martes, 11 de octubre de 2011

Al final pagan los jubilados

Bueno, el mes de marzo ha sido algo tranquilito en cuanto la variedad de temas en el blog. Entre historia y viajes se ha cubierto el cupo, sin dejar de contar el homenaje anual a las víctimas del 11-M. Este fin de semana ha traido la buena noticia de que el Presidente del Gobierno actual no se presentará por tercera vez a las elecciones, cosa que hay que aplaudir llena de goces y albricias. Sí, pero esta misma persona ha dejado el Reino en una coyuntura lamentable. Ha habido algunas reformas para intentar paliar la galopante crisis, pero como siempre, quienes van a pagar son los pobres. Eso hace que uno se plantee seriamente dónde queda la sigla de Socialista en el PSOE.

En vez de aumentar a los ricos los impuestos se ha decidido tocar a los funcionarios y los jubilados. No es que hay que ahogar a los ricos para exprimirlos y tacharlos de malévolos (con la consecuencia que el pueblo los vería como enemigos comunes y no se plantaría cara a los verdaderos responsables), sino que paguen a Hacienda una cantidad acorde con sus ingresos. No vale esa excusa barata de que no es justo que todos no paguen la misma cantidad, sino el mismo porcentaje. Pero en proporción sí lo es y como en las rentas más desahogadas ese porcentaje significa más aporte es necesario que se haga. El impuesto de patrimonio debería volver a recuperarse, ya que también sería conviente estos ingresos en las arcas españolas. Y por último, que se mantengan o se hagan aún más estrictas las prohibiciones de mandar todo tu dinero a los paraísos fiscales caribeños o europeos. Esto unido con política de austeridad, eliminación de duplicidades y gestión mejorada y eficaz seguro que va a conseguir algo de ahorro. Otro punto es que los diputados hagan gala de que son los primeros en apretarse el cinturón y se bajen los sueldos desorbitados, tengan más control de acudir a las sesiones parlamentarias (que a veces parece una escuela en vacaciones), que se comporten como gente seria y que hagan su labor de la manera más decente posible (hay quien no ha interpelado ni una pregunta, ni por escrito siquiera). Sumemos a esto que toquen su jubilación desmesurada que se consigue tras pocos años de ejercer el cargo, que queda en contra de las últimas reformas hechas al resto de funcionarios y a los jubilados. Ambos sectores, como siempre, los más recortados en sueldo. Es verdad que hay algunos funcionarios algo vagos y apiñados en su puesto vitalicio, pero hablando de funcionarios también están médicos, bomberos, policías y maestros. Hablando de vitalicio, ¿cómo es que las suculentas pensiones de los anteriores Presidentes del Gobierno no sean incompatibles con otros cargos en compañías privadas o públicas?

Con la inflación los jubilados cada día más pobres, sin contar con las nuevas rebajas de prestaciones. Pero atención, en España la población tiende a aumentar y envejecer. Es decir, día a día nacen menos niños y los ancianos tardan más en morir. Sólo la inmigración mantiene un cuerpo de cotización lo bastante fuerte para no hundir esto en dos días. Todo viene a que como no nace nadie llegará un momento en que haya más gente anciana que joven y nuestro sistema de Seguridad Social mantiene las pensiones por los impuestos de los que trabajan. El día en que haya más jubilados que cotizadores... Esto sólo se resuelve concibiendo un ambicioso plan para promover la natalidad, la conciliación entre trabajo y hogar, los horarios flexibles, las ayudas por maternidad y paternidad, la erradicación de la supremacía de promoción laboral ante la formación de una familia, la creación de más escuelas y guarderías y la posibilidad de implementarlas en el trabajo. No queda otra señores, y dejo en manos de gente más experta esta noción para ver si se puede llevar a cabo o no.

