Deshaciendo un poco más desde Frías volvimos a pasar por Tobera. Las vistas de las ermitas eran espectaculares y en vez de acercarnos directamente ahí entramos al pueblo y aparcamos. Pronto callejeamos hasta llegar al río Molinar, rodeado de bares con un montón de gente ya tapeando. Pero era importante llegar y hacer cola para ver la impresionante cascada. Es pequeña pero está como en un cajón y le da un aire espectacular, la verdad.
Otro paseíto por el otro lado del río nos permitió llegar hasta el mirador para ver el pueblo desde arriba. Este queda casi arriba de la cascada y tienes un buen panorama. Aprovechamos un poco para dar un rodeo y avistar a lo lejos el castillo de Frías y pasar cerca de la iglesia de San Vicente Mártir, donde había gente que ya había hecho un circulito para ponerse a comer en modo campestre. Todo muy idílico con las flores y los cultivos arrancando.
Dejamos para el final lo mejor, encajonadas entre roca de un color muy típico y bordeadas por el río con un puente medieval, están las ermitas del Humilladero y de Santa María de la Hoz. También mucha vegetación para enmarcarlo todo de una forma muy hermosa. Aparte, la segunda ermita con sus arcos y su entrada dan un aspecto bien histórico al conjunto.
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