluso al lado de una antigua torre hay un centro de turismo que se alegró (yo mentí un poco para provocar la alegría) al enterarse de que veníamos de Argentina directamente al lugar. Es muy loco lo grande que es Francia y la cantidad de pueblos y ciudades apasionantes que apenas reciben turismo exterior. Parece que solo París tiene la fama (algo inmerecida me parece). Por el callejeo encontramos plazoletas dedicadas a los judíos y casas hechas totalmente de piedra, como si fuesen fuertes los inviernos también por allí. Sumado a esto también estaban muchas casas al estilo de la catedral, el estilo que llamo renacentista italiano. La plaza principal también tiene este estilo y es muy blanca. Merece la pena pasear por el centro, en serio. ¿Los precios? No andan mal, pero siempre es más barato hartarse en los desayunos que ofrece el hotel y comprar algo en un supermercado (o en las ferias ambulantes que hacen a veces) para comprar algo barato y comer en el hotel mientras se ve una película.

Pero esto no es todo en Périgueux, yendo un poco más al sur está la iglesia de St.-Étienne, que parece cortada a la mitad y con las mismas cúpulas que la catedral. Y al lado hay un bar que dan un café y cruasanes bastante ricos y baratos. Paseando se pueden encontrar plazas más modernas y una plaza que contiene los restos del anfiteatro romano de la ciudad. Parece que Périgueux fue un centro romano importante en la Edad Antigua. No muy lejos está la torre de la Vésone medio derruida, pero aún se puede contemplar su aspecto imponente. Existen por aquí y por allá partes de la muralla romana y alguna casona medieval (con sus blasones) derruida que puede ser un perfecto escenario de algún cuento gótico.

Existe también como un canal paralelo al río que se puede recorrer tranquilamente. Incluso tiene sitios para hacer ejercicios con máquinas simples y ejercitar así músculos que no se mueven mucho al correr. Todo el paraje está rodeado de un monte muy verde con algunas casas señoriales al estilo de la Ilustración. Muy tranquilo todo, la verdad. Recomiendo la ciudad por su callejuelas escalonadas con esas casas de piedra y madera y haciéndose parte de la muralla medieval y esa mezcla con un estilo de la Edad Moderna que atrae de por sí.

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