Mientras tanto y a mira muy corta se intenta hacer una chapuza en España. La esperanza de vida es mayor que hace pocas décadas, por lo que una persona de hoy con 65 años no es tan vieja como uno de 65 años a mitad del siglo XX, por ejemplo. Si antes se contaba con que iban a vivir poco en una rápida senectud ahora como mínimo al humano le quedan dos o tres décadas para disfrutar del trabajo bien hecho. Esto repercute evidentemente en la Seguridad Social. Que nadie sospeche que voy a proponer una eugenesia, por favor; sólo pongo en evidencia lo que está tras dos segundos de reflexión de cualquiera. Otro aspecto es que una persona de 65 años pierde mucho de hacer algo productivo a no hacer nada de un día para otro. Ahora el nivel de vida es suficientemente algo como para que las personas de 65 años puedan seguir aportando sus conocimientos y experiencia a la sociedad. Por tanto, el Gobierno, sujetándose a eso ha aumentado (o aumentará de manera progresiva) la edad de jubilación hacia los 67 años. Con dos años más cotizando se evita que entren en el grupo de jubilados a este grupo que inaugura la tercerda edad. En principio parece positivo, porque además se da una bonificación si prorrogas varios años más tu jubilación. Lo que ocurre que esto conlleva el truncamiento de la entrada de la nueva hornada generacional, más joven, más activa, más ambiciosa y con menos experiencia. De ahí que día a día no se hable ya de la arcaica Generación X, sino de la Generación Perdida. El paro es enorme y el de larga duración (sin prestaciones) llega a cotas históricas. Pero lo que es más triste es que el paro juvenil es abismal. Eso, la verdad, desilusiona una barbaridad: estás veinte años estudiando y rompiéndote los cuernos para conseguir un título universitario y al día siguiente vas a la calle o intentas luchar por algún trabajo cuya exigencia está muy por debajo de la cualificación que has adquirido durante la última década. Propongo, a ver si es factible, que sí, que se aumente la edad de jubilación, pero a partir de los 65 años que se entre en una especie de consultor externo. Es decir, como un término medio, dos años en los que es una mezcla de trabajador y jubilado. Una paga acorde y unos horarios en la empresa (pública o privada) como consultor, instructor de los jóvenes que vayan entrando a ese trabajo, ya que aunque estén los ancianos desfasados en nuevas técnicas o en el uso de nuevos aparatos tienen una carga de experiencia impresionante que no debe ser olvidada a la ligera. Por mucho que cambien las cosas siempre surgen atajos o preguntas que alguien ya ha hecho y se gana mucho si te los dicen y hay alguien que pasó por esos problemas, resolviéndolos y aprendiendo más rapidamente. Ahí no se jubilarían hasta los 67 y los jóvenes podrían entrar en el mercado laboral.

Porque otra cosa llevada a cabo por el Gobierno es el aumento, creo que de 35 a 40 años, de cotización para alcanzar una pensión máxima. Eso quiere decir que si no estás cotizando desde los 24 años ya estás jodido, por lo que la inmensa mayoría lo estamos. Incluso si llevas desde antes, como los becarios, no te reconocen que eso sea un trabajo y se rían en tu cara. Hay pues un desbarajuste enorme que hace que si llevas trabajando desde chico y ya tienes el máximo no puedes jubilarte porque no has llegado a la edad reglamentaria, dando dos opciones: te jubilas antes y no cobras el 100% o te jubilas con la edad y no te cuenta de manera positiva esos años de más. Eso ha de arreglarse sí o sí, porque la gente se frustra y empieza a desconfiar del sistema. Además, estas prejubilaciones cuantiosas con apenas cumplidos los 50 hacen más mal que bien, ya sea a la Seguridad Social ya sea a la mente de la persona que se jubila. Algunos propusieron que la jubilación sólo durase unas décadas, sin contar si vives más que ese término. Creo que esto es espantoso y que fomenta de manera indirecta la eugenesia y la opresión de la familia que tiene que aumentar sus gastos, haciéndolos más pobres aún. Los proletarios y obreros de finales del siglo XIX no se esforzaron tanto ni derramaron su sangre por esta pantomima propuesta. Así que para obligarte a cotizar desde más joven este plan de aprendices y becarios que no se cuentan como trabajadores ha de cambiar (ahora dicen que te reconocen un máximo de dos años como cotizados, aunque los doctorados son de cuatro) o recuperar los años de cotización de antes. Pero eso sí, hay que reestructurar la oferta de trabajo de una manera ingente y urgente, eliminando el salto enorme que hay entre contrato indefinido y temporal y que se castiguen los que ofrezcan trabajos en negro. Hay que regular el paro (promoción de cursos de novedades, refresco de conocimientos, talleres de aprendizaje, fomento de movilidad en todo el territorio, contratos sólidos) y ofrecer trabajo acorde a un mundo del siglo XXI y que mire lo que la juventud se está preparando (no vale que fomenten que se haga química cuando después sólo hay plazas para la construcción). Sí, es algo ambicioso y de larguísima duración, pero algún día habrá que empezar. Y cuanto antes mejor. Porque si no vendrá la canciller alemana Merkel ofertando plazas de trabajo en Alemania y tendrán los beneficios de la producción de españoles en tierras teutonas y sin haberse gastado un euro en formación desde la infancia. Porque seamos sinceros, la formación española, aunque muy tocada, es muy competitiva internacionalmente y si es bueno y saludable trabajar en el extranjero para ver mundo y aprender nuevas idiosincrasias y metodologías laborales diferentes, una eterna fuga de cerebros de España va hacer más pronto que tarde que dependamos en todos los aspectos de las otras potencias gracias al conocimiento que exportamos. En época de crisis es lógico que haya gente que salga del país para encontrar un futuro mejor, pero si antes sólo se podía ofertar mano de obra barata e ilegal en Alemania Occidental y en Francia, ahora podemos aportar conocimiento científico a Reino Unido y Estados Unidos, y si yo, humilde ciudadano, me doy cuenta de ello y que esto se puede aprovechar en beneficio de España, Europa y el mundo, los que están en las altas esferas políticas deben tener una panorámica más clara. Otra cosa es que quieran hacer algo, o que no tienen perspicacia para darse cuenta.

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Publicado originalmente el  05-04-2011

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