jueves, 27 de noviembre de 2014

Muchos 15 de noviembre... ¡y los que faltan!

Nuevo cumpleaños en un nuevo país, con nueva gente y nuevas experiencias. Eso sí, el asado permanece. Pero bueno, esta vez con piscina y elenco internacional. Lo bueno de eso es que puedes comentar y contrastar vivencias y opiniones, llegando a la conclusión de que no todo lo que reluce se puede tomar por oro.

Y lo curioso, como cada año comento, es que la democracia aún no impera en este nuestro planeta. Muchos países la tienen, en menor o mayor grado y otros carecen de ella. Y en Occidente nos trae sin cuidado lo que pase en el resto del mundo. Esta vez es el trágico año de Tailandia, que recientemente sufrió un golpe de Estado. Una monarquía donde el Rey parece que no está por la labor de escuchar las demandas populares. Un Rey con una salud tan precaria que se puede pasar más de un año en una habitación de hospital sin sopesar siquiera abdicar.

Todo comenzó por 2013, cuando la Primera Ministra intentó crear una ley para que pudiese retornar al país un antecesor en el cargo. El Senado vetó la propuesta ante las protestas en Bangkok y estas fueron nutridas por jóvenes de todo el país y miembros políticos opositores, que rechazaban todo lo que saliese del Gobierno. A principios de 2014 se llevaron a cabo unas elecciones generales para intentar volver al cauce de estabilidad, pero la oposición impugnó los resultados, dando lugar a disturbios y acefalía por un gobierno interino con poco poder.

Para variar, el Ejército interpretó a su modo la situación y las protestas y de pronto la ley marcial imperó en Tailandia. Obligó a ponerse de acuerdo a ambas partes políticas enfrentadas y ante su negativa decidieron tomar el poder. Como todos esperan, la primera medida fue detener a manifestantes de ambas facciones. Y es que Tailandia es bastante afín a los golpes de Estado, teniendo uno ya en 2006 como caso más reciente.

Si bien los militares anunciaron que respetarían a la monarquía, la Constitución fue suspendida, así como los medios masivos de radiodifusión. Así que garantizar la democracia tailandesa, nada de nada. Dicen ahora que dentro de un año podría haber elecciones pero puede que cambien de opinión cuando les empiece a gustar el sillón. La ley marcial continúa en Tailandia, mientras que muchas potencias se oponen a este gesto. Pero en el siglo XX hubo ya 19 pronunciamientos, 12 de ellos exitosos. Así que, lástima, no harán caso a la Comunidad Internacional y jugarán a sus juegos sin importar la paz y libertad del pueblo.

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