Primera parada en Asturias, lugar de leyenda. Ahí en el sur siempre pensamos que tanta montaña escarpada y vegetación abundante debía ser fantasía. Y no, pues nos pilló lluvia y neblina. Cangas de Onís, primera capital del Reino de Asturias, que había opuesto resistencia ante el avance musulmán.
Con el tiempo volví a visitar el pueblo y me pareció más pequeño y soso de lo que lo recordaba. No sé si después he visto cosas de más inspiración medieval o los recuerdos han ido maquillándolo para parecer más idílico. Pero que esto no confunda, pues merece la pena ser visitada Cangas.
Te quedas maravillado observar ese puente de piedra empinado sobre el río Sella, con inspiraciones romanas (aunque fuese construido en la Edad Media) y una Cruz de la Victoria colgando. También las edificaciones de los alrededores y la iglesia de Santa María que da a un parquecito con una estatua del rey Pelayo. Pasear por la ribera del río Güeña es espectacular y te permite ver la orografía circundante. También recuerdo en mi primera visita sorprenderme con paneles escritos en bable.
También es muy probable que visitase la iglesia de la Santa Cruz, la primera construida tras el inicio de la Reconquista. Sin embargo, no lo recuerdo con detalle. Y se me pasó el tema de revisitarla en la segunda ocasión. Me gustaría ver el dolmen que encierra.
También recuerdo las locuras que hicimos, pues esta vez nos quedamos los compañeros de siempre compartiendo habitación. Entre bromas y chistes e intentar ver el porno del Canal Plus codificado, quedan anécdotas muy divertidas. O que estaba rojo por el baño en la playa en Cantabria y no me dejaban ver a los profesores porque dormían en el mismo edificio que las chicas. O esa vez que con desodorante y un mechero casi quemamos un jardín. O esa vez que un grupo se quedó sin llaves y saltaron por una ventana baja y tras abrir quisieron volver sin darse cuenta a saltar por la misma ventana. Vaya, recuerdos de juventud.
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