viernes, 9 de diciembre de 2022

Diario de Viaje: Segura de la Sierra (Agosto de 2021)

 Con un afán de descubrir la zona de sierras de Jaén intentamos acercanos lo más posible a Cazorla. Entre unas dudas y otras ya nos quedamos sin alojamiento y uno de los candidatos alternativos era este pueblecito. Y fue un éxito rotundo, la verdad sea dicha.

Una zona al estilo de valle donde tienes que recorrer un par de pueblos te abre las puertas a la zona montañosa. Y en el coche veíamos un pueblo agarrado a una peña y coronado por un castillo ahí bien en lo alto. ¡Ja! Sin saberlo ese era nuestro destino. Mucha curva y calles estrechas pero por fin llegamos al lugar. El hotel tenía la recepción en un sitio diferente a las habitaciones y tuvimos que esperar un poco. Pero la espera mereció la pena. Es un lugar bien tranquilo, con unos paisajes espectaculares. El silencio me impresionó y me quedaba en un balconcito observando los detalles (hay varias torres andalusíes de vigilancia desperdigadas en el entorno) y varias aldeas esparcidas por las laderas.

Caminar por el pueblo, fuera de las zonas de paso de coches es una aventura, todo lleno de pasadizos, escalones y casas blancas apretujadas unas con otras. Subir y bajar era una aventura en la que descubrías nuevos rincones.

Cerca de la entrada, tras pasar un arco que está justo al ayuntamiento, hay un mirador con una escultura de Jorge Manrique, pues se supone que nació allí. Bajando un poco puedes pasar por un lado boscoso cerca de unos baños árabes. Y la iglesia de Nuestra Señora del Collado junto a la fuente con el escudo imperial resalta mucho, denota el rico pasado que tuvo la localidad. A las afueras existe otro mirador donde entre algunos olivos pudimos identificar venados. Y desde ahí, mirando hacia el pueblo, veías el castillo serio y sobrio que al iluminarlo por la noche se hacía más hermoso.

Hicimos caminatas, por supuesto. En una avanzamos por unos senderos y pasamos sobre arroyos hasta una zona que parecía víctima de un reciente incendio. Desde estos lugares empiezas a ver nuevos picos y escuchas aves y el mover de las ramas. Pinos dejan a otras especies y te gusta la calma. En otra ocasión nos internamos aún más en la Sierra del Segura y la perra no paró de estar nerviosa, indicación que en la espesura habría multitud de ciervos observándonos. Los paisajes naturales en completo silencio son de admirar. La provincia de Jaén tiene una belleza espectacular. Hay que volver al lugar, prometido.

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