lunes, 10 de octubre de 2011

La ceguera religiosa

Hace unas semanas por luchar contra el aburrimiento me puse a buscar por Youtube y encontré una curiosidad que me llenó de preocupación. Fue sobre la gran serie Bola de Dragón, tanto como el argumento como los personajes. Esta serie es un icono de mi infancia y adolescencia y me cuesta soportar las críticas que se vierten contra ella. Y más si tiene tintes religiosos quien acusa. De esto trataba el vídeo, de cómo un predicador cristiano de la variante del avivamiento jaleaba con contundentes razonamientos sobre la serie y su mensaje. Cientos de personas congregadas en la sala escuchaban con devoción su sermón y acompañaban con frases sus lapidarios comentarios. Hace ya mucho tiempo escribí sobre la manipulación de los cristianos aprovechándose de ciertos aspectos cotidianos (en ese caso comenté sobre el uso de un niño que criticaba los avances y las conclusiones de la ciencia). Este artículo vuelve a criticar la manipulación y el aprovechamiento de la credulidad de las personas, ya sea por desconocimiento del tema a tratar o de la poca formación de la persona en cuestión.

No va a ser una crítica a la gente por sus creencias. Cada cual es libre de tener sus ideas y concepto de fe. Hay algunos que necesitan creer en Dios y en rituales para congraciarse con ellos mismos y afrontar con valentía el mundo que les rodea. Es más, de joven fui muy creyente y sé de lo que hablo (y quizás de los pocos que han leído la Biblia completamente). Ahora bien, desde mi ateísmo racionalista y mi tradición otaku puedo decir que lo que estaba haciendo el predicador no era fortalecer la autoestima de los creyentes congregados, ni siquiera enseñanzas sobre la vida de Jesús o una diatriba sobre el poder de Lucifer. Lo que hacía, a mi modo de ver, era manipular con palabras muy elaboradas a sus fieles congregados para atenazarlos por el miedo de la pureza del alma de sus hijos. Mostrándole que el mal está en cada rincón menos sospechado y que sólo el propio predicador se da cuenta de lo que ocurre y aparece como última salvación.

En primer lugar hay que tener en claro que las tradiciones, religiones y mitologías occidentales y orientales son muy diferentes y de bases radialmente independientes. Cierto que los clásicos conceptos de bien y mal son los mismos, pero los tabúes y preconcepciones se han desarrollado aparte y sin interacción desde hace siglos. Si para los cristianos el dragón es una elucubración del mal y una personificación de Lucifer, chinos y japoneses suponen que estos seres son representantes de la sabiduría. Puede haberlos buenos o malos, pero generalmente custodian zonas mágicas y protegen a los que los adoran. Así que en esta serie que se invoque un dragón no es por reclamar un pacto con Satán sino que quieren sabiduría y acciones mágicas. En Bola de Dragón hay demonios, en todos los folklores existen, pero si en el cristianismo son todos casi de la misma calaña en las religiones orientales desempeñan muchos cargos, desde el mal absoluto a tramposos y graciosos (como en las mitologías nórdicas). Esto es una consecuencia de creencias politeístas, como el propio sintoísmo y más que la serie tiene sus orígenes en una antigua leyenda china de un dios-mono. La fantasía de esta serie hace que los humanos interacciones con extraterrestres, que nuestro amigo el predicador los tacha irremisiblemente como malvados demonios. No ve que en la ficción puede haber más recursos que sus taimados pensamientos. También miente deliberadamente a sus fieles congregados a la hora de usar y malinterpretar nombres de los personajes para adjudicarlos a alabanzas al maligno o a sectas demoníacas japonesas (repitiendo que el politeísmo haga que el concepto de mal encarnado no tenga el mismo significado que en la mitología judeo-cristiana). En realidad, Akira Toriyama, el creador de la serie, usó nombres para sus personajes inspirados en comida, vegetales, ropa, electrodomésticos, etc. Normalmente, son guiños humorísticos de lo más inocentes. También es verdad que algunos malos de la serie se les da nombres de demonios pero digamos que eso no es apología, sino vincular que el malo es malo justificadamente porque hasta su nombre es tétrico; alguna que otra vez se usan nombres o alusiones al demonio occidental, pero es más al estilo de dar nombres exóticos para emitir en Japón no por conexión con el cristianismo (es como que un europeo hable o haga una película de ninjas, así hay exotismo y no una reivindicación de que existen en Europa o compartes su ideal). No es de extrañar que el predicador señale casos de agresiones inspiradas en la serie, a pesar de que nunca he visto pruebas o relación directa. O sea, usa leyendas urbanas para elevarlas a la verdad absoluta y usarlas como artificio para desacreditar la serie. Y la repanocha es su intento de ver que los rostros duros y de enfado de algunos personajes no son inspirados por la concentración o el cabreo hacia el enemigo de un combate, sino que implícitamente es una cara de malestar y desafío a Dios. POr favor, si alguien ve la conexión que me deje un comentario.

Incluso la toma con Ten-Shin-Han por su tercer ojo en la frente sin consierar que puede venir perfectamente de la mitología china o que es una elucubración para darle al personaje una nueva habilidad. El predicador tira rápidamente a que es un elemento de omnisciencia que sólo ha de tener Dios y por tanto es una blasfemia. Otra vez mezclando mitologías e idiosincrasias. Quizás en oriente el concepto de omnisciencia sea atribuido a más elementos mágicos y no tengan ni idea que en occidente se le atribuye ese poder sólo a Dios. Incluso los hindúes se pueden sentir ofendidos porque los musulmanes, cristianos y judíos occidentales alaban a Dios y repudian a Satán, cuando para ellos son dos aspectos diferentes de la misma deidad trinitaria (Brahma -la equidad-, Shiva -la destrucción-, Vishnú -la creación-). Pueden estar en todo su derecho si se siguen las enfermas deducciones de este predicador. Así que sospecho que es un intento de atemorizar al rebaño con cosas que no son, con enemigos que no existen, no para confiar en Dios, que tienen todo el derecho de hacerlo, sino porque no son capaces de defenderse contra ciertas cosas y él es el único que los puede poner a salvo. Lo que en mi pueblo se dice aprovecharse de la desgracia ajena; mete miedo a gente que necesita buenos consejos y ayuda de verdad mientras les esquilma los bolsillos y los adoctrina.

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Publicado originalmente el  12-07-2010

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