miércoles, 12 de octubre de 2011

La muerte de Bin Laden

Osama, el famoso terrorista saudí, nació en una rica familia de altas influencias y dedicada al campo de la construcción. El joven Osama fue educado en el wahhabismo, una rama extremista del Islam que predomina en Arabia. A la vez, fue a colegios elitistas y logró estudios universitarios, por lo que no estamos hablando de un tonto con ansias de hacer daño a los listos. Mucho se ha hablado de este hombre pero como viene siendo habitual los medios demonizan al demonio, lo hacen más malo de lo que es para que lo odiemos aún más y dejemos de considerarlo un humano. Deploro y vitupero sus políticas terroristas y su sed de sangre, pero hay que juzgarlo en su justa medida, ni más ni menos. Si nos convertimos en dioses supremos y le quitamos su humanidad para sentirnos más tranquilos al exterminarlo, nos estamos poniendo a su nivel.

Bin Laden, fiel a sus creencias religiosas radicales, pretendía que los Estados fuesen teocráticos, con la Sharia como ley fundamental. Un Estado democrático o laico (no hablemos de comunista) era lo peor que podía pasar. Pero su afán de naciones islamistas no se quedaba ahí, quería la unificación de todos los países islámicos en un nuevo Califato unificador que tuviese como principal política la yihad. Porque Osama creía en la Guerra Santa como único medio para imponer sus ideas. La violencia y la muerte de civiles era para él algo colateral, algo necesario para conseguir sus propósitos. Como buen extremista, odiaba profundamente a los judíos y a Israel como la creación física usurpadora, además de la rama del Islam más moderada: el chiísmo. Con el tiempo también comenzó a odiar a Estados Unidos por su afán imperialista y el expolio de recursos naturales a cambio de unas sonrisas. Su modo de vida pecaminoso, según él, y el despotismo de los gobernantes estadounidenses fue demasiado para Osama, que encausó su ira hacia la aniquilación de este país. Parece ser que quería desencadenar una guerra entre EEUU y las potencias musulmanas para obligar a la fundación del Califato y conseguir un islamismo puro que eliminase opciones moderadas y laicas y que liderase el porvenir del planeta. Para ello, con sus casi ilimitados recursos, fundó al-Qaeda (La Base), una organización terrorista enfocada en ataques masivos de alta trascendencia, reclutadora de ciudadanos de diversos países y militares altamente cualificados y con multitud de organizaciones con ansias de emularlos. Bin Laden y al-Qaeda provocaron ataques mundiales, como coches bomba en Arabia Saudí, el derribo de dos helicópteros en Somalia, asesinato de turistas en Egipto, el ataque a las embajadas de EEUU de Kenia y Tanzania y la destrucción en Yemen de un buque de guerra americano. Y cómo no, el ataque a las torres gemelas y al Pentágono en 2001 con aviones pilotados por suicidas. Contemos también el ataque a centros turísticos en Indonesia y los ataques a extranjeros en Marruecos, Arabia y Argelia, controlando también zonas del desierto del Sáhara y secuestrando civiles para financiarse con los rescates. al-Qaeda también ha estado presente en zonas en conflicto en Irak y ha sido fuente de inspiración o con un cierto grado de colaboración en los crueles antentados en España (2004) y Reino Unido (2005).

¡Un momento! Sí, todo esto se puede sacar de cualquier lado y muestra claramente que Osama es un terrorista maniático y perverso, pero no todo el mundo con ansias de imponer sus ideas con sangre y con dinero a mansalva puede estar incólume tanto tiempo. Vivió mucho tiempo en Arabia y pudo escapar a Sudán, llegó a Afganistán para apoyar al Emirato talibán, pudo refugiarse en Pakistán durante años y pasar desapercibido. ¿Dónde lo aprendió? La respuesta es sencilla: Estados Unidos le enseñó todo lo que necesitaba. De amigos a enemigos irreconciliables. Bin Laden, fiel a sus ideas, quiso ayudar al islamismo en Afganistán tras la invasión de los ateos soviéticos en 1979. La CIA, contando con que creía en su causa contra la URSS, los fondos con que contaba y que su familia estaba bien posicionada con los dirigentes de EEUU (tanto que el mismo 11-S el espacio aéreo estadounidense se abrió excepcionalmente para evacuar a la familia Bin Laden y que no sufriesen represalias por el garbanzo negro de la familia), lo entrenó en todas las artes que puso en práctica posteriormente. Bin Laden, hizo causa común con EEUU, porque era la única opción para echar a los ateos, mejor aliarse temporalmente con creyentes, aunque cristianos y decadentes. La CIA, de muy buenas maneras, le enseñó camuflar grandes cantidades monetarias, la fabricación de explosivos y a cifrar códigos. Y como la guinda del pastel, recibió un minucioso entrenamiento en técnicas de ocultación. Para que la URSS perdiese la guerra contra Afganistán, EEUU pactó con todo lo que se echase a su frente, da igual con quién y qué harían después con todo ello. Se quejan que los talibanes reinaron con terror en el país asiático, pero no cuentan que fueron ellos quienes les dieron el apoyo y daron el respaldo con el que nunca habrían contado, dejando el camino despejado para que alcanzaran el poder. La historia se repitió, tras el 11-S quisieron exterminar a Bin Laden y al régimen que lo cobijaba (y con miras a construir un gasoducto que conectase el mar Caspio con el Índico) y colaboró con la Alianza del Norte, organización que no tiene a la democracia como una de sus preferencias. Y no nos olvidamos de la invasión a Irak para controlar sus pozos petrolíferos a la vez que podía poner un gobierno títere y eliminar a Sadam Hussein, que estaba fabricando inexistentes armas químicas. La cantidad de víctimas inocentes que ha habido en Irak y Afganistán rompen cualquier estadística (se habla de un millón) y tras conseguir su propósito dejan todo en un hermoso caldo de cultivo de una guerra civil.

