miércoles, 12 de octubre de 2011

La guerra de Libia

Desde su independencia de Italia (aunque no muy seguro que tuvieran una vida de vino y rosas), Libia ha vivido siempre tiempos convulsos. El Reino de Libia, de talante autocrático y vasallo de Europa, dio pie a la revolución socialista que encumbró a Muamar Gadafi como su líder indiscutible durante varias décadas. Afín a las ideas revolucionarias, pudo mantenerse tanto tiempo en el poder gracias a la connivencia de los líderes tribales libios, a sus políticas laicistas y a la venta de petróleo libio a las potencias occidentales, amén de sus intentos por frenar el terrorismo islámico. En los primeros años de la independencia de Libia, la poca población con la que ha contado le ha servido a Gadafi para alcanzar una estabilidad de sus anhelos despóticos y dictatoriales. Hoy en día cuenta con una población de poco menos de seis millones y medio de habitantes, para una extensión enorme (aunque, eso sí, casi todo de desierto).

Gadafi siempre ha sido una figura controvertida en el panorama internacional. Sus simpatías por la República Árabe Unida (la unificación de Egipto y Siria que duró no más de tres años) y la guerra de este nuevo Estado con Israel, sus tratos y protección a entramados terroristas que desencadenaron los atentados a dos aviones y sus excelentes relaciones con Italia le han hecho un personaje conocido y mantenido por los poderes fácticos. Ideólogo del socialismo del siglo XX con su Libro Verde, ha tenido en los últimos años una tregua con Europa y Estados Unidos. El por qué es de lo más sencillo: petróleo. Como Gadafi aseguraba los barriles a un precio asequible y había consideración de una fuente de reserva a la árabe, le han permitido perpetuarse en el poder. Y eso que conocían sus detalles más controvertidos. Pero claro, cuando hay dinero de por medio nadie es tan malo, ¿verdad? La destrucción de la oposición siempre fue su fuerte favorito. Tiroteaba o torturaba a cualquiera que pusiese en duda su capacidad de líder y levantaba toda su ira cuando alguien le tildaba de megalómano. Tiene a una guardia constituida únicamente por mujeres vírgenes entrenadas en todo tipo de armas y en lucha cuerpo a cuerpo. Su ejército es de los más fanáticos y con libertad para casi todo. E Italia siempre ha estado ahí para reirle las gracias. Y como Italia lo veía con buenos ojos, Europa permitió sus tropelías y sus excentricidades, tales como que su hijo comprase un equipo de fútbol italiano en el que indica la alineación semanal y que en cada visita de Estado se lleva su harén y planta una carpa en los jardines cercanos a la residencia que le ofrecían.

Pero, inesperadamente, todo se le ha torcido a este dictador. La ola de revoluciones del norte de África también llegó a Libia y muchos salieron a la calle a protestar por unas mejores condiciones de vida, un régimen democrático y una libertad garantizada. Gadafi no lo dudó y sacó el ejército a la calle con la orden de abrir fuego si las cosas se le escapaban de las manos. Incluso contrató a mercenarios de otros países para aniquilar a la población y poder asegurar Gadafi que él no tuvo nada que ver, y su ejército menos. Una caradurez impresionante. Pero estos endiosados es lo que tienen. Quizás se vio ya viejo a pesar de la parafernalia de sus vestidos y condecoraciones (fotos con portarretratos incluidas) o sus múltiples cirugías estéticas. Se vio que un día de estos Libia prescindiría de él y temió que fuese pronto, con él vivo. Y no dudó en sacar toda su ira.

La condena internacional esta vez no tardó mucho tiempo en salir a la luz. Los líderes tribales dejaron de reconocerlo como el líder de la revolución y se formó un gobierno de transición (Consejo Nacional de Transición) encabezado por al-Jalel, un antiguo ministro. Esta resistencia sacó a la calle la bandera de la antigua monarquía: rojo, negro y verde de manera horizontal, con la franja central el doble de gruesa que las demás y en su centro una media luna y una estrella blancas. El mensaje era claro al sustituir a la bandera verde oficial de Libia: no te queremos. Gadafi hizo oídos sordos y no le tembló la mano para atacar a sus conciudadanos. Hay muchas versiones de los hechos y muchos apuntan a que no hay pruebas fehacientes ni grabaciones de las masacres que se han comunicado a Occidente. Lo que sí es verdad es que desertaron varios militares. Gadafi no se va a rendir, a pesar de la muerte de su hijo y la resolución de la ONU condenando su régimen dictatoral. La OTAN ha bloqueado el espacio aéreo y marítimo, quedando todo bajo el mando de Canadá y Francia. Estados Unidos, hasta el cuello en guerras, decidió esta vez permanecer en la sombra, aunque la voz cantante siempre la tiene a punto. Las defensas de Gadafi están mermadas hoy en día, pero sigue controlando la mayor parte del territorio libio. Tanto es así que los rebeldes han pedido por activa y pasiva que la OTAN despliegue al ejército de tierra para no ser destruidos en los primeros embates. Si bien pudieron tomar muchas ciudades al cobijo de la sorpresa y el desconcierto, las tropas de Gadafi han recuperado muchos sitios y siguen contando con el poderío militar. La cosa actualmente está estancada, con Gadafi muy seguro de sí mismo, diciendo que va a ser el ganador. Por la espalda parece que desea una reunión con los rebeldes y que Occidente medie para ver si conserva si no el puesto, el cuello. Hay manifestantes que apoyan ambas causas, por lo que no se sabe qué opción es la dominante en Libia, quizás dependa no de la opinión de la gente, sino de quién controla el territorio en el que se manifiestan. Los rebeldes ya tienen reconocimiento internacional como ente que expresa la soberanía libia, y por lo tanto, pueden vender el petróleo de las refinerías que tienen bajo control.

