lunes, 10 de octubre de 2011

Día de la Hispanidad

Los 12 de octubre se celebra en España e Hispanoamérica que en 1492 tres barcos castellanoleoneses, liderados por Cristóbal Colón, llegaran a América. Se pone de manifiesto que el continente americano fue visitado por europeos (los vikingos los primeros, pero quizás después irlandeses y algún otro castellano) y chinos por la historiografía actual, pero a Colón le corresponde el mérito de ser el primero que mantiene vínculos y unas rutas continuadas y duraderas, evitando llevar al olvido de nuevo a América. Tres viajes más y quedaría consolidado como el descubridor, a pesar de sus oscuros intereses y su afán monetario. España, que no tiene fecha de fundación ni independencia, usa este día como Fiesta Nacional (junto con el 6 de diciembre, pero la primera posee más solera). Como tal Fiesta no debería ser únicamente un desfile militar y homenaje a las Fuerzas Armadas. Además de esto deberían haber más tipos de celebraciones y festividades, aderezadas de toques culturales e históricos para convertirlo en una verdadera celebración nacional. Es la fecha cúlmen del españolismo, que como todos los otros símbolos, fueron apoderados por Franco para justificar su poder dictatorial. Pero ando seguro que el Día de la Hispanidad data de varias décadas antes del golpe de Estado de 1936. Es un día en que todo el mundo debería disfrutar y conocer un poco la gesta que conllevó a la consolidación de España y su lanzamiento como imperio y primera potencia mundial durante todo el siglo XVI. Pero como este país no es otro que España la Fiesta Nacional queda en ridículo por los propios participantes que quieren promocionarla. El Presidente del Gobierno y el Alcalde de Madrid discuten como niños de primaria sobre dinero. Políticos hacen burla del Presidente de Cantabria. El público asistente se desgañita en abucheos hacia Zapatero durante todo el tiempo, sin importar la presencia de toda la Familia Real. Un despropósito, vamos. Si se quiere criticar se puede hacer en algún otro de los 364 días del año que quedan. No puedes transformar un momento de celebración y unidad en una riña de escuela y en una falta continuada de respeto a los cargos institucionales. Es negar el mismo principio que justifica el poder celebrar esta festividad. Parece que el Gobierno quiere hacer un protocolo para evitar los abucheos del público, pero esto me da miedo porque no sé cómo lo van a conseguir, si alejando al público a varios kilómetros de distancia o poniéndoles a todos una mordaza. Lo que deberían hacer los políticos es su trabajo de la mejor manera posible y evitar hacer el tonto en los prolegómenos del desfile (que hace ver a la gente que si los políticos pueden hacerlo ellos también).

También es un día que recuerda los lazos en común con América Latina. En dicha zona se sigue llamando Día de la Raza, nombre que aún me da escalofríos. Latinoamérica siempre ha sido crítica con la fecha, ya que realmente se hizo uno de los mayores genocidios de la historia de la humanidad a los pueblos indígenas. Se estima que murió el 90% de la población existente en 1491, lo que lleva a varios millones. Incluso muchos gobiernos plantean celebrar el 11 de octubre como un homenaje a las culturas precolombinas. Los historiadores de la época dan fe de que el español medio llegó con afán de ganar riquezas y conseguir esclavos que podían ser convertidos al cristianismo o torturarlos como animales sin alma. Hubo leyes regias que prohibían el esclavismo pero fueron pocos los que lo tomaron a rajatabla. Fue algo innombrable lo que hizo España, pero de ahí a usar eso como excusa para encontrar un enemigo el día de hoy ya no me parece correcto. También que para justificar acciones achacan a los españoles más maldades aún, consolidando la famosa Leyenda Negra. Que si bien hubo matanzas y masiva explotación minera, nunca llevamos a guettos a los indígenas como en las reservas de EEUU; las técnicas de extracción minera eran tan deficientes que corresponden a menos de un lustro de explotación con técnicas actuales; la retirada de metales de América no fue únicamente gastada en la metrópoli y a los acreedores europeos, sino que se reinvirtió en los virreinatos y se emplearon para construir ciudades nuevas; hablan siempre de imposición pero no de que había muy pocos metropolitanos en los cargos de poder y que la mayoría eran los denominados criollos (descendientes de los españoles ya nacidos en suelo americano) que a la larga tomaron el relevo de explotación indígena y se hicieron pasar como los verdaderos habitantes y con prerrogativa de independencia (tan bien asumieron papeles que a los libertadores a veces se les opuso tropas realistas compuestas por indígenas); se escribe que las tribus y naciones indígenas eran casi idílicas, aunque muchos pueblos se unieron a los ejércitos españoles para contrarrestar la opresión de imperios establecidos, como por ejemplo los aztecas que sacaban de las tribus colindantes a las víctimas de sacrificios. Estos datos no quieren ser una llamada de acallar el genocidio, no por haber hecho cosas buenas se puede olvidar lo malo o que no es tan malo si se hizo cosas loables. No. Sólo quería poner de manifiesto dos aspectos de la misma moneda que en cada lugar es convenientemente explotado (en España que hicimos mezcla racial y se vivía de maravilla; en América que asesinábamos hasta para desayunar). Sólo quise hablar del Día de la Hispanidad y dar a conocer a los lectores que hubo un genocidio enorme y que hubo otra gente que en vez de recurrir a la barbarie se dedicaron a construir un futuro para sus descendientes a partir de buenas obras. Porque, como es normal, englobar a todo un colectivo en el mismo adjetivo calificativo se llama generalización, y a veces es engañoso.

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Publicado originalmente el  18-11-2010

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