En este país, debido a los diversos avatares históricos se han ido consolidando a través de los siglos una mezcolanza de culturas y pueblos diferentes, que por pactos o por la fuerza se han ido unificando hasta dar la España de hoy en día. Sin embargo, el concepto de nación que se va forjando en la segunda mitad del siglo XIX por las consecuencias del liberalismo y la corriente romántica de la época, hace resurgir conceptos y sentimientos que se habían olvidado o estaban latentes en las personas. Por diversas conveniencias o por imitación se han consolidado actualmente y dan una mezcla muy productiva a la realidad existente, aunque siempre existen direcciones que pueden desestabilizar el crisol de culturas. El concepto de nación a veces incluye reconocimiento, otras autogobierno y algunas veces derecho de autodeterminación, conceptos ellos que pueden bascular de uno a otro o mezclarse.
El primer nacionalismo a considerar no es otro que el español. La mayoría de la población (sin importar la Comunidad Autónoma en la que residan) se considera española, eso está claro; pero el nacionalismo determina una manera de pensar más allá del simple hecho de considerarse español. Se da a entender que la única nación es la española, oponiéndose a la existencia de los nacionalismos periféricos. Hay corrientes para todo, desde las que son nostálgicas del centralismo y la mano dura a los que consideran bueno el reconocimiento de diferencias y la articulación del Estado de una manera federal. Los orígenes del nacionalismo español están en la Guerra de la Independencia contra el Imperio de Francia e hinca sus raíces en el reconocimiento de los símbolos españoles. Actualmente, grupos tanto de izquierda como de derecha participan de este concepto, siendo por ejemplo el Partido Popular quien más defensa hace de este nacionalismo y que tiene gran representación parlamentaria. Desgraciadamente, el abuso y la apropiación de los símbolos españoles por parte de la dictadura franquista han hecho que se vincule esta opción a inspiraciones por parte de la extrema derecha. Existe una variante que puede considerarse imperial: reconocer como propios los antiguos territorios de ultramar y retomar las tradicionales concepciones habsburgo sobre España. Incluso están las corrientes monárquicas y republicanas. Y para dar más salsa al nacionalismo español hay que contar a los que anhelan la fusión de España y Portugal para dar a luz a la Federación de Iberia, proyecto poco tocado pero que tiene sus orígenes ya por mitad del siglo XIX. Últimamente, existe un pequeño movimiento cubano que pide la reincorporación de la isla a España, creando una suerte de Reino Unido hispano. Esta opción no es más que una actitud de repulsa al régimen castrista de Cuba. Al otro lado del Atlántico existe una leve corriente por unificar a todos los países de habla española en un gran Estado denominado Hispanoamérica, aunque los defensores tienen un aire autoritario. También, para no dejarlo atrás, varios españoles jóvenes ponen miras en el europeísmo y tienen claro que el paso próximo en España es la integración en un gran país federal que se originará tras la consolidación de la Unión Europea como única alternativa posible a las eternas rencillas económicas y militares entre países.
Hoy en día la Constitución de 1978 tiene en cuenta la existencia de nacionalidades históricas, que tuvieron proyectos de autogobierno o bien ya auténticas plasmaciones de éste en el pasado (normalmente durante la II República, pero también en la era de conspiraciones cantonalistas y federalistas dadas durante el reinado de Alfonso XII). El nacionalismo vasco se sustenta en las ideas de Sabino Arana sobre el origen común de los vascos, diferenciado del resto de pueblos de Europa (tanto que su lengua no tiene familia en Europa y no proviene del latín). Se propone la creación de Euskal Herria, conformada por el País Vasco, Navarra, el Condado de Treviño castellano-leonés y una zona de Cantabria (situadas en España) junto con parte del departamento de los Pirineos Atlánticos (localizados en Francia): Álava, Vizcaya, Guipúzcoa, Alta Navarra, Baja Navarra, Lapurdi y Zuberoa. Quien lleva la bandera no es otro que el Partido Nacionalista Vasco, de corte conservador de derechas y con ciertas influencias del carlismo (aunque no proviene directamente de él). Existen también opciones de izquierda, grupos democráticos, por supuesto, aunque en este caso nos suenan más los miembros de la banda terrorista ETA, que intentan dar a luz sus ideas mediante la violencia. En Navarra también existe una corriente vasquista (aglutinada por Nafarroa Bai actualmente) que clama por la unión con el País Vasco como un primer paso y la creación de Euskal Herria como meta final.
