viernes, 26 de septiembre de 2014

¡Por supuesto que la Corona es irracional!

Momento ya de finalizar esta pequeña saga sobre la Corona española en la que intenté desmentir o reinterpretar las clásicas críticas de caduca, anacrónica, inútil e irracional. Ahora toca este cuarto punto. Y, como ya se viene sospechando, no creo que sea una crítica que la monarquía se base en criterios irracionales. Pero atención, no es la única forma de gobierno que se basa en puntos de irracionalidad, sino más bien los sabe explotar de mejor manera y sin tapujos.

A pesar que esto pudiera ser una crítica para algunos, se ve que muchos o no lo tienen en cuenta o no les importa. Ya en los momentos más difíciles de la institución se tenían unos resultados no muy malos. Y nada más y nada menos que en el programa de Ana Pastor en La Sexta, nada sospechosa de connivencias: 47,9 % para la Monarquía y 34 % para la República. Interesantes estos porcentajes, pues andan similares a los que se obtuvieron en 1982: 45,4 % para la Monarquía y 21,5 % para la República. Además, hace más de un año eran la reina Sofía y el Príncipe de Asturias los integrantes de la Corona más valorados, muy por encima del rey Juan Carlos I. Ya comenté que mucha gente no muy cercana al monarquismo no le incomoda tener a un Rey como Jefe de Estado, pero que no estaba contenta con las últimas actuaciones del Monarca del momento. Parece que esto no terminó en saco roto y sí quedó en el olvido eso de reinar hasta la muerte.

En el seno de la Casa del Rey siempre se ha defendido el tema irracional, puesto que el que encarna el regio cargo se considera como un producto de la tradición y la historia de una nación que ha ido decantándose con el paso de los siglos y que cuando habla no solo habla desde el momento presente, sino desde todo el bagaje de la dinastía a la que pertenece. Puede ser una tontería, y lo es a mi entender. En España se eligió a una familia que ya había estado en tal posición para que ejerciera las prerrogativas de representación, entrenando a todos sus miembros de pequeños (como todo en la vida unos retoños se torcerán y otros no) y que al quedar designada así debía ser neutral y quedar por encima de las disputas políticas. O sea, que le encargaron los ponentes constitucionales miras más altas y no atarse a palabras que queden bien o hechos que solo alcancen un ciclo de cuatro años. Las encuestas indican que tan mala idea no es y que esta percepción no ha cambiado mucho, puesto que cuando enuncian qué es el mayor problema en la vida del país, solo décimas porcentuales indican que la Monarquía y casi nunca se dice en primer lugar. Y es que aún siguen sirviendo las características de la Corona: accidentalismo (si permite el juego democrático, ¿por qué cambiarla?) y neutralidad (nadie puede ver que el Jefe de Estado promociona con descaro un partido político en particular).

