jueves, 14 de junio de 2018

Diario de Viaje: Palma de Mallorca/Palma (Abril de 2006)

Pues si antes estaba relatando viaje de fin de primaria tocó hacer el viaje de fin de carrera universitaria (me negué a hacer el viaje de fin de secundaria por las malas relaciones que tenía con los compañeros de promoción). Tras mucho debate se concluyó que mejor quedarnos en España aunque también se debatió si mejor seguir en la península o ir hacia algún archipiélago. Que yo sepa hubo dos facciones para hacer el viaje (cosa de no quedar convencidos) y la nuestra fue la mayor. Así que en tren fuimos hacia una lluviosa Sevilla, la cual recorrimos para quitarnos el miedo del primer viaje en avión (al menos en mi caso).

Recomiendo también visitar a todo posible lector las Islas Baleares. Dan mucho juego, aunque ya tiene que estar tan cambiado y tan atestado de turistas que se tiene que hacer algo difícil. En Palma de Mallorca tocó, evidentemente, visitar su majestuosa catedral de Santa María de Palma, con los palacios reales bien cercanos, dando un aire pesquero y medieval a la zona. Es impresionante por dentro y el claustro te evoca tiempos pasados. Pena que no tuve energías para visitar el circular Castillo de Bellver, residencia del antiguo Rey de Mallorca.

La vista siempre continua del Mar Mediterráneo inspira muchas cosas y pasear por las playas hace que te sientas en pleno verano. El resto de la ciudad, como era esperable, tiene el aspecto de gran urbe, de intenso trajín. Y la zona de bares y discotecas es para ambientarse bastante.

Algo también interesante es que nos alojábamos en un hotel algo alejado del centro, donde había mucha vegetación típica de la zona (el pino carrasco, según creo recordar). El hotel era una pasada, pues teníamos el todo incluido (excepto el agua, ¡cuánto sufrimiento!) y nos hartábamos de comer y beber varias veces al día. Nunca he comido tanto y tan variado, la verdad.

La convivencia bastante buena. Noches de historias y debates en las habitaciones y cubatas para entretenerse. Entre confidencia y confidencia se consolidaron algunas relaciones y se rompieron algunos anhelos amorosos. Y nunca se me va a olvidar: entre burrada y burrada, disfraces improvisados de momia y chistes, manteamos a la gente y una terminó cayendo sobre el borde de la cama, rompiéndola de parte a parte.

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