lunes, 3 de octubre de 2016

Racionalizando a don Felipe

Es de sobra conocido que a día de hoy la puntuación que dan los españoles a la Corona entra en el suspenso (4,4 según sondeos del diario digital El Español). Un 23,7% de los encuestados le da un 0 (principalmente simpatizantes de Podemos e IU), mientras que solo un 8,4% le da un 10 (principalmente simpatizantes de PP y C's). Sin embargo, a mi parecer, dar un 0 o un 10 es demasiado visceral: como que es una respuesta contundente de tus convicciones políticas y habla poco de la evaluación que te merece por desempeño, independientemente si crees que sobra o que es esencial. Siendo la media 4,4 los simpatizantes de los partidos les dieron 7,2 (los del PP), 4,3 (los del PSOE), 2,4 (los de Podemos), 5,7 (los de C's) y 1,7 (los de IU). Por franjas de edad las valoraciones son cercanas a la media en todos los casos.

Poco a poco va recuperando la Corona valoración entre los españoles, pero el dúo Iñaki-Cristina dejó a la institución en horas muy malas, sobre todo en plena crisis y el antaño rey de amoríos y cacerías. Si bien el nivel de confianza en la Monarquía fue cayendo lentamente desde finales de 1996 (quizás por los escándalos económicos), la abdicación de Juan Carlos I ha permitido un lento ascenso. Por ejemplo, Felipe VI tiene un apoyo del 52,8% (avalado por los aprobados de PP, PSOE y C's) y un rechazo del 21,2% (avalado por el suspenso de Podemos, aunque los porcentajes de apoyo-rechazo para IU y PSOE son muy parecidos). La reina Letizia posee un apoyo del 44,3% (avalado por los mismos partidos que su marido). Es el rey emérito Juan Carlos el que recibe más rechazo que apoyo, con un 40,1% (avalado por PSOE, Podemos e IU). Su esposa doña Sofía recibe un apoyo del 50,8% (avalado por los mismos partidos que su hijo pero también con amplias simpatías de Podemos e IU).

Si bien apartar a su hermana Cristina (con retiro de título nobiliario y todo) y los gestos de transparencia han sido bien recibidos, la institución necesita más acciones para que los ciudadanos la consideren completamente abierta. Evidentemente, la Corona es una institución en la que sus miembros no acceden a ella por elección, lo que la hace más susceptible a los efectos de críticas. No es como dicen algunos sobre intangibilidad e imposibilidad de tocarla, sino más bien que día a día ha de revalidarse. El papel del Rey, hoy en día, se concibe más como la cara visible de una empresa: si este falla, la empresa comienza a tener mala fama. Mientras dé buena imagen, continuará.

Según el estudio de Enrique Belda, para que el Rey siga siendo valorado y considerado útil ha de mantener impoluta su 'auctoritas'. Y esto se hace no solo apoyándose en los preceptos constitucionales validados por referéndum, sino manteniendo el nivel de neutralidad, simbolismo y representatividad lo más alto posible. Para ayudar a estos puntos, la Constitución debería contemplar varios apartados (interpretados bajo mi responsabilidad, ya que me inspiro en su escrito):

-Debe considerarse la inviolabilidad e irresponsabilidad del Monarca en tanto en cuanto sus acciones sean refrendadas por políticos. Es decir, estas características solo han de aplicarse a sus competencias constitucionales y no han de abarcar todos los aspectos de la vida del Rey (negocios fraudulentos, acciones de índole criminal, infracciones de tráfico, etc.).

-No siendo completamente inviolable e irresponsable en asuntos ajenos a la Carta Magna, se debe abrir un proceso exprés (que garantice la presunción de inocencia) donde la Justicia (de la más alta instancia para asegurar idoneidad y que está fuera de influencias partidistas de todo tipo) dirima la inocencia o culpabilidad. El ínterin sin Jefe de Estado el cargo podría ser ocupado por una Regencia o incluso las Cortes Generales podrían asumir sus funciones de manera temporal. Este punto es el que no tengo claro del todo y requiere más reflexión por mi parte.

