lunes, 10 de octubre de 2011

Regionalismo en España

Ya en una vez anterior escribí sobre los nacionalismos en España: movimientos que rescatan las peculiaridades históricas, geográficas y tradicionales para reclamar mayor autogobierno, reconocimiento, una articulación federal o confederal del Estado e incluso la independencia. Existe otra corriente en España denominada regionalismo en la que se reafirma la pertenencia a España pero con un claro tinte de identificación y reconocimiento de sus particularidades. Por lo tanto, los regionalismos desean autogobierno para promocionar y proteger lo que le es propio.

El cantabrismo surge en un afán por la defensa de los valores tradicionales de Cantabria, sobre todo en el marco rural. Este sentimiento regionalista tuvo el auge durante la redacción del Estatuto de Autonomía, por el que se separaban de Castilla la Vieja. Este movimiento tiene actualmente un fortísimo respaldo y está liderado por el Partido Regionalista Cántabro. Sin embargo, hay un movimiento puramente testimonial que defiende la inclusión de Cantabria en Castilla y León, tal y como era en el pasado.

Existe también el cartagenerismo, movimiento que indica que la situación actual de Cartagena y la historia que la rodea son suficientes motivos como para formar una nueva comunidad autónoma. También existe una corriente que opina que en vez de convertirse en autonomía lo más práctico es convertirse en una provincia dentro de Murcia, siendo entonces de dos provincias esta autonomía. El Movimiento Ciudadano de Cartagena y la plataforma 2es+ apoyan estas tesis.

Se tiene en Valencia un regionalismo denominado blaverismo de orígenes localizados en la Transición. Este movimiento se siente como parte de España y niegan con rotundidad los vínculos con Cataluña que defienden ciertos sectores nacionalistas. Es un movimiento heterogéneo y muy fuerte en zonas urbanas. Un sector llega a reclamar unos fueros propios para defender las características de la región. La defensa de las posiciones blaveristas quedan en gran parte realizadas por Unió Valenciana.

El balearismo defiende las características únicas de las Illes Balears, su historia, su cultura y su lengua. Unió Mallorquina es el partido que defiende este regionalismo, pudiendo encontrar posiciones diferentes dentro de él en el que se reivindica más protagonismo por separado a cada una de las islas que componen el archipiélago. Miquel dels Sants Oliver es el mayor ideólogo de este movimiento.

Para La Rioja hay un regionalismo que defiende la historia y cultura de la zona que se contrapone al nacionalismo vasco y al navarrista vasquista en materia económica y territorial, puesto que se indica que La Rioja sufre competencia desleal y sus territorios históricos son más grandes que la extensión de la autonomía actual. El regionalismo está defendido por el Partido Riojano.

En Navarra hay un mayoritario sentimiento regionalista que se opone al navarrismo vasquista que pretende la anexión con el País Vasco y una eventual creación de Euskal Herria. Este regionalismo defiende la pertenencia de Navarra a España y la permanencia y garantía de sus fueros históricos y su concierto económico. Aunque el nacionalismo vasco también tiene sus orígenes en el foralismo, en Navarra el regionalismo no tiene en cuenta la política excluyente y se defiende la permanencia en España. Este navarrismo españolista está defendido mayoritariamente por Unión del Pueblo Navarro.

En el País Vasco se da el alavesismo, por el que la provincia de Álava/Araba plantea la secesión de la autonomía vasca para formar una comunidad uniprovincial. Proclama su pertenencia a España y la creación de unos fueros a imitación de Navarra. Unión Alavesa defendía esta postura, aunque hoy en día es un movimiento residual.

Extremadura también tiene su propio regionalismo en un afán de reivindicar su identidad frente al olvido que sufre por el Gobierno central. Es un movimiento en el que algunos apuntan incluso a un nacionalismo muy difuso (en comparación con otros de la Península). La Coalición Extremeña defiende el regionalismo de la zona, e incluso baraja que se emplee el término nación para referirse a Extremadura. De todas maneras, el regionalismo es un movimiento que abarca a electores tanto de izquierda como de derecha.

