lunes, 10 de octubre de 2011

Kosovo y Flandes, extraños referentes

Uno piensa a veces que la situación española es para salir corriendo pero si se lee detenidamente lo que pasa en el resto del mundo no es que estemos haciendo algo nuevo ni diferente. No hablo de crisis internacional y sus repercusiones, sino de los conflictos internos nacionales. Tampoco digo, que seguro que existen amantes de tergiversar lo que se comenta, que lo mejor sea el pensamiento único y la estrechez de miras. Quien me haya estado siguendo puede testificar a mi favor. La libertad de opinión y la multiplicidad de ver y comprender la misma cosa siempre trae ventajas. Lo malo es cuando se potencia tanto la diferencia como para convertirla en un arma capaz de dañar tanto al ajeno como al propio. Obcecar la mente en un punto que llega incluso a desvincular del inicio del camino que se eligió al principio. Con la inminencia de los Presupuestos Generales del Estado se está dando repercusión que el PNV pedirá la cesión de empleo y búsqueda del mismo para Euskadi, que por su especial e injusto Concierto Económico conllevará el desmembramiento de la Seguridad Social, que por lógica de igualdad y respeto a la competencia leal debe ser un punto indelegable del Estado. Más autonomía no quiere decir más democracia o más oportunidades, cosa que sí provee una mejor autonomía, aunque esto no se aplique tanto hoy en día y se intente mutilar a comunidades cercanas y a desvincularse de los problemas que el ciudadano medio desea resolver. Para colmo, ciertos sectores (de poca representación pero que tienen alta voz para hacerse notar) amenazan con pasos de independencia. No ando en contra de futuras independencias, pero ya defendí que hoy en día o en años cercanos es algo muy arriesgado, además que la amenaza da para que les regalen cosas y tenerlos contentos, nunca se ha realizado un intento serio por parte de esta nueva generación de políticos, ni han apoyado la consolidación de un Estado Federal. Pero lo que me inquieta es que pongan como referentes a Kosovo y Flandes, partes integrantes de Serbia y Bélgica, respectivamente.

En 2008, Kosovo, una zona al sur de Serbia, proclamó la independencia unilateral del resto de la República. La mayoría de potencias ha reconocido el gesto, incluso el Tribunal Internacional acabó por dar el visto bueno. Otras potencias se han negado a reconocer la independencia por diversos motivos. Que los políticos apoyen sus ideas en el precedente kosovar no es tan bueno como puede parecer. Todos tenemos en mente que el proceso balcánico que desintegró Yugoslavia (en Eslovenia, Croacia, Serbia, Bosnia y Herzegovina, Montenegro y Macedonia) y las guerras cruentas y genocidas en su seno no es algo por lo que sentirse orgulloso o inspirado. Que los procesos de independencia conlleven guerras y asesinatos en masa de etnias o religiones diferentes a la tuya es algo de aborrecer. No hay que tomar a la ligera este punto, sino que ha de emplearse si se desea un referente Estados que hayan seguido esos pasos en un marco de democracia y paz (quizás Checoslovaquia que originó a Chequia y Eslovaquia o incluso la disgregación de la URSS, aunque en ciertos puntos no sea generalizable). Además, Kosovo es una región que estaba algo olvidada por parte del gobierno de Belgrado y ante la dejadez y el ninguneo los habitantes optan automáticamente por un autogobierno y una decepción por el país que debería administrar su propio territorio. Por la movida historia de la zona hay que contar que esta región serbia estaba habitada con una gran mayoría albanesa que al ser de reciente recolocación tenía más vínculos de unión con ésta que con Serbia. Pero el punto que me intriga es la declaración unilateral. Un paso tan decisivo tiene que ser muy meditado y cavilado, contando con el consenso de las diferentes opiniones de kosovares y serbios. No pueden decidir de plano, no puedes enemistarte con algo que será fronterizo a ti. Debe haber un marco de diálogo en donde si no es posible la permanencia con nuevos Estatutos o más autogobierno que se vea por referendum la decisión de la gente de Kosovo y la del resto de Serbia, puesto que hay que ver qué decisión o reacción tiene la gente por la secesión de un trozo de su país. Que donde vivan no esté involucrado en la independencia no quiere decir que no puedan opinar sobre el territorio de país que habitan. Cosas de la soberanía nacional o popular, compañeros; ha de tenerse en cuenta en todo momento, no sólo cuando conviene en ciertos momentos.