Uno se apena por las muertes de los que trabajaban en las torres gemelas, y también de las mencionadas arriba. El terrorismo puede venir de una organización o de un Estado. Bin Laden, la joya con la que contaban, no tardó en ir en contra de sus intereses. Y comenzaron a demonizarle. Tanto que cuando lo han localizado en mayo de 2011, no han pensado en detenerlo y enjuiciarlo en un proceso justo e imparcial para que se computasen sus delitos y la pena que le correspondía. No, nada de eso. Entró un grupo armado en su casa y abatieron a lo que se movía. Nada de preguntas o extracción rápida de Bin Laden. Lo querían muerto. EEUU y su Presidente, premio Nobel de la Paz, prefirieron bajar al nivel de Bin Laden y ejecutarlo como un animal rabioso. Predican la Justicia y cuando es necesaria aplicarla para demostrar la altura moral que dicen tener, no lo hacen. Osama era un cruel terrorista, sí, pero si quieres sentirte más honorable que él, detenlo y júzgalo, o que lo juzgue su país o el país en el que lo detuviste. Pero era más cinematográfico ejecutarlo en menos de un minuto. Y para demostrar que lo han hecho bien lo demonizan. Me aterrorizó que dijesen que el cruel terrorista, viéndose rodeado y sin escapatoria, agarró al objeto de carne que era su mujer y la empleó como escudo humano. Sinceramente, a mí ma parece que eso no sucedió así: la esposa de Bin Laden vio que estaban rodeando a su amado y rápidamente quiso interponerse entre su marido y los que estaban a punto de disparar sobre él. Pero claro, si la prensa diese esta versión ya no podrían tacharlo de terrorista sanguinario misógino. Que sea malvado vale, pero que cada respiración suya lo sea, ya no me parece tan creíble. Abatido como un pato de feria, quizás para poner la conciencia del Gobierno de EEUU tranquila, lo llevaron al mar y lo tiraron como un saco de patatas. ¿La excusa? Que sus seguidores no se escandalizasen al ver el cadáver y clamasen una represalia. Eso explica que no emitiesen las imágenes. ¿Pero qué juega el mar? Pues para que no se crease un centro de plegaria su tumba. El Ejército dice que era para aplicar un antiguo ritual musulmán. A mí, sinceramente, no me engañan. Otros dicen que no está muerto o que nunca existió (o que murió de cáncer hace años y lo han mantenido "vivo" para poder seguir recortando libertades en su país y poder meter la mano en el resto). Personalmente, y viendo que al-Qaeda clamó venganza por la muerte de su líder con atentados (y que éste no salió a desmentir la noticia de su falsa muerte) me dicen que realmente estaba vivo hasta este mayo y que lo abatieron y se deshicieron deshonrosamente del cuerpo.

Ya hoy, afortunadamente, un cruel terrorista no podrá hacer más maldades (aunque otros sí, como irónicamente demuestra la no relajación de humillantes y absurdos controles en los aeropuertos), pero seguro que tampoco podría haberlas hecho si hubiese sido juzgado y estuviese en una cárcel de máxima seguridad. ¿Que esto no es justo para las víctimas inocentes? Permitidme decir que esta pregunta demuestra que hay un doble rasero en la primera potencia mundial. Y esto me aterroriza aún más.

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Publicado originalmente el  25-09-2011

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