Las repúblicas también cuentan con su dosis de irracionalidad, y si no que pregunten en Estados Unidos a la figura cuasi divinizada de su Presidente. Ya se encargan las películas de envolverlo en un halo especial y en dar su vida por alguien votado para un tiempo determinado. ¿No se puede sustituir por el Vicepresidente? ¿No hay otros en el país con sus ideas y posturas políticas? O la irracionalidad esa que todo es más democrático. Una cosa es la elección del cargo, que por supuesto se basa en métodos democráticos y con un diseño racional (aunque muchos votan por música, cartel o siglas, cosas que se escapan del dominio de lo racional). Se piden referéndum cuando la Constitución no incluye cosas de gran calado (o sea, que afecten a parte fundamental de la Carta Magna para que no exista un vacío legal entre la decisión y el cambio de lo que se decidió) para esto está la reforma constitucional normal y agravada. Solo hay que convencer y listo. Por irracionalidad también entendería la definición etérea de pueblo, que solo puede actuar como tal en cierto sitio (en la urna con una papeleta) y en cierto momento (durante los comicios). Ya comenté que sonaba a mota mística que yace dentro de uno y que solo puede actuar en cierta ocasión, para ello uniéndose con el resto. Se puede legislar y compartir (faltaría más en mi persona no creer en estos supuestos democráticos) pero aún la definición o quién se erige portavoz del pueblo quedan bastante confusos. O cuándo es turba y cuándo pueblo. Ya si nos ponemos más quisquillosos tampoco es muy racional que un Estado, una Nación, un país sea representado por una única persona. Vale que para no crear polémicas haya un jefe del Ejecutivo, pero ¿por qué uno solo para representar a todos y cada uno de los ciudadanos de un país? ¿No sería mejor y más racional crear una comisión o un grupo que represente a sectores mayoritarios y no tan mayoritarios? Suiza creo que tiene a 7 integrantes en la jefatura y uno por año es el portavoz del resto. O mejor, que no exista la figura del Jefe de Estado. Está en la irracionalidad el punto de la auctoritas (que no potestas), la cualidad de influir, escuchar, ser consultado y mediar. Es una persona y punto, pero sus consejos o sus avenencias la gente lo toma muy en serio, estamento político incluido. Si en el discurso de proclamación dijo algo, la prensa lo comenta hasta la saciedad. Y eso que no puede tener iniciativas políticas ni puede implementar nada. ¿Cómo es que se hace caso a alguien que solo tiene atribuciones representativas y simbólicas? Sí, es la irracionalidad de lo que representa lo que te hace escucharlo y tomarlo en cuenta, es la irracionalidad por la que puede ir a cualquier lado y convencer con su presencia y discursos que se tiene que invertir en su país o que conviene contratar a una empresa de su país y no del otro aunque ambas sean iguales. Es la irracionalidad la que hace de mediador y moderador, terciando en muchos conflictos internos. Es la irracionalidad que todos quieren estar cerca en la foto para aumentar su influencia en otro sector en que el Monarca no tiene nada que ver. Es la irracionalidad la que hace que en un discurso de buenas intenciones la gente vea el sentir general sabiendo incluso que no irá (que no puede ir) más lejos de las palabras, llegar a las acciones. Irracional también es que por muy amados u odiados que sean si salen en portada de la revista de corazón de turno se vendan como rosquillas y se comente durante bastante tiempo.

Las políticas de austeridad, cercanía y ejemplaridad implementadas por Felipe VI han hecho que la figura del Rey haya ascendido de un 47 % de aprobación ciudadana en 2013 a un 69 % en la actualidad. Bueno, contemos también las políticas de Juan Carlos I de meter a la Casa del Rey en las redes sociales y que ahora el caso Nóos no es tan directo a la Corona al no estar involucrada la Familia Real, sino la Familia del Rey. La figura de Felipe VI es la más valorada del sistema político (le siguen las Comunidades Autónomas con un 34%) y en el global es la 8ª figura más valorada por la población, empatado con la Policía. Personalmente, detenta un 58 % de personas que confían en él, contra un 19 % que sienten inseguridad de su persona. Y mucho depende de los consultores, pues hay que dividir la carga de planear una vida al detalle. Muchos querrán sobreproteger, cuando en realidad la están fastidiando y otros querrán banalizar todo, con la probabilidad de que pierda su función y parte de su irracionalidad.

Pero bueno, hay quien puede decir que por muy afín a la población que sea, no puede haber nada irracional en el entramado político. Bueno, digamos que no puede haber algo que presuma de ser irracional. Entonces quitemos al Jefe de Estado hereditario y pongamos a uno electivo. Bien. Pero eso no quiere decir que haya que destruir o exiliar a la Corona. Aún sigue teniendo un gran valor. Quizás no tanto como antes, pero aún con una inmensa influencia. Miremos si no a Serbia, una república donde la Casa Real serbia está viviendo en el país (aunque con estatus de mandatarios extranjeros) y trabajando para el Gobierno y el país en su conjunto. Siguen haciendo de representantes, aunque les correspondería a otros, pero de manera neutral. Con tan buen acierto que el 60 % de los serbios quiere que retorne la monarquía. Consiguen contratos, liman asperezas con países vecinos, atienden peticiones. Siguen usando su auctoritas a pesar que van en paralelo al sistema político. ¿No podría servir esto también para España? ¿Una república que cuente y aprecie a la Corona y que ambas se ayuden por el bien del país? Tampoco me parece mala idea. Si existen buenos activos hay que usarlos. Lo irracional sería desperdiciarlos porque se cree que cambiando de régimen todo irá a mejor. Y no hay nada peor que un irracional criticando a otro de irracional mientras se autodenomina racional.

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