Bélgica, creada allá por 1830, ha sido para mí desde siempre un referente de un país federal de buena convivencia entre naciones diferentes. Me gustaba lo del consenso y el avance en la clase política que obviaba la dicotomía izquierda-derecha por el progreso del país. Los sentimientos de Flandes y Valonia quedaban de un lado siempre que podían frenar el avance belga. Sin embargo, me levanté un día desencantado. La distribución de población e industria está basculada fuertemente hacia el lado flamenco, mientras que la riqueza y el prestigio era más del lado de los valones. Hablando con un belga me comentó que la mayoría de empresarios ricos y nobles era de Valonia (y eso que el primer Rey belga, Leopoldo I, era de una dinastía de origen alemán para no crear favoritismos). Me dio a entender que los flamencos trabajaban y los valones recibían los beneficios. Flandes entonces se ve más cerca de Holanda (Reino del que se escindió Bélgica) y Valonia sigue los pasos de Francia. Bruselas, la capital, mantiene el fulcro de equilibrio al ser mixta y bilingüe, aunque esté en zona flamenca y la mayoría de hablantes sean francófonos. La capitalidad de la Unión Europea le da más peso aún y por eso se mantiene un statu quo entre las dos naciones. Pero lleva unos años de inestabilidad donde durante meses se les hace imposible formar Gobierno y el Primer Ministro, o está en el cargo efímeramente o es imposible designar uno. Hay que tomar en consideración que las listas electorales y el proceso de designación están separados por el idioma que se use y por tanto tejer un consenso es imposible si alguien se niega a ello. Hace poco ganó las elecciones un partido flamenco que apoya la independencia pero en vez de ganar el poder y empezar la secesión decidió quedar como fuerza mayoritaria y que otros ocupasen el Gobierno. Su gran jugada y se retiran, ¿por qué? Puede ser que les convenga como en España, seguir quejándose y amenazar porque eso garantiza dinero y concesiones. Quizás no crean en la independencia y usen el tema para captar votantes e ilusiones de verdaderos independentistas. Quizás tienen en mente que el mundo actual está en fase aglutinadora para superar los baches del momento y que es más factible la separación dentro de varias décadas y que ahora es sólo un primer paso. ¿Quién sabe? Los que buscan a Flandes como referente entonces han de considerarse como que provienen de vos vertientes diferentes: los que aprovechan la diferencia para quejarse y recibir privilegios o los que quieren que exista un consenso y una convivencia entre naciones (que si no ya el ejemplo Bélgica, sí el ejemplo Bruselas). Pero me temo que en España existan más de los quejumborsos que de los integradores y posibilistas.

Así que, si algún grupo de alguna nación de España tiene en mente la independencia no sé si puede basarse en el caso de Kosovo como referente (no hubo aquí conflictos armados y genocidio, seguimos una Constitución democrática, el argumento de la identidad diferente genética se ha demostrado infundado, el Estado siempre ha estado presente en mayor o menor grado, se reconocen cotas de autogobierno y la unilateralidad ningunearía la opinión de muchos habitantes de la región y fuera de ella) o en el de Flandes (el bipartidismo estanca el consenso, los partidos o sus cabezas visibles aprovechan discursos para crear diferencias o anunciar en cada zona lo opuesto a lo que se dijo en otra, los dicursos secesionistas no están inspirados por inquietudes del pueblo sino por ganar atención y concesiones). Al final será que cada país tiene su motivación y razones y crear comparaciones sea muy arriesgado. Pero si intentan hacerlas que sea con casos sólidos y con los puntos de vista positivos. Galicia, País Vasco, Cataluña, Valencia, Navarra, Aragón, Andalucía y Canarias necesitan ver si el mensaje es sincero, que si atiende al clamor popular o más a intereses egoístas; que si la diferencia pesa más que lo que hay en común y en las ventajas y desventajas de hacer una aventura en solitario o en unión. Porque, seamos sinceros, no es cuestión baladí y no todos opinan igual, no ya entre independentistas y españolistas, sino entre las diferentes concepciones de los independentistas (no creo por ejemplo que ETA esté a favor de una Euskal Herria independiente fundada en la democracia y alejada del marxismo-leninismo o un carlista donde Vascongadas no sea foral y católica o la idea de una Catalunya separada por parte de CiU y ERC o de un independentista que proponga la creación del Estado de València y otro del mismo lugar que pida la creación de los Països Catalans).

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Publicado originalmente el  20-09-2010

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