lunes, 10 de octubre de 2011

La tregua de ETA

De nuevo vanas esperanzas: ETA hizo una declaración unilateral que abandonaba las armas por un tiempecito. Lo hizo de cara a Europa, ya que sus paupérrimas actuaciones de los últimos meses han alejado a varios observadores internacionales que veían con buenos ojos promover un diálogo entre grupo terrorista y Gobierno. No habla de tregua, sino de alto el fuego. Sinceramente, a mí me suena como que están con el agua al cuello y necesitan un tiempo para recaudar fondos, reorganizarse y preparar nuevas tropelías.

No me fio ya de esta gente. En marzo de 2006 quedé muy ilusionado por la tregua y esperaba que fuese uno de los últimos pasos para su disolución. Para nada, ya que a finales de año atentaron en el aeropuerto de Barajas matando a dos personas. Pero lo que más le lleva a uno por la desesperación es que aunque digan que no van a realizar más atentados siguen extorsionando a empresarios vascos al reclamar el impuesto revolucionario y los jóvenes radicales siguen en su plan de violencia callejera. Todo atisbo de diálogo es para ganar peso internacionalmente y que se anule la persecución policial y sean gratificados por una amnistía. ¿De verdad creen que van a salir impunes? Si mal no recuerdo, ya dije una vez que esto no es una película, no hay 30 malvados y quitados ellos se disuelve ETA. En algún momento habrá que sentarse a la mesa a dialogar; pero claro, antes de eso todos los terroristas han de repudiar sus actos, pedir perdón, entregar todas sus armas y desmantelar infraestructuras, entrar voluntariamente en la cárcel y cumplir completamente la condena que sea adjudicada por juicio justo e imparcial. Y sí, cuando ya hayan cumplido su pena para con la sociedad (que otra cosa es el perdón de los familiares de los asesinados) puedan hablar libremente.

El Gobierno de España debe dejar de jugar a dos caras. Deben condenar todas las acciones y negarles el respiro, poniendo a trabajar a la Policía, Guardia Civil y Ertzaintza. Sus centros de financiación han de ser clausurados, sus centros de expresión y adoctrinamiendo cortados y todos los terroristas detenidos. No es usar poderes dictatoriales contra una idea, no es en contra del nacionalismo ni las posturas independentistas (PNV y Aralar defienden posturas de clara inclinación soberanista, pero como lo hacen por cauces democráticos es algo a respetar y aplaudir) sino contra la imposición de unas ideas por la fuerza y violencia, negando la posibilidad de que otras personas piensen diferente y erradicándolas del mundo si siguen empeñadas en no abrazar sus posturas. No sé si creen que en el caso que logren la independencia de Euskal Herria (País Vasco y Navarra de España y Baja Navarra, Lapurdi y Zuberoa de Francia) todos van a aplaudir la secesión y abrazarán las posturas marxistas-leninistas con las que se identifican. Los del PNV, los carlistas, los de izquieras, los de derechas, etc. se olvidarán mágicamente de sus ideales. Vamos, que no somos tan crédulos.

Como primer paso es necesario que toda autoridad vasca y estatal se niegue a darle alas a ETA, que no dialoguen y obvien su proclamada tregua. Deben hacer ver a todos los vascos que las ideas no han de imponerse por la fuerza o las armas, que un ambiente democrático y sin atentados invitará al progreso. Los ayuntamientos gobernados por partidos afines al entramado de ETA han de disolverse o los cargos electos han de reprogramar su proyecto y condenar la violencia, aunque sigan con sus posturas soberanistas. El Gobierno ha de resarcir a las víctimas de los atentados, homenajearlas y indemnizar a sus familias. Deben hacerles caso a sus súplicas y no ningunearlos hasta las proximidades de las elecciones. Porque a excepción de unos pocos, todos queremos paz.

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Publicado originalmente el  24-09-2010

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