sábado, 6 de mayo de 2023

Va por ti, querida amiga

 Pues no sé exactamente qué escribir. Creo que lo he estado postergando inconscientemente, que queda mejor dejar el blog (elemento social ya pasado de moda) para cosas que no requieran mojarse ni reflexionar profundamente. También es que pensaba que esta entrada debería tener un final feliz, pero desgraciadamente no ha podido ser.

Conocía a Virginia, tampoco mucho pero bailaba junto a mi mujer y era una amante de la danza árabe. Yo tuve contacto con ella por las clases de idioma árabe, poco más. Ni gran amigo ni confidente ni nada. Pero la conocía. Incluso nos invitó a su cumpleaños con toda la familia y todo en un lugar donde había karaoke y se comía bastante bien. Bastante alocada, nada creída, nos reíamos bastante.

Cosas de la vida dejamos de contactar y los años pasaron. Ella siguió bailando y viviendo en Rosario. ¡Ay, qué ciudad hermosa pero cuán teñida de sangre que está! Y poco más de un mes antes de viajar de vacaciones a Argentina, retomando los viajes congelados por la pandemia, me da por consultar las noticias locales y me entero de la cruda noticia: esperando en una parada de colectivo ella, su madre y otro chaval fueron tiroteados indiscriminadamente. Al principio se decía que quedaron en medio de un tiroteo entre bandas. Era la opción más creíble y la que tomabas sin pruebas ni contraste de información. Después, que un coche con narcos tiroteó un piso cercano, quizás una residencia de algún enemigo y una "cocina". Intentaron estos narcos eliminar a todos los testigos para que no declarasen. La última versión es más cruel: un mensaje a una banda rival donde entran en territorios que no controlan y matan para dejar el mensaje de que no controlan bien su zona, que son débiles y la próxima los desbancarán. Un mensaje donde se mata a gente "protegida". Es terrible todo esto.

El chaval, afortunadamente, recibió un tiro o dos en zonas no vitales y ha podido recuperarse. La madre murió en el acto y nuestra amiga quedó en coma en muy mala situación. Pulmones, piernas, intestinos... terrible pronóstico. Sin embargo, pasaban los días y dentro de la gravedad estaba estable. Había una luz de esperanza. Incluso al mes presentó mejoría tras varias operaciones, le rebajaron la sedación y volvió a cierto grado de consciencia. Creo que llegó a interaccionar en cierto modo con su padre. No sé si le contaron lo sucedido o se lo guardaron para no traumatizarla más. No sé si podía entender algo complejo con el nivel de sedación que le dejaron. Eso queda para la familia.

Sin embargo, uno de los órganos (ya no recuerdo cuál) empezó a funcionar mal y terminó diciendo basta. Todas las ilusiones que nos habíamos hecho de su recuperación quedaron en un pozo y terminó muriendo. No sé cómo hubiera sido su vida si se hubiese recuperado. Con las piernas destrozadas su modo de vida, el baile, quedaba descartado. Qué triste, porque estaba a dos o tres meses de viajar a Túnez para ganarse un dinero en bailes de exhibición y aprender más técnicas. No sé cómo hubiera sido su vida con tantas lesiones en órganos tan delicados.Y sobre todo cómo hubiera estado desde un punto de vista psicológico, sabiendo que su madre murió y ella casi por una anarquía imperante en la ciudad, un narcogobierno que campa a sus anchas y ha metido sus tentáculos en todos los rincones políticos, monetarios, urbanísticos y sociales. 

Rosario ya no es lo que era y la gente te dice que ya no es el miedo de que te roben, sino de que te maten para robarte más fácil. La vida ya no vale nada, los códigos de la villa (el párroco, los voluntarios de los comedores sociales, los maestros) ya no reconocen a nadie como intocable ni hay valores, por muy crueles que nos parezcan. Los incendios de las islas, la laxitud de los políticos, la producción y venta de droga en la misma ciudad, todo hace que el atractivo de una de las ciudades con mayor movida cultural de Argentina haya desaparecido en unos años y ahora sea asociada a la delincuencia y al narcotráfico, como lo fue en su día Medellín.

Respecto de mí, solo puedo tener un buen recuerdo para con Virginia. Un pequeño homenaje extensivo a los rosarinos y a las rosarinas que intentan vivir su día a día en paz, de sonreír entre tanta turbulencia y caos, en prosperar. Esa gente que se levanta día a día para ir a trabajar y disfrutar de la vida, de la costanera del Paraná, es la que se merece un monumento, un homenaje. Va por ti, querida Virginia.

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