-La Constitución debería contemplar la posibilidad de que exista un rey incumplidor de sus funciones y mecanismos para una abdicación automática, para que no pase lo de la Pepa y Fernando VII. Mantenerlo en el cargo haría más daño a la Corona que cualquier ataque externo. Aparte, resulta curioso que si el Rey llega a la proclamación soltero, puede casarse sin consentimiento democrático alguno (condición que sí se da para Príncipe y descendientes regios). Por otro lado, el Monarca es libre de tener sus gustos y preferencias, pero siendo realistas, hoy en día la imagen, publicidad y propaganda lo es todo, luego su conducta y actividades privadas (se es rey todos los minutos del día) ha de ser intachable. Y esto al menos ha de ser aplicable al consorte y sucesor.

-Si bien tiene el Rey multitud de deberes constitucionales estos apenas suscitan interés a la opinión pública (recibir a políticos, acudir a maniobras militares, por ejemplo). Otros actos más intrascendentes constitucionalmente (inauguraciones, asistencias, visitas de Estado, discursos, mediaciones en favor de los intereses españoles, etc.) son los que más llaman la atención y mantienen (o reducen) la confianza en la Monarquía. Además, no se desprende de ningún artículo que estas sean funciones susceptibles de ser refrendadas, tema que choca por la trascendencia y cercanía al pueblo que tienen. Un artículo debería entonces concebir la representación, mediación y actos protocolarios del Monarca, recibiendo por tanto refrendo (que ya lo recibe a día de hoy con la presencia en estos actos de ministros o secretarios, aunque como apunta Belda no está regulada dicha actividad).

-A colación con lo anterior, deberían incluirse como únicas actividades de la Reina (o consorte, aunque ya tiene algunas previstas como Regencia y Tutoría), del Príncipe (o Princesa como en la actualidad, pero hagámoslo genérico) o de otros miembros de la Familia Real los actos protocolarios y de representación, siempre que se hagan en nombre del Rey (o sea, el Monarca acepta que en su nombre se acuda a un lugar en vez de él, con el conocimiento y aprobación del Poder Ejecutivo) y con su pertinente refrendo.

-Se debería, ya que don Felipe asumió la Jefatura del Estado, retomar la anulación de la preferencia del varón en el orden sucesorio. Aparte, ¿qué si el Rey o el Príncipe les da por adoptar? Se hace necesaria una legislación, o quizás caso por caso como la ley de abdicación, para contemplar este caso. ¿Debería negarse? ¿Los adoptados ocuparían lugares en la línea sucesoria? Parece cuestión baladí, pero estaría bien que esto estuviese contemplado y racionalizado legalmente.

-El Rey tiene libertad en elegir los miembros de la Casa del Rey y de gestionar sus recursos. Sin embargo, la libertad debería estar para elegir a partir de una presentación de candidatos avalada por el Gobierno. Las cuentas han de ser auditadas también externamente y la Ley de Transparencia debería aplicarse completamente tanto al presupuesto de la Casa como a los gastos de Ministerios vinculados a la Corona.

Supongo que con estos cambios, no sé si realizables o no, o factibles a corto o largo plazo, el sistema monárquico español repararía los vacíos que a día de hoy existen. Eliminar toda duda o alegalidad permite fortalecer el papel simbólico de la Corona, cosa que le da utilidad y por tanto connivencia de los accidentalistas o posibilistas, que al final son mayoritarios y, con moderación y sin radicalismos, se terminan decantando por la opción más útil en cada momento oportuno, que, al final, es lo que importa, ¿no?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Diario de Viaje: Peñafiel (Febrero de 2023)

 Pues casi sin reponernos del viaje navideño a Portugal tocó otro gran viaje. Mi mujer tuvo que ir a un curso a Santander y yo hacía décadas...