Castilla y León también tiene su regionalismo propio que ha tenido mucha historia y peso pero que sus aspiraciones han sido truncadas en multitud de ocasiones. Defienden la cultura y la historia de la autonomía constituída actualmente y clama por más atención del Gobierno central. Siempre ha tenido multitud de partidos que apoyaron las ideas regionalistas, aunque actualmente destaca Unidad Regionalista de Castilla y León. Existe también el leonesismo, un movimiento cultural, social y político que pide la creación de una nueva autonomía separada de Castilla: el País Llïonés, formado por León, Zamora y Salamanca, amén de otros enclaves históricamente vinculados al Reino de León. Este regionalismo propone que la autonomía pretendida goce del grado de nacionalidad histórica y el uso de su lengua propia de manera oficial. Unión del Pueblo Leonés defiende esta postura leonesista. En su contra está el castellanismo, que bebe de los pactos federales de 1869. De amplia ideología política propone nombrar como nación y resaltar los valores regionales de la aglomeración en una nueva autonomía de los territorios históricos de la Corona de Castilla (Cantabria, Castilla y León, Castilla-La Mancha, La Rioja y Madrid). Tierra Comunera es el partido político que defiende este movimiento pancastellanista. Se destaca otro tipo de regionalismo separado del castellano-leonés, del leonesismo y del castellanismo. Es el bercianismo, que pretende que la comarca leonesa de El Bierzo quede constituida en autonomía uniprovincial para proteger su cultura y su política, en un claro movimiento en contra del olvido que sienten de León. Este regionalismo fue fuerte durante la Transición. El Partido de El Bierzo es el único regionalista superviviente de la época y ha tenido poca repercusión en estos últimos años. Pero esto desde el punto de vista político, puesto que hay un nuevo auge cultural y social por parte de asociaciones regionalistas.

El regionalismo manchego presenta dos vertientes. La primera aboga por la defensa y la promoción de la actual Castilla-La Mancha y como tal el Partido Regionalista Manchego lo defiende. La segunda variante hace hincapié que la geografía, la historia, economía y etnología propias de La Mancha (Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Toledo) son argumentos suficientes para crear una nueva comunidad autónoma que la englobe, en detrimento del resto de Castilla y Guadalajara.

En Andalucía también se da un importante regionalismo que intenta promocionar y proteger su historia y su cultura, pidiendo cotas de autogobierno para ello y saldar la deuda histórica que el Gobierno central debe desde hace décadas. El Partido Andalucista defiende estas tesis regionalistas. Hay otro tipo de regionalismo denominado orientalismo, por el que se pide la creación de una nueva autonomía denominada Andalucía Oriental formada por Almería, Granada y Jaén. Este afán autonomista surgió ya durante la Transición y se ha recuperado en los últimos años por la Plataforma por Andalucía Oriental, cuyo único objetivo es la autonomía, sin tener en cuenta el ala política de los que participan de la plataforma. Defienden el anterior autogobierno antes de la consolidación de Andalucía en ocho provincias y critican el predominio cultural, económico y estratégico de Sevilla. Hay un tercer tipo de regionalismo en el que se propone la escisión de Málaga de Andalucía para formar una comunidad autónoma uniprovincial. La Asociación Rayya defiende esta opción regionalista como única manera de ganar independencia económica e hidrográfica respecto de Sevilla. El cuarto tipo de regionalismo se fundamenta en un movimiento del Campo de Gibraltar que propone su separación de Cádiz y la formación como nueva provincia dentro de Andalucía. Convergencia Andaluza defiende este planteamiento de novena provincia tras una época de decadencia.

Por último tenemos el regionalismo aranés, por el que el Val d'Aran propone la separación de Cataluña para formar una nueva comunidad autónoma que defienda así sus tradiciones, su cultura, su lengua y su organización política. Unitat d'Aran es el partido que defiende estas posturas. Actualmente tiene cierta independencia dentro de Cataluña. También el Valle de Arán está dentro del nacionalismo occitano, un movimiento en Francia que pretende la separación de Occitània y su conversión en un nuevo Estado.

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Publicado originalmente el  02-12-2010

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