Yendo hacia el sur de Madrid uno espera lugares más secos conforme te acercas a la Sagra. Pero Batres, en cambio, está algo más hacia el oeste, acercándose por el sur a Navalcarnero. Bastante curiosa su ubicación y bastante sorprendente su acceso, de la carretera pasa a una zona medio complicada, como si quisiera esconderse de las visitas. Con nosotros no pudo y fue una gran experiencia porque es un lugar muy bonito, y más en plena explosión primaveral con miles de florecillas en el campo.
El pueblo es pequeño, pero queda dominado por su castillo, que puedes ver su torre desde una distancia considerable. Caminamos poco por el pueblo, desde la entrada del castillo hasta la iglesia y hacia las afueras, dando un enorme rodeo para ir descubriendo senderos y caminos, que pronto abandonaban los bosquecillos y te dejaban a la intemperie. En cierta parte parecía que hubo un incendio. Había troncos con la corteza muy negra, pero se veía que la naturaleza estaba sanando con vegetación esa fea herida.
Hubo otra visita pero en vez de al pueblo, en la otra parte de la carretera. Bastantes caminos en zonas más boscosas, se nota la cercanía del Guadarrama, la verdad. Llegamos a acercarnos a una urbanización que queda al sur de Arroyomolinos y todo.
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