martes, 22 de septiembre de 2020

Diario de Viaje: Portela en Parada de Sil (Agosto de 2019)

 Bordeando el boscoso soto del Sil nos pilló un chaparrón de verdad, la idea de volver a Parada de Sil por el Balcón de Madrid fue descartada. La perra nos miraba desconcertada porque quería seguir y nosotros íbamos lentos por la lluvia. Ya las energías enflaquecían. Pero las vistas eran impresionantes, de vez en cuando podías ver el muro que tenías al otro lado del río, el bosque con distintos tipos de árboles y piedras musgosas por doquier. Una experiencia maravillosa, aunque cansó.

Llegamos hasta el puentecito que pasa sobre el Regato de Portela y decidimos ir a la carretera y volver de forma más directa a Parada de Sil. Portela digamos que son algunas casas arracimadas alrededor de una calle, todo parecía precario e improvisado, como si nadie los molestase en largos espacios de tiempo. Hubo un susto porque alguien se metió por la calle equivocado y casi atropella a la perra. Aparte, la calle era bien estrecha y no podía dar media vuelta, así que las maniobras marcha atrás nos dejaron bastante asombrados de la cabezonería del ser humano.

Ya cerca de la carretera paramos junto a la Ermida de Santo Antonio pequeña pero rodeada de árbones. Tiene un porche antes de la entrada principal pero estaba cerrado, así que no podíamos protegernos de los chubascos que se daban de vez en cuando. Con mucho cansancio llegamos al coche, ahora tocaba volver por un atajo que nos dio más quebraderos de cabeza que certezas atravesando pequeñas poblaciones de calles estrechas y giros imposibles.

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