martes, 11 de octubre de 2011

Los estertores del Presidente

Al final, las grandes declamaciones como que en España lo bueno que hay es que cualquiera puede ser Presidente del Gobierno y que los entresijos de la economía se desvelan en dos tardes no van a tener un significado bueno, sino pésimo. No es que se abogue por censura y represión, sino que la frase se reformule a la de "cualquiera preparado" y "dos tardes, teniendo experiencia previa", puesto que la dirección de un país y encabezar el Poder Ejecutivo tiene que ser algo para tomarse en serio y que si bien estamos en una democracia y cualquiera puede ser elegido, se hace necesario que los elegibles sean modestos y digan si van a estar preparados o no, presentándose en las elecciones o rechazando esto.

Nuestro presidente Zapatero, sin ninguna experiencia previa en algún Gobierno anterior o en alguna Comunidad Autónoma (o en empresa privada, siquiera), alcanzó el poder gracias a la actitud déspota de Aznar en sus últimos años de gobierno. La mayoría absoluta nunca sienta bien y su afán de protagonismo belicista y de decretos sin fin lo llevaron a una desafección popular generalizada, terminando todo en la convulsión generalizada provocada por los atentados del 11 de marzo de 2004. De la noche a la mañana se vio el candidato del PSOE en la Moncloa, cuando los propios barones del partido y muchos analistas políticos veían a Zapatero como un agente de reformas del partido para una aspiración a la Presidencia del Gobierno en 2008. Las declaraciones populares de hastío frente a un anterior Gobierno mentiroso y ocultador de desastres naturales terminaron en una esperanza renovada y una apuesta segura al talante propuesto. Sin embargo, los días de vino y rosas terminaron pronto, comenzando encontronazos con Gibraltar, algún que otro vertido similar al Prestige y la reforma de los estatutos autonómicos para fomentar una nueva descentralización (la Segunda Transición, se llamó). Temas que debían ser debatidos y consensuados, como la ley de Memoria Histórica y la ley del aborto se aplicaron rápidamente (sin estar en el programa electoral siquiera) y polarizaron a la sociedad, rescatando viejos odios y rencillas que habían quedado tapadas por la Transición. La fallida tregua de ETA y la entrada de ANV en ayuntamientos vascos y navarros terminaron por crear un clima de descontento inicial. Sin embargo, la opinión mayortitaria era de una buena gestión política y la ayuda a colectivos que desde mucho tiempo atrás fueron discriminados (discapacitados, maltratadas, desigualdad entre el número de hombres y mujeres en puestos relevantes, reparación de daños a los perdedores de la Guerra Civil y los que sufrieron represión durante la dictadura o tuvieron que exiliarse, facilidades del progreso emigrante, alianzas con países alineados con postulados pacifistas y con políticas de izquierda).

Pero todo andaba en función de la bonanza económica que gozaba el Reino. Las políticas de Aznar sobre recalificación del suelo para fomentar la construcción, la compra de viviendas y el turismo masivo, unido a una rebaja de derechos laborales para fomentar la contratación hicieron que España aumentase su nivel de vida como nunca antes y los bancos con sus créditos lograron que este nivel subiese incluso por encima de las posibilidades reales. Si bien tuvo sus efectos inversionistas altamente positivos, ya a fechas de 2002 se vio que el modelo no se sostendría mucho tiempo más, puesto que el éxito provocaba un aumento de los precios de recalificación, aumentando todo, desde hipotecas hasta especuladores y corruptos. El gobierno de Zapatero heredó esto, hay que tener en claro quién tiene la responsabilidad en esto (Aznar y Rato tuvieron mínimo dos años para revertir la situación o advertirla), pero eso no quita que el Presidente dejase correr la bola de nieve hasta después de las elecciones de 2008: cuatro años desperdiciados y agravados por la explosión de la burbuja inmobiliaria de Estados Unidos y la crisis institucional de perversión de poderes en España. La triple crisis, que podía haberse menguado en sus efectos si desde 2004 se hubiesen aplicado reformas urgentes, ahora afecta al país en una manera catastrófica y la calidad de vida de 2007 se recuperará allá por 2026. Por ganar las elecciones de 2008 se negó toda la crisis y una vez que ya no podía seguir siendo tapada se tomaron medidas equivocadas, castigando a los salarios medios y bajos, al funcionariado, a los jóvenes y a los jubilados, cuando se podía haber hecho más gravando a los ricos y eliminando instituciones superfluas y repetidas, junto a coches oficiales y ayudantes elegidos a dedo. Como no se tocó nada desde 2002 y el resto del mundo sí, nos hemos quedado atrás a la hora de recuperarnos y nos va a costar sangre salir de ésta, ya que los países que ya empiezan a tener de nuevo crecimiento se cebarán de nuestros problemas.

