martes, 11 de octubre de 2011

Carta de amor

Para hablar claramente y evitar que aparezcan algunos equívocos he de decir que muchas de las noticias que redacto las maduro en la cabeza un tiempo y después espero un momento de inspiración y tiempo libre para teclear. A veces se hacen en el día la idea y su redacción y otras veces algunos meses. Por tanto, y más cuando concierne a temas sentimentales, la idea está pensada tiempo atrás y cuando las publico es porque ya tuve valor e inspiración suficiente. Espero que quede claro, porque quizás hay ciertos datos que dan a entender superposiciones o retraso, pero no es así; lo malo que no puede quedar constancia (excepto en mi memoria de cuándo es el germen de cada noticia).

Cada día es más claro que lo ideal y platónico hace más daño que bien. Es una suerte de onanismo que no presenta dificultades ni el progreso del día a día. De ahí el miedo que tiene el ser humano de convertirse en realista y pragmático. Pero os digo que merece la pena. Y mucho. Una vez que te das cuenta que tienes que madurar y dejar muchos aspectos infantiles es cuando la propia persona crece y se mira al espejo con valor, comprende cómo va la vida y se ve capaz de afrontar los avatares de la sociedad. Yo, con miedos atávicos, di el paso y estoy feliz. Ya casi medio año. Más dulzuras que tropiezos, pero el amor es una suerte de pasión, amistad, confianza y convivencia. Dos personas que tienden a ser una, aunque siempre guardando un trocito de independencia y libertad, ya que si no quedará abocada la relación al fracaso. Nada de fantasías y cuentos de hadas; el día a día es una gran aventura que tiene sus puntos álgidos y sus bajos. Uno, que intenta ser diplomático y caer bien a todo el mundo, sufre cuando el resto de las personas no entiende tu posición al hacer una elección. Personas, que en un afán de hipocresía defiende una cosa y practica otra. En vez de dejar que la relación sea de dos, se inmiscuyen, pero no para aconsejar ni ayudar, sino para destrozar y continuar siendo el centro del universo, validando su causa. Ver esto es muy duro, pero un amor verdadero ve más allá, comprende que hay una elección (sí, condicionada por hechos anteriores y la situación actual de los acontecimientos -eso de la libertad absoluta nunca existió-) y que si nadie quiere comprenderlo que así sea. Cuando el amor es de verdad se entiende que las idealizaciones románticas o sucedáneos de videojuegos forman parte de un pasado. La realidad es mucho mejor, porque obliga a uno ser uno mismo. Y la recompensa que es ver la felicidad emanando de los ojos de tu amada es la recompensa que más vale. Juntos aprendemos, maduramos, corregimos nuestros defectos, nos mimamos, nos ayudamos, progresamos. Un distanciamiento en el espacio entonces se convierte en prueba crucial y si en ese intervalo rememoras el día a día vivido y deseas con todas tus fuerzas volver a abrazarla y la tienes siempre en mente es que el amor triunfó. No es cosa de hola y adiós, sino que comporta un proyecto futuro.

Un proyecto que conlleva la inercia de no ser egoísta. Ambos tienen que retirar intereses egoístas y crear un clima de convivencia y concordia. Porque sabe que el resultado es muchísimo mejor que una vida de soledad y tristeza. Una vida de miedos a cagarla y por eso alejarse de todo el mundo mientras te repites que deberías unirte a alguien, pero que ya se es tarde para ello, entrando en un círculo vicioso que destruye almas. Porque cuando el viento sopla a favor se es fácil ser neutral, pero cuando la realidad es otra el ser humano tiene que posicionarse y ser consecuente en sus actos. La memoria, el recuerdo, siempre están ahí para fundamentar el amor. Porque si amas, lo haces en todos sus aspectos y los recuerdos son algo principal.

Compromiso, ésa es la palabra. Cuando la relación amorosa es tan intensa que días parecen semanas, que se ha avanzado mucho en poco tiempo como si hubiese un destino o un entendimiento mutuo (y también dándose un tiempo de reflexión para no intentar algo prematuramente) es el momento de unir manos, cuerpos, almas y futuro. Los miedos e inseguridades de pensar que puede irse todo al traste es algo congénito, pero si confías en la otra persona y ésta confía en ti poco a poco ganas en valor y autoestima, aparcando temores y abrazando la vida que tenéis por delante. La amo. He dicho.

-

Publicado originalmente el  21-02-2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Diario de Viaje: Peñafiel (Febrero de 2023)

 Pues casi sin reponernos del viaje navideño a Portugal tocó otro gran viaje. Mi mujer tuvo que ir a un curso a Santander y yo hacía décadas...