Y esto es lo que cobra importancia a fin de cuentas. Occidente no está en la guerra porque alguien ha dicho que Gadafi entrega Viagra a sus tropas para violar a las mujeres de sus enemigos, aplicando el terror psicológico entre ellos. No. Tampoco porque era un dictador; han tenido décadas para hacer lo que están haciendo. El mundo está lleno de dictadores y casi nunca la ONU se queja de ello, excepto cuando hay petróleo en juego. Hay fotos de Gadafi junto a Obama, Medvédev, Berlusconi, Sarkozy y Ban Ki-Moon. ¿No se dieron cuenta de que era muy malo en ese momento? Ah, sí, que la venta de petróleo estaba asegurada. Con la revolución islámica ya las cosas están cambiando de cariz y Europa y Estados Unidos no sabían quién podía controlar todo el petróleo. Conocen que Gadafi no está estable mentalmente y podía haber hecho algo raro, como vendérselo en exclusiva a Irán, Cuba o Rusia, cosa que les jodería el asunto. Por todo esto se han contentado con apadrinar a un gobierno de transición acorde con los designios occidentales y que esté dispuesto a vender el petróleo que controlen. Hipocresía le digo yo a esto. Como alfonsino estoy en contra de la guerra, pero entiendo que hay situaciones en la vida que no se hace todo tan sencillo y hay que recurrir a este último recurso. No se podía el mundo callar a los desmanes de Gadafi y aplaudirlo en la intimidad mientras hacía de las suyas a los libios. Para nada. Pero de lo que también estoy seguro es que tendría que haberse hecho décadas antes y no ahora. No ha empezado a matar ayer mismo, la represión libia siempre ha sido conocida. Pero, y repito una vez más a riesgo de parecer cansino, el oro negro tiene la preeminencia. Que los libios puedan decidir su futuro por ellos mismos, sí, pero mientras siga Gadafi no podrá ser así y la OTAN tiene que parar la masacre para que todos los libios se sientan libres de poder pensar lo que quieran. Y nada de gobiernos títeres o presiones desde fuera. Ahí Occidente ha de aprender. Como he dicho, si no queda más opción que ir a la guerra, que ésta sea rápida, eficaz y quirúrgica posible, estabilizando la región y abandonando todo intento de meter mano (puede continuar la ayuda humanitaria o los convenios internacionales) para que los propios habitantes elijan su futuro.

España también está en este fregado. No es como en Irak que fue por prestigio y ansias de parecer una superpotencia para agradar a las que verdaderamente lo son. Esta vez es por ayudar a desbancar a un dictador y presentarlo ante un jurado que lo juzgue imparcialmente y dictamine su sentencia. A pesar de las críticas internacionales que piden más colaboración española a la causa, siguen únicamente las misiones de controlar territorio marítimo. Las críticas internas son evidentes, Zapatero una y otra vez nos dijo que no a la guerra (mientras mantenía tropas en Afganistán y afeaba la conducta a Estados Unidos en los desfiles) y esta vez ha sido el primero en meterse de cabeza. La gente, aunque pareza que no, tiene memoria. Y opiniones personales. Yo personalmente estoy hecho un lío. Por un lado, España pinta poco en territorio libio, pero obligada por la pertenencia a organismos internacionales tiene que desplegar un porcentaje de tropas. Ahora no es por aparentar, sino para ayudar al pueblo libio a verse sin un dictador. ¿Que por qué no empezamos por Cuba, Corea del Norte, China, Bielorrusia, Somalia, Guinea Ecuatorial, etc.? Ya dije que es cosa de petróleo y hay que de vez en vez. También opino que habría sido muchísmo mejor actos diplomáticos encaminados por toda la ONU para haber convencido a Gadafi de que desistiese de su plan o que plantease un referendum con posteriores efectos hacia su persona, como un juicio. Pero eso habría funcionado si los contactos (sin mirar por el petróleo, cosa imposible de creer) se hubiesen llevado a cabo hace décadas. Ya con la connivencia, el tiempo de parapetarse y los aplausos de la comunidad internacional es harto difícil que tengan su efecto. Otra cosa es que por la presión bélica se vea obligado a dialogar. España, si se jacta de ser una democracia (imperfecta y precaria, sí) tiene que poner un grano de arena para intentar que cada Estado lo sea también en comunión con su inercia histórica (no todo una democracia a lo EEUU, esto no es un corta y pega) y si hay que contradecirse usando armas para la paz, si no hay otro remedio y se han agotado todos los caminos, pues no queda otra cosa que arremangarse e ir para adelante. Si te comprometes, te tienes que atener a tu palabra (aunque ya no sé si para España ese compromiso es el "no a la guerra" pero a todas y cada una o la ayuda a las naciones para que vivan en democracia).

Para terminar, aunque mi lío mental siga más o menos incólume, hay una frase que llegó a mis ojos muy curiosa. Hacía referencia a los que piden que las potencias extranjeras no intervengan en un problema interno de Libia, que lo resuelvan ellos mismos. La frase decía: "Piden la no intervención pero se escandalizan cuando la Sociedad de Naciones determinó no intervenir en favor del Gobierno republicano al estallar en España la guerra de 1936, al considerarlo un problema interno".

-

Publicado originalmente el  01-08-2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Diario de Viaje: Peñafiel (Febrero de 2023)

 Pues casi sin reponernos del viaje navideño a Portugal tocó otro gran viaje. Mi mujer tuvo que ir a un curso a Santander y yo hacía décadas...