El Presidente, desde un optimismo inicial, pasó a la negación, la desvirtuación y la aceptación (aunque diciéndose obligado por Alemania y Estados Unidos), terminando en la ocultación de él mismo. Como ya escribí hace tiempo, era necesario que Zapatero advirtiese que no se presentaría a las elecciones de 2012 y que dimitiría ipso facto. Parcialmente acerté. Hace pocos meses dijo que no volvería a presentarse, dejando vía libre a los disidentes del partido para poder reestructurar al PSOE y llegar con un mínimo de probabilidades de no tener un fracaso electoral ciclópeo. Lo que pasa es que las luchas intestinas han tardado mucho en llegar. Desde que anunció su renuncia a presentarse de nuevo hasta las elecciones municipales y autonómicas de mayo, no se han escuchado ruidos de sables. Si querían hacer la imagen de piña o no había discusiones internas, nunca lo sabremos, pero lo que sí sabemos ahora es que el nuevo candidato va a comerse el marrón más grande de su vida. El triunfo del PP ha sido aplastante (que si bien aumentó en el número de votantes, ha ganado no por méritos propios, sino por un castigo al PSOE) y las manifestaciones previas lograron que aumentase el voto no bipartidista y la elección del voto nulo y blanco. Tras este desolador panorama sólo se puede esperar a una época de reinvención del partido en el periodo 2012-2016, por lo que el candidato nuevo no va a tener mucho tiempo para reivindicarse como contraposición al derechista Rajoy y si es muy carismático será borrado por el voto de castigo. Como creo que dije, Zapatero aún no dimite porque hasta julio no puede, porque se quedaría sin pensión vitalicia. Otro punto más para criticar, ya que le está restando confianza al partido en cuanto a posibles votantes. Si convoca elecciones anticipadas y se presenta un títere, a pesar del varapalo electoral, el candidato carismático quedaría incólume para las elecciones siguientes, con cuatro años de preparación. Si no dimite por dignidad es algo muy loable, pero será en detrimento de España y su partido.

¿Candidatos para sucederle? Primero hay que ver si habrá o no elecciones internas. Aunque la Constitución lo promueve, las elecciones personalistas al estilo húngaro siempre son a gusto de los dos grandes partidos. Si la hay es porque alguno no se conformará o cuando sólo haya un único candidato para crear la ilusión de democracia interna. Como es muy previsible (atendiendo a su trayectoria personal, experiencia y simpatías del Presidente) el próximo candidato va a ser el vicepresidente Rubalcaba: es el que ha estado moviendo los hilos del país durante los últimos meses, casi desde que fue designado en el cargo. Tiene algunos puntos oscuros con el caso Faisán (chivatazos de las fuerzas de la ley para beneficiar a etarras y un posible acuerdo de paz) pero a cambio es el más experimentado. El gurú Felipe González promocionará a la ministra Carmen Chacón, que ha sido publicitada al máximo y puesta en un contínuo entrenamiento para ganar conocimientos y experiencia. Pero parece que Chacón va a esperar a 2016 para no verse salpicada por la destrucción de marzo de 2012. Como renovadores también aparecen Tomás Gómez, socialista de la Comunidad de Madrid que tiene visiones diferentes a la estructura actual del partido y Trinidad Jiménez, que a pesar de sus numerosas derrotas no quiere desperdiciar su experiencia en el ámbito internacional. Otros que están a la espera de un trozo de esperanza son José Blanco, admirador de Zapatero y sucesor ideológico, y Manuel Chaves, presidente del partido que por su cantidad de años gobernando Andalucía no le hace falta más para presidir un Gobierno (a excepción del alto paro andaluz y de sus políticas de nepotismo, que le van a quitar muchos votos en feudos resentidos por estas tropelías). Otro que siempre entra en las quinielas es José Bono, tras su gestión en Castilla-La Mancha, el Gobierno y el Congreso. Lidera la parte más moderada y de actitud católica. Aparte, que seguro que se siente con rencor de haber perdido las primarias que pusieron a Zapatero sobre el tapete.

Abran juego señores.

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Publicado originalmente el  06-06-2011

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