viernes, 26 de octubre de 2012

Diario de Viaje: Villa Carlos Paz (Septiembre 2012)


Para una nueva reunión AFA esta vez tocaba en una localidad cordobesa, de climatología y orografía parecidas a la otra zona cordobesa andaluza y decidido fui a ver qué tal se daba esta nueva reunión. Muy temprano me levanté para llegar por la tarde a Carlos Paz, ya que había cerca de seis horas de autobús, que me las pasé entre leyendo de nuevo el éxito Dune y durmiendo. La verdad que se me hizo corto. Había en el autobús un amigo, por lo que no fui tan solo y al llegar nos pudimos orientar rápido y llegar a las cabañas, donde la propietaria, con un gracioso acento cordobés, nos dió la bienvenida y nos dispusimos en las camas que quisimos. Todo amplio y de madera, con el techo siendo el tejado y calefacción para la noche fría. Lo gracioso es que los números los ponen de manera casi aleatoria, por lo que tuve que dar un par de vueltas para orientarme y encontrar algún sitio para Internet y de comidas. Pude dar un buen paseo por el lago y llegar hasta el centro de la ciudad y ver el famoso reloj de cu-cú (aunque no me impresionó tanto). Por la noche vino ya toda la gente y tuvimos un momento de un suculento asado y canciones folklóricas hasta que las aborrecí.

El congreso muy parco en accesorios, pero en un hotel de calidad y muy cerca de casa. Pude ver a varios conocidos que hacía tiempo que no sabía nada de ellos e intercambiar impresiones sobre el ritmo de investigación del país. Asiduo a los tentempiés del café y decepcionado porque no hubo nada de copa de bienvenida. Cada vez llegaba más gente a la cabaña y tuvimos algunas reuniones con los porteños en otro asado de confraternización.

Lo difícil siempre es madrugar para las charlas, pero se puede escuchar algo interesante y de provecho, como las que versaron sobre bombardeo de iones en estructuras. Algunos datos saqué y otras charlas sobre empresas, industria y física me fueron de provecho para ir tanteando terreno y ganar algún que otro contacto. Además, siempre es bueno charlar con profesores para ver cómo está el percal interno y hacer diplomacia. Pero en el momento cumbre de presentación de mi póster, fallo. Apenas pasó nadie. Dos horas y pico y solo dos se interesaron someramente (al menos uno era alguien que dio una charla de interés). Pero no cuajó mucho la presentación, parece que este año solo conveía Higgs y nanotecnología aplicada. Pero tan cansado andaba que poco hice por la noche, cuando todo el mundo se fue de fiesta de los '80 en una discoteca.

Y madrugar para las últimas charlas a las que iba a acudir, que a la que le tenía fe era un refrito y había otras que me gustaron sobremanera. Salí incluso de compras para regalitos y después en los pósters pude bichear bien algunos y comer alfajores cordobeses en demasía. Por suerte, hubo fiesta final y pude comer y beber todo lo que quise, aunque al volver a la cabaña parece que se habían colado y habían hecho fiesta íntima, que la recordamos con humor ante la insistencia en ronquidos de muchos de los que moraban. Eso, y la saturación de folklore hizo que deseara volver pronto para leer y dormir. Y cavilar para algo de rol.

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