Lugar de parada donde pernoctar y pivotar entre viaje y viaje. El hotel tenía un restaurante espectacular, comí delicias típicas burgalesas (morcilla incluida) y unos desayunos espectaculares.
Tras Lerma paramos varias horas en Burgos para volver a recorrerla y recordarla. Hubo paseo por el río, por el casco, en el castillo, casi por todos lados pateamos. Y es más bonita de lo que recordaba. A la caída de la tarde fuimos por carretera secundaria para ver el verde paisaje y llegar hasta Briviesca. Me encantó su entorno y el parque del río Oca, muy relajante. Y también algunas casas (aunque estaban ya en mal estado) cerca de la Plaza Mayor, atestada de gente.
Me gustó mucho la iglesia de Santa María y algunos paseos. La vista de un cerro dominando el pueblo también le daba un buen toque. No es un lugar así antiguo o con remembranzas medievales pero parece que era el núcleo de la comarca y el movimiento y alegría de la gente me cautivó.
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