domingo, 9 de octubre de 2011

Juicios de doble rasero

Bueno, siendo sinceros hay que admitir que como buenos humanos tenemos más fallos de los que nos gustaría. Pero claro, las meteduras de pata difieren de la situación en que se hacen o quién las hace. Hace pocos días el presidente de Bolivia hizo unas declaraciones en las que dejó entrever que comer pollo transgénico provocaba homosexualidad y calvicie. Cierto que no lo dijo tal cual pero su intención salta a la vista. Quizás afán de improvisación, falta de alguien que le escriba discursos o simplemente quería amedrentar a sus compatriotas para que no consumiesen animales manipulados genéticamente (quizás en aquella región haya fuerte tradición machista y esa velada referencia al cabello y la sexualidad sea algo a detestar). Desgraciadamente, estas palabras hicieron pasar a segundo plano estos días de reuniones sobre alimentación en países en vías en desarrollo. Tampoco he visto a ningún medio de comunicación dispuesto a ofrecer cinco minutos de emisión para que el presidente Morales pudiese explicar qué quiso decir realmente, si erró en los términos o hubo atisbo de manipulación. Todo ser humano tiene derecho a rectificar y defenderse y parece que los medios de comunicación del primer mundo han preferido dejarlo hundido. Esto me hace recordar a famosos descuidos como el del rey Juan Carlos I (mandar a callar a un Jefe de Estado por interrumpir) el del presidente Zapatero (hay que crear crispación de cara a las elecciones), el líder de la oposición Rajoy (obligado a ir al tostón del desfile militar) y la diputada Díez (gallego en el sentido más peyorativo del término al Presidente). Algunos se corrigieron, otros no, quizás se le dio publicidad a su réplica, quizás no. Esto ocurre siempre así que no es algo novedosa la metedura de pata de Morales, excepto que ha sido una persona correcta todo este tiempo, de ahí lo extraño.

¿Este desliz ensombrece su papel en su país? Espero que no, aunque haya causado malestar a mucha gente (y con razón). Siempre me ha caido bien este Presidente, decidido a dar voz y un lugar protagonista a los pueblos indígenas de su país, a dotarlos de autogobierno para mejorar la situación política y económica de la zona. Ha implementado un socialismo de corte indigenista para mejorar a la población boliviana, y no se dedicó a llevar un socialismo personalista como Venezuela. Aunque no comparta sus bases políticas, me ha parecido correcto siempre en el trato y su política, un intento de aplicar el socialismo acorde con los avatares del siglo XXI y prestando especial atención a los padecimientos de sus compatriotas indígenas, dándoles el respeto que siempre han merecido y pocas veces concedido. Quizás por sus ideas políticas contrarias a las grandes potencias así como su labor indígena han hecho que los medios se hayan cebado con él. ¿Lo dijo convencido o para asustar? Es cierto que aún no se han hecho estudios exhaustivos sobre alimentos transgénicos (y si están hechos serán de manipulaciones realizadas hace años y no con las cosas de ahora, quizás dieron resultados benévolos o fueron malignos pero han sido ocultados por las grandes empresas). Puede ser que la manipulación genética sea una aberración natural o más bien es una ayudita a la evolución y a producir más y mejores alimentos (porque bien que nos quejamos cuando tenemos la barriguita llena), sólo años de estudios y comprensión podrán aclarar si esto es una ventaja o un paso atrás, o con el tiempo se vayan eliminando los inconvenientes que estén apareciendo hoy en día. No critiquemos tanto a la ciencia y después deseamos que haga algo por nosotros. Otro aspecto es sobre la homosexualidad. ¿Por qué decir que es una enfermedad? No creo que guste que te humillen por tu condición sexual diciéndote que estás enfermo. Más bien es algo natural, una opción más que ofrece la naturaleza. ¡Joder! si hay decenas de especies que practican la homosexualidad; así que o es un virus o bacteria a la que no le afecta el huésped o es algo que surge de manera natural y por tanto no es nada de lo que avergonzarse o asunto a temer (como que alguien se ponga colorado porque le guste el helado de nata y lo tachen ciertos sectores de enfermo por su apetencia de helados de nata).

Otro aspecto que no me ha gustado nada es la salida de defensores a ultranza de Evo que esuchando sus declaraciones han retorcido tanto lo que dijo que le eximen de culpa y tachan al resto que ha oido lo que ha querido oir para dañar a su querido Morales. Si eres un fiel seguidor o te cae bien su desempeño sólo es necesario admitir que tuvo un desliz y se equivocó, nada más. Es muy patético buscarle los tres pies al gato para salvarlo y creo que le hace más mal al presidente Morales que bien, porque estos defensores demuestra que son fanáticos y no comprometidos con su causa, o sólo simpatizantes. Esto me recuerda la declaración del papa Benedicto XVI sobre que la homosexualidad es un pecado mayor que la pederastia. Otra vez con lo mismo, tachando de maligno una opción sexual y trivializando el dolor y el trauma provocado a niños pequeños. Declaraciones espantosas, realmente. Seguro que hay una contraparte a los fanáticos de Evo, los fanáticos católicos, que perdonan el desliz del Papa y le dan mil vueltas a la frase (ya de por sí evidentísima) para hacer ver que lo que dijo no es lo que dijo y que habló correctamente. Entonces, si los dos han metido la pata hasta el fondo, ¿por qué la mayoría perdona al Presidente de Bolivia y no al Papa del Vaticano? ¿Vemos la mala intención en una persona y excusamos al otro? ¡Por favor! Ambos la cagaron y ya está, ya tendrán tiempo de corregirse o de que las aguas vuelvan a su cauce. Pero ¡por favor! criticamos la Iglesia como en un afán de parecer laicos o demócratas y estas cosas nos alejan mucho de lo que pretendemos. Si diculpamos declaraciones, las disculpamos a ambos. Si las criticamos, las criticamos a ambos. Otra cosa es ser parcial y antidemocrático por no aplicar con igualdad de miras nuestro rasero de que cada uno es responsable de lo que dice. O quizás, para los fanáticos de ambos bandos, sea perfectamente ético criticar a uno y alabar a otro por la misma acción. En un intento de juego mental se puede ver que ambos son líderes de un movimiento (catolicismo y socialismo indigenista) apoyados en que siempre tienen la razón gracias a las declaraciones y sentencias de un libro (La Biblia o El Capital) y que por eso y considerando las afinidades que tengamos con el movimiento se puede excusar a uno y desacreditar a otro. Este juego mental, aunque traido por los pelos, es una manera ideal de ver que los extemismos de cualquier bando son altamente nocivos para crear una conciencia de respeto y aceptación de lo que no compartimos, quizás rebatirlos de una manera educada y razonada y aprendiendo en el proceso dialéctico para una mejora de las ideas de uno. Porque no hay peor ciego que el que no quiere ver.

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Publicado originalmente el  03-05-2010

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