viernes, 7 de octubre de 2011

Pi, Fe en el Caos

En la zona de Chinatown vive el brillante matemático judío Max Cohen. En su piso oscuro y abandonado vive sólo por y para las matemáticas. Ha convertido su piso en el soporte de un ordenador, Euclides, que ocupa todas las habitaciones y espacios concebibles. La misión de Max y Euclides se basa en descubrir un modelo matemático capaz de predecir las cotizaciones bursátiles, cosa imposible y considerada aleatoria hasta la fecha. Max, que se ha convertido en el tiempo en un personaje huraño y solitario, cree con firmeza que todo lo que hay en la naturaleza obedece a un patrón establecido. El mundo se ve sumido en una crisis económica, por lo que su descubrimiento pordría traer una nueva era. A este objetivo apunta Marcy Dawson, una agente de bolsa que quiere tener el modelo en sus manos cuanto antes. Max acude habitualmente a la casa de su profesor y mentor Sol Robeson, donde hablarán de matemáticas y jugaran interminables partidas de Go. Robeson, ya jubilado, le recuerda que su énfasis por desentrañar el modélo matemático que predijese los decimales del número pi le causó un infarto, por lo que continuamente pone en sobreaviso a Max. Sin embargo, éste no se detiene y llegará a establecer una relación entre la bolsa, el número pi y los juegos cabalísticos de su amigo practicante Lenny Meyer. Quizás este modelo sea el modelo definitivo, ya que Dawson y Meyer parecen más que interesados en los avances de un asustadizo Cohen.

Una gran película de Darren Aronofsky, que en 1998 creó con esta película el género de cine matemático e introdujo en su banda sonora los principios de la música electrónica. Película en blanco y negro consigue una atmósfera asfixiante y espectante durante todo el metraje, tratando las fobias de Max con gran realismo. Parece ser que Shane Carruth quedó impresionado cuando la vio y en su mente empezó a forjarse el guión de Primer.

Para mí es uno de los grandes éxitos de cine, ya debido a su guión revolucionario, ya por su bajo presupuesto o incluso por la soberbia interpretación de Sean Gullette en el papel de Cohen. Una película para recordar y tener de cabecera, imperdible para quien le gusten las matemáticas o el cine en su vertiente de argumentos paranoicos.

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Publicado originalmente el 23-02-2009

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