El nacionalismo catalán no se fundamenta en los orígenes comunes étnicos, sino en su historia, cultura y lengua diferenciadas, con leyes propias y tejido industrial arraigado. Se consolida a principios del XX como una evolución del catalanismo, un movimiento cultural que potenciaba las creaciones y la manera de ser de los habitantes de Catalunya. Este nacionalismo engloba tanto a gente de izquiera como de derecha, aunque la conservadora Convergència i Unió es la más mayoritaria. En sus postulados contempla el reconocimiento como nación y el aumento de autogobierno dentro de España (siempre con el poder de decidir en cualquier momento romper la unión o no). Por otro lado, Esquerra Republicana de Catalunya apoya más un independentismo como único paso lógico. El movimiento independentista asegura que la defensa de los valores y características catalanas sólo puede ser posible siendo un Estado separado de España. Hay también una corriente pancatalanista que da a entender que la independencia es el primer paso de la creación de los Països Catalans que además de Cataluña estén en ese futuro Estado Valencia, Islas Baleares, el oriente de Aragón, Andorra, el Rosellón francés y el municipio sardo del Alguer.
Pos sus diferencias culturales y políticas el nacionalismo gallego pide el reconocimiento de Galiza como nación. Muchos gallegos piden una mayor autonomía dentro de una España incluso confederal y otros piden únicamente como punto viable la separación. Ambos sectores defienden la lengua y las tradiciones gallegas. Hay que decir que Galicia es la tierra de ideales nacionalistas en la que predominan las posturas de izquierdas (como en Navarra), al contrario que País Vasco y Cataluña. Existen sectores que incluso piensan en una unión con Portugal para dar origen a un nuevo Estado: Portugaliza. El partido político con más fuerza es el Bloque Nacionalista Galego.
El nacionalismo valenciano considera a València como nación, un país en toda regla, en donde se cree una república (País Valencià) donde se considere como lengua propia al valenciano, tomándola como perteneciente a la familia lingüística del catalán. El Bloc Nacionalista Valencià defiende esta postura. Hay una minoría que considera la opción catalanista de formar parte de los Països Catalans por tener una lengua común e identidades semejantes. Se da una tercera opción independenstita que considera una nación (Nació Valencià) con un idioma que no tiene nada que ver con el catalán.
Existe también el nacionalismo canario, que va en ideología desde el independentismo hasta el simple autonomismo de las Islas Canarias. El partido de más peso es Coalición Canaria. Sus orgínes están a principios del siglo XX entre emigrantes canarios a América, destacando Secundino Delgado, pero el mayor auge del nacionalismo se da a finales del siglo XX, con incluso la creación de un movimiento que defendía la lucha armada y contaba con el apoyo de varias potencias africanas.
De vuelta a la península analizamos en nacionalismo andaluz, de bases políticas y sociales que consideran a Andalucía como una nación que ha de ser independiente y con sus propias relaciones con Europa, tal y como ideó Blas Infante. El partido con más pujanza, aunque hay multitud de ellos que tienen ideas orientadas en el mismo rumbo, es el Partido Andalucista, además de la presencia de Nación Andaluza. Estos postulados sin embargo no han tenido mucha representación parlamentaria en los últimos años debido o a un descontento de la población andaluza o a una desafectación del proceder electoral.
El nacionalismo aragonés considera que el idioma, las leyes, la cultura y la historia de Aragón son motivos suficientes para un reconocimiento como nación autónoma e independiente. El Partido Aragonés aglutina a los nacionalistas de derecha, mientras que Chunta Aragonesista engloba a los de izquierda.
El nacionalismo asturiano, a pesar de no tener mucha relevancia, ha influenciado en la política de Asturies como un movimiento social de peso. Se vincula al progresismo y a la defensa del bable. Siempre han existido muchas organizaciones políticas que defendían esta opción y ahora se puede tomar en cuenta al Partíu Asturianista, entre otros. Existen opiniones sobre una Gran Asturias, que tenga en cuenta zonas de Cantabria y León.
De orígenes muy recientes está el nacionalismo cántabro, que defiende su lengua propia y pide una comarcalización de Cantabria. El Conceju Nacionaliegu Cántabru defiende estas tesis, aunque no cuenta com mucho respaldo electoral.
En Estremaúra existe un testimonial nacionalismo extremeño, que pide el reconocimiento como nación y la defensa de la lengua propia. Sin embargo, fuera de estos dos puntos, las ideologías son muy parecidas a las posiciones regionalistas. En el pasado este nacionalismo estaba identificado con la extrema izquierda y hoy está abanderado por el Partido Regionalista Extremeño.
Por último, el nacionalismo murciano es una corriente política en Murcia basada en una corriente de pensamiento que declara la denominación de nación por la cultura, la lengua y la historia que poseen. El proyectado País Murciano se adaptaría a la cuencia hidrográfica del río Segura. Hunde sus raíces en los movimientos cantonalistas de la I República y por tanto tiene concepciones federales. Desde la Transición han existido fuerzas minoritarias, nombrando por ejemplo al Partido del País Murciano.
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Publicado originalmente el 09-11-2010
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